CHAFALDITA PARA UN TRÍO

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Me estaba estirando la falda de seda verde que me llegaba como a seis pulgadas sobre la rodilla cuando entró Danjo ya desde hace algún tiempo acostumbrado a apretarme el culo junto con el saludo. Yo estaba revisando las gavetas de los escritorios, tratando de organizar el los posible los papeles recientes, me incliné hacia adelante para abrir una de las gavetas con lo que la falda se me levantó un poco, el gran carajo me bajó las bragas. Me puse derecha para revisar el siguiente escritorio, pero él me aguantó los brazos y me puso tan estrecha que el filo del escritorio me lastimaba la cintura, sin decir nada me tocó los muslos, me miró a la cara y puso la otra mano sobre mis tetas por encima de la blusa, parecía obvio que su principal intención era cogerme temprano en la oficina.

"Xeta sabes muy bien que tu coño necesita mi güevo para empezar un mejor día", pero no se sacó el güevo, sino que seguía apretándome la cintura sobre el escritorio para oírme gemir de dolor. La puerta de abrió porque mi jefa la señora Tibeg también tenía que llevarse unas carpetas a su oficina, se quedó un rato en la puerta antes de entrar para luego decir, "ustedes con sus pendejadas lo que hacen es joderme, tengo que pagarle a Xeta para que Dajo se la coja". Danjo le dijo, "no es necesario que te pongas celosa, quédate aquí un rato y demuéstrame que eres mejor puta que Xeta, te aseguro que yo puedo pagarte más de lo que ganas aquí". Aunque Tibeg estaba muy sexy, no se quedó a complacer a Danjo, por mi parte yo seguía esperando que me metiera el güevo.

Después de verme incómoda por un buen rato se separó de mí y me dijo que podía seguir en mis labores, le contesté que no lo dejaría salir hasta que no me cogiera, traté de sacarle la verga, pero no se dejaba. Me olvidé de trabajo y de pendejadas, con un dolor en la espalda que me limitaba los movimientos aseguré la puerta porque, o Danjo me cogía o yo le daría una buena patada en las bolas por cabrón y por marica. Cuando logré sacar el pipe, nojoda, lo tenía flácido, bien frío, yo lo necesitaba parado y caliente, se lo froté con las manos, se lo lamí y se lo pajeé con las tetas y ahí estuvimos casi todo el día, la pepita me palpitaba cada vez más fuerte ya que quería esa verga bien dura dentro moliéndome toda hasta el útero.

De nuevo la pajúa de la señora Tibeg entró, esta vez más sexy, en realidad lo único que no le vi fueron los pezones y la línea central del culo y de la pepita, todo lo demás lo tenía al aire. Me dijo, "¿no me vas a invitar a tu furia, carajita?", parece que le dio alguna droga a Danjo para que no se le parara la verga con otro coño que no fuera el de ella. Se terminó de quitar lo poco que tenía sobre su principesco y laudable cuerpo, en ese instante me gustó más la pepita de Tibeg que la verga de Danjo, cuando ella le tocó las bolas fue que se le paró es güevo, se le puso como yo lo quería para mí sola. Le dijo, "ahora sí te la puedes coger porque estoy presente para observarlos cómo cogen".

— Vamos gran cabrón, méteme ese güevo que he pasado el día con la pepita mojada y tú sin cogerme...
— Ay nojoda carajita, eres la puta más bella que conozco... ssshhhiiijjj... tu cuca me estremece hasta los intestinos... ¡¡¡ssshhhiiijjj, aaassshhhiiijjj... qué coño tan estupendo el tuyo Xeta...!!!
— aaaiiisshhh... dame más duro gran marica... más, mmmaaassshhh, mmmaaassshhh... aaahhhjjj, aaahhhjjj... méteme el güevo de un cabrón nojoda no el de un carajito con miedo de las pepitas... más duro gran... ¡¡¡aaayyy... ssshhhiiijjj, rómpeme toda la pepita... la pepitaaa...!!!
— Eres arrecha singando mi linda puta, me retuerces todo con tu pepita... ¡¡¡aaayyy nojoda... aaayyy nojoda carajitaaa...!!! aaahhhjjj, aaahhhjjj...
— Tú también tienes un buen güevo, Danjo, métemelo así, aaassshhhiiijjj, aaassshhhiiijjj... completo en mi coño, en mi... ¡¡¡aaayyy nojoda que se me explota el coño...!!!
— Eres la amiga más especial que hay, más que puta, la mejor pepita del mundo.

Después que terminamos de coger yo veía que todo me daba vueltas, para moverme tenía que arrastrarme o aguantarme, pero había quedado borracha de tener ese pipe en mi coño. Tibeg me dijo, "así me gusta ver cómo quedan ustedes cuando cogen, especialmente tú, Xeta, que te fascina de Danjo te haga sufrir cada vez que te va a meter la verga". Le pregunté a Tibeg si el siguiente día me lo podía tomar libre, me contestó, "mañana a primera hora de la mañana los voy a necesitar a los dos en mi casa, ahí vamos a tener nuestra cogida". Ya para ese momento érmos los únicos que no habíamos salido. La vaina es que antes de abordar el coche, Tibet se pasó mi falda por el culo y por la cuca, yo a ella le di una mamada de pepita con mucho cariño.

Se hizo la noche y yo todavía tenía la cuca palpitándome y mojada, me hacía falta güevo, el de Danjo es bastante bueno, no hallaba qué hacer para que se me calmara el coño, no me quedó más que pasar esa noche dándome yo misma mano y dedo en la pepita. Así llegó el día de encontrarnos en la casa de Tibeg, además de estar desnuda se movía rolando las caderas para mostrarle a Danjo que a ella se la tenía que coger primero que a mí. Ese día el carajo sí tenía la verga bien dura, las dos pepitas estábamos listas para qué nos metiera su güevo, fui la primera que le lamí las bolas mientras Tibeg le besaba la cabeza del pipe. Un rato después nos dijo que nos iba a echar la leche en la boca, yo no se lo permití.

A mí me tenía que meter el güevo y poner esa leche espesa y caliente dentro de mi coño, porque para eso me he convertido en su puta. Traté de meter mi dedo índice en la pepita de Tibeg pero ella dijo que tenía que ser el güevo de Danjo, entonces fue cuando con más fuerza le estoqueé la cuca con mi dedo. Me distraje con la pepita de Tibeg y en ese momento Danjo me volvió a sujetar con fuerza, me tumbó en el piso y me metió su güevo con mucha energía, nojoda, al carajo lo que le gusta es dominarme. La vaina estuvo muy buena, a las dos nos tocó nuestro turno de coger, las dos quedamos lelas y pendejas en la cogida y a las dos nos regaló una entrada para la función del teatro, porque le dimos nuestras cucas.

En uno de los actos él se coge a una prima mía que también tiene una pepita grande, además grita mucho cuando está tirando.


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