Misión: Soñar la Muerte

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Enviado el , clasificado en Ciencia ficción
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El maestro de los sueños nos dió las últimas indicaciones y poco a poco fuimos entrando en el estado Alfa, precursor de sueños más profundos.

Habíamos estado estudiando el sueño que tendríamos aquel día y los movimientos que haríamos en  los diferentes niveles. El objetivo era experimentar la muerte en el estado onírico.

Jalens el maestro, dijo que buscásemos la farmacia del primer nivel para comprar "Solidox", unos comprimidos que estabilizan los imágenes.
Nos citamos en la Iglesia de la Santa Pirámide, un monumento estrafalario "ubicado" en el primer nivel. Teníamos diferentes "misiones". Uno del grupo se moría y los otros seis le seguíamos  en su sueño de transición. 

Cada uno de nosotros había memorizado partes de la región de los sueños, el maestro nos había ayudado. Él había estado allí muchas veces.
De los siete, el número tres empezó a morir de manera pausada en una gran cama. Su cuerpo empezó a desaparecer en un punto luminoso que poco a poco empezó a aumentar de intensidad, hasta formar un cuerpo de luz.

Percibimos en una comunicación sin palabras, que ahora era pura conciencia, sin limitación. Su comunicación fluía como ráfagas de pensamientos. Soy vosotros, entendimos, pero no podíamos sentirlo, solo él parecía tener conciencia de todo. 

El entorno se transformó y nuestra percepción entró en un estado cambiante de luces que tomaban forma sin fin. Pensé, aunque no se si puedo usar esa palabra, que estábamos "observando" la Mente y sus movimientos, creando y recreando lo ya creado. No hay nada nuevo, todo ya es en un instante. 

Se hace difícil interpretar los tiempos verbales, ya que el flujo temporal se percibe de maneras diferentes. Aquí, el tiempo es una experiencia diferente.
En ese instante sin duración, nos encontramos en la perspectiva absoluta de un todo de manera permanente. Pero sabemos que esa idea es una ilusión.

Al fin y al cabo la Mente es impenetrable, ya que no es una cosa, más bien parece ser el creador invisible de un mundo visible.

El moviento de la luz formó nuevos mundos. Número tres nos trajo a una realidad similar a nuestra vida de vigilia. 
Llegamos a un pueblo de nombre Encrucijada. Allí había seis calles que conducían a una nueva encarnación.

Nos separamos y exploramos las calles. Enseguida nos dimos cuenta de que todo lo que había allí, era producto de la mente de número tres. Comprendimos que toda la recreación de aquel lugar era una experiencia personal para el que se había muerto.

Dejamos de deambular y nos instalamos en la terraza de un bar. Esperamos. Mientras tanto, número tres siguió la calle amarilla y al final encontró su destino. Vio una pareja haciendo el amor y se reencarnó a través de la chica que disfrutaba de aquel momento tan especial. Una nueva vida.

Subimos de nivel y fuimos despertando en nuestra cápsula de sueños. 
El maestro Jalens esperaba...
Creo que la misión fue un éxito, ya veremos.

Que haya suerte!!!
 


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