Casa de citas (2/2)

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Pilar se quedaba atónita con el relato de los hechos.

-por favor Dª Luisa, le ruego que no se vaya, que le prometo que ésta le va a hacer lo que usted quiera cuando yo termine con ella.

Pilar tenía 38 años muy bien llevados, era alta, morena, nariz recta, ojos verdes, corte de pelo recto (era parecida a Angélica Huston), siempre vestía en casa con una especie de bata de seda por las rodillas, medias negras y sus sempiternas zapatillas, tenía decenas, las que llevaba ahora eran granates de invierno, con suela amarilla y desdobladas por el talón.

Se hizo acompañar por su enfadada clienta y cuando entraron a la habitación la pobre Consuelo estaba sentada en la cama con las manos tapándose la cara; miró con cara de cordero degollado a su jefa, que le dio un tremendo bofetón a modo de saludo que la tiró de espaldas a la cama.

-¿Es así como te he dicho yo que trates a Dª Luisa?

-perdóneme por fav...(otro tremendo bofetón cortó el discurso)

-Ahora te vas a enterar; entonces Pilar hizo un movimiento de delante-atrás con su pie, y salió su zapatilla, se agachó a recogerla y se la acomodó bien en su mano derecha, Consuelo tenía cara de pavor cuando vio lo que se le venía encima.

El primer zapatillazo en la cara la sacó de sus pensamientos, intentó cubrirse su ya maltrecha cara, entonces la zapatilla le caía por los costados, Pilar pronto se centró en la espalda y en el culo sólo protegido por una fina braga rosa, mientras Dª Luisa se había acomodado en un sillón y se estaba acariciando por debajo de la falda. La escena que veía la excitaba sobremanera, una mujer madurita azotando sin piedad el culo de una jovencita con su zapatilla, Pilar sujetaba con su mano izquierda la nuca de Consuelo, mientras que con la derecha daba una muy dura paliza a su chica. Pronto el tono rojizo de los muslos superó en intensidad el rosa de las bragas, pero no contenta con esto, la dueña de la casa le bajó a su pupila las bragas hasta las rodillas, los zapatillazos caían sin piedad, se oía con nitidez el chasquido inconfundible de la zapatilla sobre el desnudo trasero, y los alaridos de la pobre Consuelo que para su sorpresa cuando había recibido 35 o 40 zapatillazos notó un gusto por su entrepierna que nunca hubiera imaginado. Estaba recibiendo una tremenda azotaina y le estaba gustando, miró a su "verdugo" que seguía azotándola (mordiéndose el labio inferior) y se corrió como nunca lo había hecho antes. Fue entonces cuando oyó de boca de su jefa:

-¿Vas a hacerle a Dª Luisa lo que te pida?

Como Consuelo no respondió, le dio otro enorme zapatillazo en el culo, al que la chica respondió con un gutural: síííí; pues vamos a que esperas aquí la tienes esperándote; Dª Luisa ya se había corrido con el espectáculo que había presenciado, pero aun quería más.

Consuelo después de 50 o 60 zapatillazos y todas las emociones, solo podía arrastrarse hasta donde estaba su clienta, iba como una perrita a 4 patas. Pilar iba por detrás zapatilla en mano "animando" a su paisana a que hiciera su trabajo, se arrastraba muy despacio por lo que le dio tiempo a recibir al menos 6 o7 zapatillazos muy duros en su doloridísimo culo, se moría de dolor y de placer, no sabía por qué, pero le excitaba que Pilar la azotara, nunca le pasó con su madrastra, aunque bien es cierto que ésta la mayoría de las veces la azotaba con una vara, pero ahora estaba disfrutando como una loca y chorreando por su entrepierna como nunca.

Dª Luisa que estaba fuera de sí, la agarró del pelo y le metió la cabeza debajo de su falda a la vez que abría sus piernas. En esta maniobra Consuelo recibió los dos últimos zapatillazos "para que se aplicara", lo que originó un nuevo espasmo a la vez que empezaba con su tarea que se le hizo más grata pensando que se lo estaba haciendo a su amada Pilar, de la que acababa de darse cuenta de que estaba enamorada. De repente oyó el ruido sordo que hizo la zapatilla al caer al suelo y supo que nunca dejaría aquella casa.

P.D. Me encantaría cualquier comentario o mensaje sobre spanking y zapatillazos.


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