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Me había graduado de licenciada en terapia familiar, el trabajo era una rutina agotadora pero al mismo tiempo divertida, en especial porque la distribuidora Pigo es propiedad de mis abuelos, el señor Sebal y la señora Lode. Siempre tienen algo que reclamarme en tono subido voz como que me tuvieran rabia, esa vaina a mí no me hace efecto alguno porque además de mi sueldo como terapista y consultora tengo comisiones adicionales por cada carajita en edad escolar que mi abuelo se coja. Así que cuando lo escucho gritar mi nombre, Binek, sé que es para decirme algo en tono áspero, pero me siento feliz porque para eso me paga una buena parte de las ganancias que le genera su negocio. Además de ser su nieta, soy su empleada de confianza, la que le consigo las pepitas más lindas para que meta su güevo.

Soy de confianza con mi abuela aun con lo seca que algunas veces se pone, un día me puse a contarle que con todo lo extenuante que se pone el ambiente en ciertos momentos del día, cuando pienso que estoy sofocada, abuelo me llama a la oficina para pasar un rato juntos, ahí hablamos en privado, con toda la intimidad, lo único que todavía no ha hecho es cogerme. Ella me dijo, "si lo que quieres es que Sebal te coja y ya has hecho lo suficiente, ten un poquito de calma que sí te va a coger". Ella como pareja sabe que le gusta mi coño pero no me ha cogido porque está esperando un momento adecuado. Las veces que me puesto la mano en la pepita noto que se le sube la tensión arterial y le da fiebre, han sido momentos bellos.

— Abuelo, soy la cómplice de tus puteadas con esas carajitas menores de edad, casi que soy puta yo también, quisiera ser tu amante, tu mujer.
— Me gustas muchísimo Binek, eres extraordinariamente hermosa, más que mi nieta, mi empleada o mi confidente, eres la que me paras el güevo y la sangre al mismo tiempo.
— Entonces tienes que hacerme tuya, tienes que cogerme como te coges a esas carajitas o mejor todavía.
— Sería fenomenal cogerte carajita, pero no quiero ser el cabrón de una nieta con marido, pero si me haces un gran favor con pedírmelo.
— Lo jodido de la vaina es eso, que nos gustamos, tienes tu mujer y yo mi marido, pero cada vez estamos más en intimidad, ya te he mamado la verga y tú a mí la cuca.
— Nojoda carajita, lo que quieres es matarme con ese pasmoso coño tan bello.

Una semana después nos fuimos a la finca, es un espacio que cumple con los requisitos, Si en el edificio de la distribuidora, donde no hay más que movimientos laboras, tanto que los empleados terminamos siempre sofocados, y ahí el abuelo tiene tiempo para estar conmigo casi desnuda, qué entonces en una finca apartada donde es poco lo que hay que hacer. Una parcela donde pasé la mayor parte del tiempo desnudita y donde el güevo del viejo a cada rato estaba muy cerca de mi coño o de mi culo. Mi abuela decía que quería ver cuando me cogiera pero yo lo que quería era que pareciera un juego de familia. Una forma de disimular era que incluso en una situación tan obviamente clara todavía de vez en cuando me gritaba y me amenazaba con joderme algo de lo cual yo me reía

La tarde de un día muy caluroso quedó cubierta con una neblina de color pardo, abuelo regresaba de bañarse en el regajo y, sin faltarle los respetos, parecía un vergajo, es decir que caminaba encorvado y tiritando como que ya no valiera. Yo lo recibí con un beso en la cabeza de la verga con lo que de inmediato se enderezó enérgico al mismo tiempo que esa verga le ponía tiesa, larga y gruesa. Me dijo que quería vestirse porque tenía frío pero yo no lo dejé, me puse a jugar con el güevo de todas las formas que se me ocurrieron. Le dije, "abuelo es que ya no quiero esperar más, si me aprecias como tu nieta y como tu emplada, hazme tu mujer, cógeme que quiero sentirme tu puta". Me besó suavemente con su pipe parado en la puerta de mi pepita.

— Binek carajita mía yo... aaayyy nojoda, esa pepita es muy caliente... ¡¡¡aaahhhjjj, aaahhhjjj carajita me quemas el güevo con tu pepita...!!!
— No seas pendejo y dame verga, cógeme como a una puta... méteme esa verga arrecha como se la metes a las carajitas... ssshhhiiijjj, ssshhhiiijjj, qué bueno tienes el güevo abuelo...
— Me vas a matar carajita... tu coño es demasiado fuerte... aaayyy... ¡¡¡me rompes el güevo con tu coño...!!!
— Eres un carajo fuerte así que cógeme, dame esa verga tan bella, así abuelo, así, aaassshhhiiijjj, aaassshhhiiijjj... mmmaaassshhh, mmmaaassshhh, qué lindo coges...
— Tú tambén eres muy buena cogiendo carajita, tienes una pepita especial, me estás raspando la verga con tu pepita... aaahhhjjj carajita, aaahhhjjj carajita...
— Piensa que no soy tu nieta sino una puta, mátame tú a mi con tu pipe... aaassshhhiiijjj, aaassshhhiiijjj, ssshhhiiijj nojoda...
— Me esté dando algo carajita, esto fue demasiado para mí...

Cuando me terminó de coger quedamos abrazados en el piso, yo le pasaba la mano por el cabello y por la espalda, me levanté y lo dejé con unos balbuceos y la temperatura corporal algo subida. Me dije a mí misma, "espero no haber matado a mi abuelo con mi pepita". Abuela se acostó a su lado con lo que el sudor de todo su cuerpo empezaba a disminuir, un rato después se levantó y con una expresión no muy amistosa me dijo, "me gustaría no volver a verte carajita, aun con lo buena que eres dando coño". Le dije entonces, "hazte que fue una de mis locuras de carajita, me gustas abuelo y yo sí quiero que me vuelvas a coger". Por su parte abuela me acariciaba lentamente las piernas hasta el culo, agregando, "Sebal, ustedes se gustan así que ya no discutan"

En adelante cada vez más clientes masculinos acudían a la distribuidora para que yo los asesorara, mi ropa laboral era cada vez más exigua por no decir que estaba virtualmente desnuda. Ya no era nada raro que los demás empleados vieran a mi abuelo tocándome el culo, las tetas y hasta la pepita, a la vez recibiendo de mi parte un beso en la boca. Hasta que a quien yo le dijera que tenía que quedarse tiempo extra, se quedaba hasta la hora que yo le fijara, es decir que llegué a mandar más que mi abuelo. Por cierto lo último que hice faltando dos días para retirarme fue ordenarle a mi abuelo que me lamiera la cuca en algún lugar en el que nos vieran todos. Momento a partir del cual ya mi abuelo no se vio más afectado de la tensión arterial.

En la actualidad tengo una hija que dice que cuando se gradúe va a ser la asistente de mi papá, yo le digo que piense muy bien lo que va a hacer.


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