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Era una soleada mañana de primavera, me encontraba junto a mi amante en la cafetería indicada por ella, no sabíamos si aparecería, tenía muchas dudas cuando le hice aquella proposición un tanto indecente.

Hacía ya un tiempo en el que tenía relaciones desenfrenadas con una persona de mi mismo sexo, justo quien tenía sentado a mi lado, y me daba mucho morbo la fantasía de que una mujer observara mientras lo hacíamos, él era gay pero había accedido. Por otro lado, ella disfruta siendo voyeur, pero nunca lo había sido en un encuentro gay, o en mi caso bisexual.

Nos disponíamos a pagar la cuenta, pensábamos que finalmente no parecería y nosotros dos nos teníamos ganas, pero de repente entró por la puerta con su enorme sonrisa. Hice las presentaciones oportunas, pedimos otra ronda y charlamos plácidamente sin prisas, rompiendo poco a poco el hielo y los nervios de todos por ese supuesto encuentro sexual que íbamos a tener.

Estábamos muy a gusto los tres, pero teníamos ganas de morbo, así que decidimos subir a casa de mi amigo a tomar la siguiente, donde a los pocos minutos de llegar, él me cogió de la mano diciéndome

"Vente conmigo a la habitación"

Acto seguido nos giramos hacia ella y le preguntamos si se venía, pero seguía con muchas dudas, así que la dejamos con el té en la mano cómodamente en el sofá y le insinuamos que no nos importaba que se uniera más tarde si así lo decidía o que se marchara sin remordimientos si así se sentía más cómoda.

Recuerdo que nada más entrar en la habitación comenzamos a morrearnos como si no hubiera un mañana, arrancándonos la ropa el uno al otro salvajemente, abrazados el uno al otro con fuerza como si no quisiéramos que ninguno se escapara, nuestra saliva se iba intercambiando, nuestras manos apretando fuerte el trasero del otro, mordiscos que se escapaban por cuellos y pezones, nuestras pollas ya duras chocando una contra la otra.

El agarró mi polla junto a la suya con una misma mano y comenzó a masturbarlas, yo le metí bruscamente un dedo por el culo, sabía que no le iba a molestar, lo tiene bien follado, todo sin dejarnos de morrear locamente. No tardé mucho en voltearlo y agarrarlo con firmeza por detrás, quería que notara mi polla tan dura como estaba en su culo rondando su ano, mientras le pellizcaba los pezones y mordía el cuello.

Estaba excitadísimo, podía sentirlo, al igual que él podía sentir mis ganas de poseerlo, cuando de repente se arrodilló frente a mí y abrió su boca de par en par pidiéndome polla, a lo que reaccioné cogiéndolo con fuerza de su media melena y abofeteando su cara con mi miembro erecto como una piedra para acto seguido comenzar a follar su boca sin contemplaciones. Salivaba excesivamente, pero ni una arcada, era un buen mamón, incluso me agarraba del culo para que se la follara todavía con más intensidad.

No aguantaba más, quería que me sintiera dentro de él, así que alargué mi brazo para coger un preservativo y de un empujón lo obligué a ponerse a cuatro patas sobre la cama. Estaba tan metido en la situación que no la había percatado, pero en ese mismo instante la vi allí, con su mirada fija en nosotros, sentada en el sillón abierta de piernas y vestida tan solo con su blusa blanca casi desabrochada por completo. Estaba masturbándose, estimulando intensamente su clítoris, con la otra mano agarrándose un pecho mientras pellizcaba el pezón, sin poder contenerse para morderse los labios.

Me excitó tanto esa imagen que se la clavé repentinamente por el culo a mi amante, sin preparación, menos aún con delicadeza, lo que él respondió con un gemido de placer, pero con destellos de dolor, por lo que me quedé parado, lo había dañado y no era mi intención. Entonces escuché como ella me decía:

"No te preocupes, lo estaba deseando hace rato, fóllalo duro"

No me lo pensé dos veces y obedecí embistiéndolo con fuerza, con recorrido largo, casi sacándola por completo y metiéndola hasta lo más profundo suyo. Todo sin dejar de mirarla a ella fijamente a los ojos, excitándome todavía más por su presencia, hacía que me volviera salvaje, lo azotaba, lo agarraba del pelo hasta que por fin la vi que dejaba de estimular su clítoris para meterse varios dedos por su mojado coño, jadeaba y yo estaba a mil... cogí a mi amante por el cuello y mis penetraciones pasaron a ser cortas, pero con muchísima fuerza, me iba a correr y ella también, lo notaba en sus gemidos.

Finalmente me corrí, la sensación fue más placentera de lo habitual. Ella se corrió casi acto seguido, y el amante, que mientras lo penetraba se estaba masturbando, no tardó mucho más. Así que nos dejamos caer los tres juntos, después de ese éxtasis de orgasmos, en la cama, entre risas cómplices y alguna caricia.

Había sido una situación de lo más morbosa, pero las ganas de más no habían desaparecido, así que, tras un rato de relajación, la conversación fluyó de nuevo hacia temas sexuales.

"Buff amigo, que follada te han pegado, me he quedado con ganas de que me follen así" - Dijo ella.

"La verdad que me he quedado la mar de a gusto, pero no me importaría repetir, aunque ya lo ves, está de lo más flácido ahora mismo" - Contestó él, y yo sonreí cómplice.

"Lo tuyo lo puedo solucionar yo, he traído un arnés en mi bolso" - Y se levantó directamente saliendo de la habitación.

No tardó en regresar, pero al entrar por la puerta lo vio directamente a cuatro patas en el suelo sobre unos cojines, gimiendo como una perra mientras yo le embadurnaba el culo con lubricante y mis dedos se introducían hasta el fondo. Ella acto seguido cogió el dildo en su mano como si de su propio pene se tratara e iba directa a penetrarlo cuando me agache junto al trasero del pasivo para verlo entrar, cuando por sorpresa me abofeteo la cara con él y me la metió hasta la garganta. Joder me estaba dando de mi medicina, que morbo me estaba dando, y lo que me hizo pensar que había entrado en la habitación mucho antes de lo que yo imaginaba. Consiguió que mi flácida polla empezara a reaccionar.

Lo empezó embistiendo con mucha delicadeza, con una particular elegancia meneando su linda cintura, mientras tanto yo sé la introduje a él en la boca, estaba deseando endurecerme para poder jugar con ella. Cuando ya estaba algo morcillón me puse a su espalda, acariciándola dulcemente, besándola por el cuello, mis manos recorrían su bella silueta hasta terminar en sus pechos, apretándolos con firmeza, sin dejar de jugar con sus duros y juguetones pezones, mi polla no paraba de crecer y ella se estaba dando cuenta

"métemela joder"

Me hice con el tubo de gel y la lubriqué por detrás para que le resultara fácil recibir mi sexo en su ano sin dejar de follárselo a él. Yo la penetraba a ella y ella de la inercia a él, cada vez con más intensidad, cada vez que llegaba muy al fondo suya la escuchaba gemir tanto a ella como al pasivo.

Estaba tan excitado, la situación era tan morbosa y tan repleta de vicio que, aunque era mi segundo asalto no tardé en correrme, pero antes de ello la saqué y la puse frente a mi amante para eyacular sobre su cara, pero ella también se unió, desparramando toda mi leche en sus pechos que devoramos luego entre ambos.

Al fin acabamos derrotados en la cama de nuevo los tres entre risas.


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