Una Noche en un Motel de Lujo (2/4)

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Una hermosa joven me pasó los folletos y las boletas, y la típica conversación de hola buena noche, me das dos boletos, claro, toma sonrisa, gracias, sonrisa, clavada de codo en las costillas, Jessica, me miró por arriba de sus anteojos y con voz seria, pregunto.

-¿Te gusta?, los dejo para que se conozcan mejor.

Se notaba un episodio claro de celos. – hey - le dije, no te pongas así, estaba siendo amable. y respondió de inmediato.

- Seeee claro amable, coqueto, eres un coqueto, no seas tan amable, la próxima vez que vayas conmigo ok, me dijo con un aura asesina.

Solo asentí y reí, y mi voz interior se hizo audible, solo si voy contigo de resto sí, me miró con cara de pocos amigos, alzó los ojos y aunque puedan predecir lo que pasó, a mí me sorprendió.

- Marco, me gustas cariño, lo que hagas en tu tiempo libre o con otras personas incluidas mujeres, no me interesa saberlo, OK.

- Seguidamente mencionó: Solo quiero pasar contigo un buen momento solos tú y yo, y si me enoja un poco, porque me tienes hoy para ti, y si después la persigues o le pides su teléfono, no me importa, solo no quiero saberlo, no hoy.

- Ooooooook, Jess, no seré amable con nadie más está noche. Levantó una ceja e inclino su cabeza hacia un lado y dijo:

- Gracias querido, eres muy amable.

Esto me shockeo un poco, la mujer era directa, eso me gustaba, pero entre líneas eso dejaba una puerta abierta en ambas direcciones- en ese instante le dije, eso aplica también para ti, no me importa si estás saliendo con alguien o si ya tienes a alguien... y antes de terminar con toda la oración, con su dedo en mi boca me silencio, hizo ese sshhh característico y dijo:

- Exacto Marc, yo también puedo pedirle el número de teléfono al gerente o al portero, o si alguien atractivo o un buen partido me pide el mío se lo daré y hablaré con esa persona, y tu no me dirás nada, siempre que no esté contigo. ¿estamos?

Wow, mi cabeza explotó en ese instante, había mucho en riesgo ¿y si la llegaba a amar? y si después solo la quería para mí, y si no quería que estuviera con nadie más, ¿y renunciar a esa oferta?

- Marco mírame, me llamó la atención: trato a la 1, a las 2...hizo un conteo.

- Vale trato Jessica, exclame, pero debo agregar algo al contrato, me miró extrañada, y me dijo:

- Ok te escucho.

- Ciertamente nos gustamos, pero si esto adquiere otras dimensiones podemos reevaluar este contrato, a lo mejor y si me enamoro de ti y ya no quiero a nadie más y no quiero que estés con nadie más.

Ella suspiro y me respondió:

- Me parece algo justo, porque me gustas y me puede pasar a mí, pero, si alguno quiere y el otro no, dejaremos las cosas hasta ese punto y olvidarnos del otro, así está bien para ti.

Asentí, estuve más cómodo con esa situación.

Ella me paso su mano como cerrando una venta, pero yo le pase el meñique como lo hacíamos en la infancia, ella solo sonrió, y con un apretón de meñiques cerró el trato y con un beso se auténtico el acuerdo, sin necesidad de ir a la notaría.

Entramos a la obra finalmente, se llamaba “las mujeres también lo piden”

Una comedia que retrata el empoderamiento femenino, en diferentes áreas sociales, incluso en ese punto que según las tradiciones demandaba que fuera el hombre quien debía cortejar a la dama con insinuaciones y todo, sin duda una agradable obra que reconocía el aporte tan valioso e histórico de la mujer, pero también cambiaba los paradigmas de la masculinidad actual, una reflexión que me llevó a la cabeza e intente discutirlo con Jess en la cena que posteriormente tendríamos.

Ella era profesora universitaria de inglés, y yo un ingeniero civil acostumbrado a tratar obreros, ella acostumbrada a estudiantes y la academia, vaya dupla, pero debo decir que la charla fue muy interesante, ella por verla desde una óptica muy idealista y la mía muy realista. 

Tenía una reserva en el “Creppes and Coffee”, cerca al teatro.

El lugar era decente, una decoración sobria y acogedora.

Como un caballero de armadura oxidada le ayudé con su silla y luego llamé al mesero de turno.

- Hola buena noche, me traes la carta por favor.

- Claro con mucho gusto Caballero, madame.

Empezamos a ver los platillos, hoy era una noche romántica, y le dije porque no algo exótico y afrodisíaco,

Y ella apenas sonrió y me dijo, pero estamos algo alborotosos esta noche.

- Jajaja, si un poco, estoy con una hermosa dama al frente, no pudo evitar sonrojarse y hacer eso que hace con sus ojos.

Ya una vez que habíamos revisado, ella pidió un Tinto de Verano y un plato de pasta con camarones al ajillo.

Yo en mi mente, ¿Tinto de Verano?, ella vio la cara que puse y me explicó que una especie de vino con soda, como una sangría, que la había bebido en España y era refrescante.

- y yo mmmmm, que ignorante, ok ok, ahora voy probar tu Tinto de Verano, concuerdo que la noche ahora está un poco calurosa, y de comer quiero algo que me de energía toda la noche, por favor unos rollos de carne con trozos de piña asada y de entrada queso asado, el mesero tomó la orden y quedamos solos de nuevo.

- y le pregunté, entonces, qué tal la obra, que te pareció, que no te gusto.

- Mmm, la obra, la verdad me gustó mucho, el mensaje es claro, pero siento que no llega a donde debería llegar, esos son espacios donde la gente después una obra con esas temáticas puede hacerlas reflexionar, pero es un mensaje que se pierde, y la difusión del mensaje feminista actual de los medios de comunicación masivos se confunde con una especie de hembrismo, donde pareciera que busca anular a los hombres y siento que ha fraccionado el ideal del mensaje, ahora somos mujeres contra mujeres y perdemos la voz.

- Wao, qué reflexión tan profunda, tienes mucho de cierto en lo que estás planteando, estos últimos tiempos hemos avanzado bastante en estas luchas de género y la reivindicación de la mujer, pero se han radicalizado al punto de que no sé quiénes son más restrictivos si la comunidad conservadora con la que peleo mucho con su frase de cajón, mis tiempos eran más sanos y mejores, o estas nuevas generaciones que todo les ofende.

- Jejeje, la generación de cristal, si he escuchado un poco de eso, me respondió ella.

Llegó el mesero con la orden y las bebidas, la comida estará lista dentro de poco, agradezco su paciencia.

- Claro, desde luego le respondí.

- y probé el en tinto de verano, no estaba mal, la verdad me había gustado, pero ella tenía una cara de que no era lo que esperaba, le pregunté si algo ocurría, y me respondió:

- No es lo que tenía en mente, no sé si sea nostalgia cuando viaje con mi expareja a España, o si el vino de allá era mejor.

- y que respondes a eso, solo pude acertar decirle, nuestro país no tiene cultura para los vinos, además un buen vino es costoso, allí un buen vino es más accesible, creo saber que el pasante de las comidas es el vino, acá es un lujo, no le tires tan duro a tierrita, que también tenemos cosas buenas.

- Lo siento, me dijo.

- No te preocupes, es normal si tienes con qué comparar y veo que tu bebida está cargada de recuerdos, yo amo la pizza, y la preparaba con mi anterior pareja, es inevitable no pensar en los buenos momentos, así relájate y continuemos con la conversación, que es muy interesante tu postura, incluso me da para pensar sobre el rol masculino en nuestra sociedad actual, donde la línea es muy delgada entre ser hombres o energúmenos machistas, la masculinidad aceptada y esa masculinidad tóxica que han recientemente nombrado, he leído algunos que otros acerca de esa tema.

- Se en que estás pensando, en el rol de los hombres en esta nueva sociedad, pero, aunque yo creo que es un problema incipiente, es una problemática en las esferas más conscientes, informadas o de las generaciones de nuestros jóvenes, pero aún hay mujeres de a pie que conciben el mundo como hace 20 años atrás, se necesita más pedagogía o no demagogia, porque ya te lo decía hace un momento el feminismo se convirtió en otra cosa y parecen movimientos en pequeños grupos reaccionarios.

Mientras la conversación fluía, llegaron los platos con los pedidos respectivos, y ya abandonamos la charla pesada, y empezamos a bromear de nuevo, roces de manos, compartir la comida, toques sutiles debajo de la mesa con los zapatos, una excelente cena, salvo por el vino que no fue de todo el agrado de Jessica.

Me gustaban sus ojos color castaño claro, eran agradados y expresivos, y sus labios delgados y una sonrisa honesta, mi gusto por aquella mujer era genuino, y me sentía sentir especial, le chisporroteaban los ojos, pocas veces alguien me ha mirado así.

- Estoy satisfecho y tú, estuvo delicioso.

- Si pero estuvo mejor la conversación y la compañía, me contestó.

- Le dije ¿nos vamos?

- Sonrió dulcemente y respondió, ¡vamos!.

- Pagamos la cuenta, y previamente ya había planeado donde ir a un lugar cercano de donde estábamos, desde que salimos del restaurante nos íbamos besando y frotando, tocándonos furtivamente, desde la otra acera un habitante de calle grito: 

- PÁGUELE PIEZA..., Ambos soltamos una carcajada.


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