El Reencuentro , parte II

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Nos sentamos en el sofá y empezamos a charlar de todo un poco como hacíamos siempre que nos veíamos, podían pasar un montón de meses incluso años sin vernos y la sensación al estar juntos de nuevo, siempre era la misma…..parecía que el tiempo no había pasado en absoluto. Teníamos la misma confianza entre nosotros, la misma seguridad de que la otra persona nos prestaba toda la atención requerida, era una cosa súper guay, daba gusto hablar sin tapujos de cualquier tema y ser escuchado con atención y viceversa. La verdad es que Marta y yo manteníamos una relación súper especial.

Mientras hablábamos, mi mirada se iba alternando entre sus ojos y su escote, estaba tan guapa y tan sexy que era imposible no fijarse en esos pechos tan perfectos. Ella en un momento dado fue consciente de adonde iban dirigidas mis miradas furtivas y sin dramatismos ni vergüenza me comentó lo rara que se sentía con los cambios físicos que había originado el embarazo:

¿Sabes que estoy bien físicamente? El embarazo no me está causando ningún problema de momento, no me encuentro cansada ni nada, me imagino que será pronto para ello. Lo único 

que sí que he notado es como me han crecido las tetas….jjjjjjjjjj es una pasada como me han crecido. He tenido que comprarme lencería nueva, uso una talla más por lo menos…espero que no sigan creciendo, sino sí que tendré dolores de espalda, dijo Marta. Sí, jjjjjjj ya me he dado cuenta, no veas que canalillo se te ha formado, contesté yo. Ya lo creo, no veas como se me quedan mirando…no creas que eres el único, dijo ella a la vez que me guiñaba un ojo. Y eso que llevo sujetadores sin aro y así se disimula un poco, sino sería brutal…...dijo Marta y sin apenas mostrar vergüenza se bajó los tirantes del vestido para mostrarme como habían crecido sus pechos. Mira como están, dijo a la vez que se miraba los pechos, nunca pensé que me crecerían de esta forma. Uffff, Marta, dije yo, tienes unas tetas preciosas. El sujetador que llevaba Marta era de un color azul claro, con encaje y transparencias. Era muy bonito y tremendamente sexy. De esos que van a conjunto con una braguita o tanga. Dejaba poco a la imaginación, puesto que, a través de las transparencias de su copa, se veía perfectamente el pezón y la aureola. Tanto la aureola como el pezón eran pequeños, mostrándose este último ligeramente hinchado y el contorno de su pecho era de una redondez exquisita.

 Alex recordaba lo bien puestas que tenía su amiga las tetas, pero esto era demasiado…su polla reaccionó de inmediato y la erección se hizo más que evidente. Se notaba perfectamente a través de los bermudas. Marta se cubrió de nuevo con el vestido, pero el gran efecto que había causado en su amigo era irremediable.

Llevábamos un buen rato poniéndonos al día y decidimos salir al jardín para tomar un poco el sol, no he comentado que mi casa era un chalet, con un buen jardín y una pequeña piscina, pero esta circunstancia ya la conocía Marta por haber estado anteriormente en ella. De hecho, ya habíamos quedado en que trajese su ropa de baño, por si acaso teníamos la oportunidad de disfrutar de la piscina.

Antes de salir al jardín, le mostré a Marta mi dormitorio con baño incluido, en donde podría cambiarse y dejé que se cambiara tranquilamente mientras yo hacía lo propio en otra habitación. Recogí mi bañador del armario y en una habitación anexa me comencé a cambiar, al desnudarme mi miembro saltó como un resorte, debido a la enorme erección que tenía. Haber disfrutado de esa sensacional vista que me había ofrecido mi amiga de sus perfectas tetas, era la causa de semejante empalmada que llevaba. Me puse el bañador y recé para que la erección se bajase antes de que saliese mi amiga al jardín. Me di prisa en salir y acomodé un par de tumbonas al borde de la piscina junto con una pequeña mesa. Con este pequeño ajetreo la erección bajó un poco, no en su totalidad, pero lo suficiente como para no mostrar el pene erecto. Cuando Marta hizo su aparición, me quedé impactado por lo que vi, estaba realmente impresionante, con su esbelta figura y un biquini de color rojo (su preferido) que realzaba ese cuerpazo. Marta estaba bronceada y el color del biquini le sentaba genial, era un dos piezas tradicional con un sujetador sin aro, que apenas podía contener sus bonitas y redondas tetas y una braga tipo brasileña. El embarazo apenas se le notaba salvo una pequeña barriguita, estaba bellísima.

Madre mía que guapa estás, dije yo. Gracias Alex, contestó.

Nos dispusimos a tomar el sol en las tumbonas, pero antes de eso, le pregunté que le apetecía tomar. Lo preparé en la cocina y saqué las bebidas al jardín donde las coloqué en la mesa preparada para tal efecto. He de reconocer que cuando estaba dirigiéndome al jardín pude vislumbrar a Marta tumbada a través de las cortinas y me encantó lo que vi.

Antes de tumbarme me di cuenta de que no nos habíamos puesto crema protectora.

Espera Marta, voy a por crema que si no nos quemamos fijo, dije. Sí, es verdad, trae crema, que con lo que pega el sol nos abrasamos, dijo ella.

Me dirigí al baño de mi habitación, que es donde guardaba la crema solar, al pasar por mi habitación vi la ropa de Marta encima de mi cama, estaba bien colocada y pude admirar el bonito conjunto de ropa interior que había elegido para ese día. De un color azul claro, increíblemente sexy. El sujetador ya lo había visto, pero la braguita a juego era súper sexy. Cogí con delicadeza las prendas y me las llevé a mi nariz para poder quedarme con su olor, me quedé totalmente prendado del olor que desprendían, tanto, que mi polla volvió a crecer inmediatamente. Estaba muy excitado, demasiadas emociones con mi anhelada amiga. Primero poder disfrutar de una vista de sus increíbles pechos, luego ver ese cuerpazo en biquini y para terminar poder ver y oler su conjunto de ropa interior…..ufffff demasiados sobresaltos.

Llegué con la crema protectora y Marta me recibió con esa sonrisa suya tan característica. Le fui a pasar la crema, pero estaba bebiendo su refresco en ese momento y me invitó a que fuera yo el primero en ponérmela. Comencé a aplicarme la crema, era un aceite de esos que huelen a coco y que pringan un montón. Cuando terminé de aplicármela en piernas, pecho y brazos se la ofrecí, pero Marta viendo que era un aceite pringoso, me dijo:

Alex, te importa ponerme tú la crema? Ya estás con las manos manchadas y ese aceite pringa que no veas. Está bien, mejor que se pringue uno que los dos, contesté.

Me puse en la mano una cantidad generosa de aceite y comencé a extendérsela por las piernas, tenía las piernas súper suaves y mi mano se deslizaba con facilidad, sus piernas eran fuertes y esbeltas a la vez, se notaba que Marta hacía deporte con asiduidad.


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