DISCULPE PROFESORA

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Había pasado todo el día en el Laboratorio Mulnix donde hay un mecanismo que gira alternativamente en sentido de las agujas del reloj y a la inversa o lo que vale decir como las máquinas de lavar ropa que se usaron hace algunos años en las casas de mi pueblo. Clyde me propuso que saliéramos temprano porque el sentía algo de cansancio, le dolía la nuca. Le sugerí que le podía dar unos masajes y él aceptó, con todo eso teníamos que irnos temprano porque el día estuvo tenso. Cuando estábamos ya finalizando para cerrar entró Priya y que para ayudarnos... nojoda, la ayuda fue que teníamos que explicarle el funcionamiento de la maquina y el uso que le dábamos en el laboratorio. Para más vaina ella hizo algunos giros sobre sus pies en la forma del eje de la máquina alargando el tiempo.

Clyde que es bastante original en su forma de decir las cosas le dijo que si tenía tantas ganas de mover la pepita podía hacerlo en un lugar más apropiado que él le podía hacer el favor de cogérsela. Ella nos miró, agregó un poco más de rapidez a sus pies y a sus caderas, sus giros se hacían impulsivos como que realmente quisiera ver parado el pipe de Clyde. Tras una pausa me dijo, "lo que pasa profesora Barrow es que me recomendaron esto, bailar sin música junto a un hombre y una mujer que estén apurados". Ni Clyde ni yo le contestamos, si había perdido su noción de que "trabajo es trabajo y diversión es diversión", allá ella. Yo tengo que ir a la casa, ducharme, relajarme y recuperar fuerzas para seguir con otras tareas así que, de mi parte, me iba.

La gran caraja le dijo a Clyde que le diera la llave que después que ella organizara algunas cosas por órdenes del jefe, ella cerraba. A eso Clyde aclaro, "la vaina, carajita, es que hasta que tú no termines con tus pendejadas ni Mithula ni yo nos vamos a ir de aquí, así que por favor vamos a hacer lo que tengamos que hacer que me parece que va a ser algo rápido". Y lo fue, organizamos unos documentos en los archivos y revisamos algunas facturas de clientes. Apagamos los equipos y hasta el otro día, por fin fuera ahora vamos con otros asuntos que también deben ser atendidos. Priya nos pidió perdón, nos dio las gracias, revisó su cartera, descubrió que la llave de su coche estaba dentro de la sala de experimentos del laboratorio. Clyde tenía que ir con ella a buscarla.

No fue muy fácil porque la carpeta en la que se había escondido la llave se encontraba en uno de los estantes de atrás. Con el argumento de sentirse acalorada y nerviosa porque a ella también la estaban esperando en su casa, se fue despojando de cada prenda de su vestimenta. La vaina estaba más jodida de lo que yo pensaba, Clyde se iba a coger a Priya y yo tenía que verlo. Ella tenía muchas ganas, pero Clyde no mostraba ni el menor interés, en realidad si tenía el güevo bien parado de rozarlo tantas veces seguidas por el culo de Priya. Llegó una llamada al celular de Priya y ella lo puso en altavoz, "Cariño, el niño y yo nos vamos a comer donde tu mamá, vamos a regresar un poco tarde", es decir, ya no tenía prisa por llegar a casa.

Apareció la llave, desapareció el dolor en la nuca de Clyde pero no su agotamiento, Priya tomó asiento y una carpeta vacía para abanicarse el cuello, el pecho y las piernas. Los ojos de Clyde no podían evitar enforcar esos muslos delgados y aterciopelados. Se sentó al lado de Priya que tenía un comedón pequeñito en una teta, Clyde se lo extirpó con gran cuidado, después lo lamió para aliviar a Priya del dolor. Ahora tenía que extirpar también el que tenía en un labio de la cuca, lo que le deba a Clyde la oportunidad de hurgar dentro con su dedo. Priya me decía, "profesora Barrow si puede hacerme el favor de ventilarme se lo agradezco que estoy muy sofocada". Además de abanicarla también le hice el favor de lamerle el coño que tenía un buen olor a desodorante íntimo, eso me emocionó.

El gentil güevo de Clyde afloró cuando yo deslicé la cremallera de su pantalón, Priya seguía sentada girando el tronco como la máquina del laboratorio, se movió tan rápido que yo pensé que caería al piso. Clyde y yo la agarramos, la llevamos al piso y abrimos esos muslos hasta donde nos fue posible. Había venido a que Clyde se la cogiera y yo tenía que ver eso. Por más que trató de mantenerse en silencio su voz emitió siseos y pujas con lo que la verga de Clyde le hacía el entra y sale con fuerza, a toda velocidad como un motor humano. Ella empezó a palidecer, sin embargo, el pipe de Clyde no tenía miramiento alguno para seguir dándole cada vez con más ganas al coño de Priya. Como mujer que soy eso me asustaba, pensé que ella se iba a morir.

–– Aaahhhjjj.... profesor Metzler, despacio que me está... ¡¡¡aaahhhyyy nojoda!!! ¡¡¡me está rompiendo la pepita...!!!
–– No seas pendeja Priya que si quedas viva vas a ser más bella... asi que aguanta esto... ¡¡¡aguántate mi linda carajita...!!!
–– Aaaiiissshhh... me duele mucho, usted coge muy rápido... aaaiiisshhh... aaahhhyyy... me duele la pepita gran carajo... aaaiiissshhh.. aaahhyyy...
–– Qué lindo lloras carajita, sigue así que tus lágrimas me dan más fuerza para cogerte... ¡vamos! ¡llora más duro como lo que eres, gran pendeja!
–– Enséñala Clyde que tu pipe no se juega, dale hasta que la mates nojoda, y si queda viva que no se le olvide lo fuerte que es tu verga.
–– No sea tan gran caraja usted profesora, claro que voy a quedar... ¡¡¡aaayyy coño!!!... voy a quedar viva.
–– Ahora sé que mi amiguita es una pendeja llorona cuando se la coge un güevo que le sepa dar.

Desde que eso pasó la sala de experimentos del laboratorio fue emblemática, Clyde y yo encontramos nuevos alumnos y nuevas alumnas de la asignatura de física que con nosotros aprendían mejor que con otros docentes. La venta de fórmulas del laboratorio aumentó, a grandes rasgos tanto el prestigio del laboratorio como el nuestro mejoró mucho. También las cosas entre Priya y su marido mejoraron ya que la cuca le quedó liviana para él, aunque de vez en cuando seguía visitando a Clyde para que se la cogiera. A mí también me gustó lamerle el coño, agregando que su marido me obsequió un desodorante íntimo. Todo lo cual significa que cada uno tenía algo que agradecer a cada uno, que nos inspiramos en una máquina y que en adelante seríamos amigos de más confianza. Ahora con más razón soy la profesora favorita de varias pepitas.

Priya por su parte se la pasa pidiéndome asesoría tanto para ella como para su marido quien queda muy complacido con mis explicaciones en vivo y directo.


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