El Castillo Quiñones de Leon, un cuento de hadas

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El Castillo Quiñones de Leon, un cuento de hadas
Autor Cuentos Peques 

Se despierta, en sus aposentos, la pequeña princesita del reino de Quiñones de Leon, rodeada de hermosas hadas
su mágica sonrisa queda impregnada en el tiempo, se inmortaliza durante este especial y intenso día, con fundamento.

Ella baja corriendo las escaleras y abraza a su mama, la princesa Sara, se crea una intensa armonía, creando felicidad
la pequeña Lucia, sale por la puerta principal del pazo, bailando y corriendo por sus jardines de belleza y sus flores elegantes
llega a junto del dragón, acariciando su suave cabeza y el precioso dragón le escupe agua en la cara y Lucia se ríe y sonríe
le proporciona su desayuno, el dragón se alimenta, de unos vegetales que le proporcionan una fuerza superior, un superpoder
para defender el reino, de los intrusos, de los patos del lago del parque de Cástrelos, que se comían todas las flores del reino.

Las hadas, volaban a baja altura, entre el largo jardín, con sus varitas, hacían florecer las flores y las abejas las polinizan
las abejas era pequeños nano robots, que fabricaban la miel, diez veces mas rápido, que las abejas biológicas de la naturaleza
nuestro reino fabricaba y vendía la miel al por mayor, los ingresos se destinaban a la mejora de nuestra muralla y jardines
en nuestro entorno, pájaros de colores, emitían canticos medievales, sus graznidos eran especiales, como musica relajante
a la pequeña niña, le encantaba escucharlos, caminaba por el jardín iluminado por el sol, con una bella sonrisa en su rostro
una serpiente mordió a la peque, sus padres llamaron al servicio de urgencias y llegaron enfermeras con un antídoto
llego una ambulancia de la época medieval, con unos logotipos de Hospitales Vithas Vigo y con traje blanco como la nieve
se acercaron a Sara, con una tétrica jeringuilla de aquellos tiempos, mas antigua que Matusalén, pues es el antídoto
la pequeña Sara, se asusta y recorre el jardín, las hadas la neutralizan y las enfermeras le inyectan el antitóxico
las hadas liberan a la niña, las profesionales de Vithas, dicen que en una hora estará estable, como un roble de diamante
la niña y su mama, agradecen su hospitalidad al personal de medicina, se despiden y siguen contemplando el jardín
como todos los días, fluye la madrugada, el amanecer y anochecer, cayo la noche y cenaron y luego se acostaron. Fin


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