ESTUDIO DE HOGAR

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Empecé a los 8 años ayudando a mi papá en su estudio donde el edita fotos y videos, para el momento en que llegué a tener 13 más de un carajo me había tocado el culo, hasta a papá también se le paraba el güevo cuando me tocaba la pepita pero todavía nadie me había cogido. Algunas de mis amigas de la escuela me contaron que las habían cogido a los siete años, algo que yo no compartía pero las oía porque me parecía divertido lo que me decían. La vaina es que había visto muchos videos de carajas jóvenes cogiendo pero no de carajitas de mi edad, hasta que uno de los socios de mi papá me pagó para tomarme fotos desnuda. Para que las fotos quedaran más naturales yo tenía que sacar el güevo de su pantalón después de frotarlo un rato.

Con el paso de los días se nos ocurrían nuevas formas de ponernos a tono lo cual se reflejaba en las fotos, llegó un momento en que tomamos videos mientras él me lamía la pepita, a papá le fascinaba verme en esas fotos y en esos videos, esa verga se le ponía bien dura nojoda. Se hizo normal que yo trabajara desnuda en el Estudio Hiped, hecho que representó buenas ganancias ya que fueron muchos los carajos que pagaban buenas cantidades por cogerme y tomarse videos conmigo. El primero en ser mi cabrón fue mi papá que mientras yo estaba con él en la tarea de edición tenía su verga muy cerca de mi culo o de mi coño. Lo que más me gustó fue el día que mi mamá nos fue a visitar y papá me estaba cogiendo en una forma muy arrecha.

— Goznua, carajita de mi vida qué pepita más bella nojoda... eres lo más especial que me ha pasado en la vida... aaassshhh, aaassshhh...
— Papi dame más duro nojoda... así, ssshhhiiijjj, ssshhhiiijjj, aaahhh... ¡¡¡aaaiiissshhh nojoda, tu pinga sí que está bien arrecha...!!!
— No llores todavía bella carajita, apenas estoy empezando a darte mi pipe... esa pepita sí que está suvecita... aaahhhjjj, aaahhhjjj... no sabía que era tan lindo singarte mi carajita... ssshhhiijjj... ¡¡¡qué cuca tan linda la tuya mi carajita...!!!
— Así papi, así...jódeme con tu güevo... aplástame la pepita nojoda... más, mmmaaassshhh, mmmaaassshhh... dame con más arrechera gran carajo... dame más... ¡¡¡aaayyy nojoda!!!
— Lloras lindo mi carajita, gritas mejor que la primera vez... el güevo se me pone más fuerte ahora... tienes un buen coño... aaahhhjjj, qué coño tan especial tienes...
— Eres el mejor cabrón papi, tu pinga me da mucho calor en cada cogida

Mi mamá le iba a dar un puño a papá pero yo no la dejé, le dije, "me lo dejaste a mí, Coflys, ¿cuál es ahora la arrechera y los celos pendejos?". Me contestó, "que eres una carajita menor de edad y además eres su hija y también mía". Mientras hablábamos en tonos subidos ella sudaba, papá y yo desnuditos y ella elegantemente vestida moviendo los hombros y las manos por cada cosa que decía. Papá le levantó la falda para tocarle el culo y ella lanzó una patada que no logró alcanzarlo. Intentó salir pero papá y yo no la dejamos, tenía que quedarse hasta que mi papá se la cogiera, yo la aguanté para desnudarla entre los dos, le dije, "tengo tiempo que no mamo las tetas de mi mamá", me dijo que no se las tocara pero yo se las apreté.

Después de un forcejeo la desnudamos, yo le mamé las tetas y también la cuca, papá metió una tarjeta nueva en la grabadora para que el video saliera completo. Mi papá y yo violando a mi mamá. le dije de nuevo, "Coflys, todavía soy tu carajita así que dame la teta y deja los celos pendejos cuando papi y yo estemos jugando". Fue la única vez que le mamé la pepita a mi mamá, se la chupé hasta que se le pasó la arrechera, lo siguiente fue darle un beso en la boca. Logramos que se dejara coger con papá, cuando ya estaba por salir la leche yo le dije que me la diera a mí, así que tuvo volver a meterme el güevo en la pepita y llenármela con su leche hirviendo, al mismo tiempo que yo le metía dedo a mi mamá.

— Está muy caliente la leche de pipe, me quemas la pepita, aaahhhjjj, aaassshhh... nojoda eso está que hierve...
— No te pongas payasa carajita, pórtate como lo que eres, deja las pendejadas que no te quedan bien.
— Es que me duele mucho, esa pinga tuya es tan gruesa y tan arrecha... ten cuidado con mi coño que ya me cogiste hace un momento... me duele el coño... ¡¡¡aaayyy nojoda gran carajo me duele el...!!! ¡¡¡aaayyy coño!!!
— Me gusta tanto verte así, sigue gritando así, aaassshhhiiijjj, aaassshhhiiijjj... como que mi verga te gustara...
— Claro que lo que más me gusta es que me cojas con arrechera,con fuerza, pero ya me cogiste gran cabrón, ahora dame suave y con cuidado... aaahhhjjj, mi pepita se...
— Deja la lloradera o te cojo más duro, si yo soy tu cabrón, tú eres mi puta...
— Méteme todo el güevo, gran pendejo.

Mamá estaba asustada de lo que estaba viendo, yo había quedado sin fuerza alguna y todavía le seguía diciendo a papá que me singara. Ahí estaba yo que del cansancio me adormitaba, papá me roció la barriga con la leche que todavía tenía en el pipe, después me movió la cabeza para que no me durmiera sin primero mamarle un rato más la verga. Cuando mamá me preguntó si necesitaba su ayuda yo le dije que sí, y la ayuda era que simplemente viera sin impedir nada, que ahora yo era la pepita de mi papá. Cuando quiso vestirse yo le dije antes de vestirte ponte cerca de mí, amiguita, se me acercó y yo le abrí las nalgas, le metí la lengua por el culo, después papá también le metió el güevo por el culo, o lo que vale decir, la supimos joder.

Nunca llegué a comentar eso a mis amiguitas de la escuela porque ese tenía que ser mi gran secreto. Si ellas contaban lo que hacían con sus papás o hermanos allá ellas, yo hablaba de cualquier otra vaina, eso sí, tampoco les dije que algunos de los videos que veían en sus teléfonos o en sus tabletas se hacían en el estudio de mi papá. Pero sí pasamos ratos bien interesantes, en especial cuando alguna de ellas me invitaba a ver cómo se la cogía el papá o el hermano mayor. Mamá por su parte tuvo que resignarse a que yo fuera la puta amante de mi papá, en adelante yo estuve presente cuando ellos cogían. Mamá suspira en forma muy particular cuando yo le mamaba la pepita, ella también me la mamó a mí varias veces a la final terminamos siendo buenas amigas.

Todavía cuando me acuerdo de esa pinga de mi papá metida en mi pepita me gustaría volver a ser la carajita aquella que hasta mi mamá un día sintió celos por lo que papá y yo hacíamos.


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