Esas tabacaleras

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A cuántos no se le habrá muerto algún familiar por culpa de esas tabacaleras. Malévolas fábricas que consumen la vida de las personas. Las tabacaleras son creadas por dueños que saben que venden drogas pero ellos no consumen tabaco siquiera. Quien vende droga no suele consumir. Es así.

La lucha eterna entre ciencia y el tabaco. Que por más que ya haya sido resuelta y haya caído la infame industria de los licenciosos dueños al saberse los danos que causaba. La gente aún así sigue consumiendo. En un mundo racional eso no pasaría. Ya se hubiesen acabado. Pero eso demuestra una vez más que nuestra sociedad es rara. Lo mismo pasa con el alcohol, industria de la violencia.

 

Eso pasa por no considerar al cuerpo un templo. No quiero ser tan moralista porque yo mismo fumé una vez. Pero no me gustó. La gente podrá saber que le hace dano, pero aún así seguirá haciéndolo. No se puede predicar sobre esto. Es caer en nada. Y tampoco es que sea un predicador. Considero que cada uno lleva dentro de sí sus verdades.

Pero es que meterse más de 2000 químicos porque sí ha de ser de locos. Cada uno de nosotros trata de crearse su propio juez interno. El balance entre el bien y el mal. Somos unos diablos soltados en este mundo. Es probable que desatemos más demonios que ángeles. Es probable que cada uno lleve en sí la semilla de un Hitler. Y cosa peligrosa esa, porque con tantas armas nucleares hoy en día sí que deberíamos preocuparnos.

Tantas amenazas ocultas a simple vista. Cuando somos turistas de la vida no nos percatamos de nuestras malas elecciones sino después de su consecuencia. Considero que cada uno viene a improvisar. Salvo las grandes mentes de la humanidad llamadas por esa diosa razón. Y aún así después de la muerte de Dios no nos queda mucho más que hacer. Siguen existiendo grupos como el KKK. Sigue habiendo gente inmoral ocultándose detrás de propósitos benéficos.

Cada vez somos más como aquella película de ¨La purga¨. Más educados, con mejores servicios, etc. Dependiendo del país, claro está. Pero si nos dieran un día para romper las normas lo haríamos sin chistar.

Por eso la moral no ha de ser primitiva ni prohibitiva como la de la iglesia de no matarás, no tal cosa. Todo tiene su excepción según las circunstancias. Por eso no hemos de confiar mucho en nuestros juicios alegres. Todas nuestra supuesta racionalidad pende de un hilo. En cualquier momento puede surgir un Hitler demente que pretende imponer sus locos razonamientos inconexos.

Por eso nuestro espíritu guerrero debe ser controlado por la razón. Pero de nuevo recuerdo, tan solo pende de un delgado hilo. Somos muy emocionales y eso no está mal, pero nos lleva a ser guiados por supuestos líderes que nada tienen de beneficioso para nuestra sociedad.

 

De la música ni hablar, porque como todo hay buenos y malos ejemplos.

Y cada hombre de hoy en día ha de enfrentar lo competitiva y agresiva de nuestra sociedad. Lucha a muerte por el éxito.

También hay que evaluar si los contenidos aprendidos de pequeños son los mejores. Porque esas son nuestras primeras impresiones de nuestra sociedad. Donde aprendemos sobre los valores morales y tal. Eso antes que cualquier religión o secta.

No lo podemos saber todo sobre el mundo. Las cosas son realmente tan complejas y con tantas pasos que apenas llegamos a comprender nuestra situación local, si es que llegamos a hacerlo. Como no hay Dios todo está permitido. Siempre y cuando no dañemos a los demás. Claro, que como no podemos dañar a otros, o como está mal visto socialmente, entonces recurrimos a dañarnos a nosotros mismos.

No es como Nietzsche tampoco y el supuesto espíritu guerrero y tal. Nuestra sociedad nos demanda mucho. El mercado laboral es muy competitivo. Qué se espera de nosotros los jóvenes. Acaso hemos de ser los supuestos salvadores de los errores arrastrados. O es que siempre es esa la escusa. El problema siempre es nuestra forma humana de comportarnos.

Aprender a morir, eso debemos. La única cosa que nos iguala en esta vida. Uno no piensa en los avatares de la vida.

Después de todo no somos más que actores lanzados a este océano de probabilidades que es la vida.


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