DOS SINFONÍAS SIMULTÁNEAS

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Estaba atareada tratando de terminar lo antes posible porque temprano en la tarde iba a acompañar a Borlem al Salón Slurpy donde se iba a presentar una orquesta sinfónica junto con un grupo de teatro. Así que eso iba a estar lindo, música, comidas, bebidas, parodias eróticas en vivo y hasta cogidas, una jodedera que no podía perderme. Cuando Borlem llegó por mí en su coche se me pasó el agotamiento, junto con el saludo me mostró su güevo, me levantó la falda y frotó esa bella verga sobre mi braga al mismo tiempo que me daba un beso bien suave. Le dije, "no me vayas a coger todavía que quiero ver cómo es la vaina en ese salón. Y verdad que estuvo más interesante de lo que yo pensaba que iba a estar, era una combinación de formalidad con elementos jocosos y mariqueras.

Varios carajos y varias carajas se acercaron a nuestra mesa así que durante la comida, aparte de escuchar música de ópera y ver escenas de güevos y pepitas, también me tocó lamer varios pipes mojados de leche y varias pepitas húmedas y sudadas. La vaina estaba muy caliente pero Borlem estaba concentrado en su comida y en su brandy, que otros carajos me tocaran o hasta me cogieran junto a él no lo hacía reaccionar. Uno de los actores le dijo, "gracias por compartir con nosotros su extraordinaria esposa", él contestó, "esta carajita no es mi esposa, es una amiga que vino conmigo para acá". Una de las actrices me preguntó si podía sentarse con nosotros, estaba completamente desnuda, yo le dije que sí. Le frotó el muslo a Borlem y le tocó la verga, él le ofreció brandy que sirvió en mi copa.

Repentinamente pasó algo que no se esperaba para esa noche, empezaron a oírse estallidos cada vez más fuertes. La caraja que estaba con nosotros se levantó y se paró sobre la mesa. Por cada trueno que las nubes lanzaban, la orquesta daba un acorde, ella movía las caderas y el pecho de forma que al más dormido, al más indiferente se le tenía que parar el güevo al verla. Yo salí al estacionamiento con uno de los carajos donde los reflectores hacían juego con los truenos y los relámpagos. La lluvia era torrencial y fría, y yo no tenía ropa para cambiarme. El carajo me abrazó y me tumbó en el césped, varios de los presentes salieron a vernos coger, todos aplaudían y decían cuando pendejada se les ocurría. La caraja que había estaba en mi mesa también se acostó a mi lado derecho.

Se llama Satobi y yo soy Hemia, me dijo, "mi marido te está cogiendo con la verga y yo te voy a dar dedo por ese coño hasta que me pidas perdón, carajita". En el salón había una sinfonía de instrumentos clásicos acompañando dramas eróticos, afuera una sinfonía de truenos y aplausos acompañando otro drama de cogida. Aparte de que en la misma mesa donde Satobi había bailado desnuda, Borlem también estaba cogiéndose la pepita de una carajita que había ido a presenciar el concierto y la jodedera. Entre más el carajo me metía el pipe, más fuerte se ponía la lluvia, así que estábamos mojados y salpicados del lodo que se formó en donde no había césped. Satobi tomó en su mano un poco de lodo y me lo frotó en las tetas, yo al carajo también le puse lodo en el güevo.

Qué lindo fue cuando me metió ese pipe con lodo en el coño nojoda, nos pasamos la mano con lodo por el culo, yo a Satobi le froté la pepita con un buen pedazo de lodo hediondo en mi mano. Por fin escampó, los tres estábamos bien embarrados, respirando de cansancio y de emoción y para más vaina el agua limpia para quitarnos el barro estaba saliendo de a poquito, a la final tuve que regresar a mi casa con la ropa encharcada que ni siquiera me la puse. Cuando entré al salón todos estaban con el güevo parado apuntándolo hacia mí, todos querían joderme con sus vergas porque les gustó lo que pasó en el estacionamiento. A todos les di un beso pero no podía dejar que me cogieran todos esos hombres porque eso sería una violación, un pipe me frotó el culo.

–– Señorita Hemia la vi cogiendo con Satobi y es usted la mejor actriz que he visto, por favor quédese a trabajar con nosotros, le aseguro que le va a ir muy bien.
–– Entonces muéstreme que tiene usted un güego que me haga ser lo que usted queire que sea, señor Jenal. Aaassshhiijjj... vamos gran pendejo cójame bien nojoda que soy una mujer de casa no una puta... mmmaaassshhh... deme güevo gran pendejo, aaahhhjjj, aaahhhjjj, ¡¡¡páseme ese pipe para dentro nojoda...!!!
–– Sé que tiene usted una pepita bien adietrada, el güevo se me pone como que no lo tuviera.. ese coño es tan... ese coño...
–– Deje las mariqueras gran cabrón y cójame bien nojoda, quiero un pipe de hombre en mi pepita, no un pipe de marica.
–– Su pepita es demasiado arrecha para mi pipe...
–– Métamelo bien gran marica, aaahhjjj, aaahhhjjj, deme más verga nojoda

Hice que el carajo se quedara tieso, pegado a mí, y después de un empujón me lo quité de encima. Lo que él no sabía es que más una pepita que paro güevos hasta con el pensamiento, también soy una sádica que violo hombres en vez de los hombres violarme a mí. Tengo una casa que requiere mi presencia así que de trabajar como actriz de teatro erótico es ocasional, Borlem me consiguió una ayudante que además le da cuca cuando yo tengo que ausentarme de casa pero aun así yo necesito estar en mi casa. Recuerdo que para mí debut me consiguieron un carajito bien joven que con solo verme la pepita se quedó paralizado en el sitio, me tocó la pepita con su mano temblorosa y la retiró de inmediato, y así muerto de miedo tuvo que cogerme en público el pobrecito.

Después nos hicimos buenos amigos, lo invité varias veces a mi casa, le fue tan bien actuando junto a mí, que hasta su mujer después le tenía miedo. Me dijo que cuando ella le mama el güevo piensa que soy yo que se lo estoy mamando, que hasta su hija lo ha visto cuando se coge a la mujer y lo ha felicitado porque tiene unas cuantas maneras que antes de conocerme no tenía. Así que me trajo a la hija para que yo la enseñe a tener una pepita de esas violamos a los hombres. Un día me dijo, "señorita Hemia usted ha hecho que a mi papá el güevo se le ponga lindo, mi mamá me dice que yo debe tener una cuca como la de usted". Le dije que cuando pueda le toque a su papá el güevo, que también ayuda.

Dos sinfonías hicieron varios cambios, y todo por ser como soy. Lo que a mí me parece más significativo es que un chico que empezó como actor terminó siendo la admiración de carajas y carajitas por lo que vivió junto a mí.


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