El Reencuentro, parte III

Por
Enviado el , clasificado en Adultos / eróticos
3511 visitas

Marcar como relato favorito

Cuando mis manos empezaron a masajear suavemente sus muslos, Marta hizo un gesto que no pasó desapercibido, se mordió ligeramente los labios… y eso me encantó, ya que, veía que mi amiga disfrutaba con el roce de mis manos. Hice que abriera las piernas un poco más, para poder darle la crema en su totalidad y continué extendiendo el aceite, pero esta vez en la cara interna de los muslos. Mis dedos se movían con lentitud y con suavidad, no dejando ni un centímetro de su piel sin tocar, llegando a estar muy cerca de su sexo. Su rajita se marcaba perfectamente llegando incluso a atisbar una ligera mancha de humedad. Mi cabeza empezaba a fantasear, estaba Marta excitada también? Sus gestos la delataban y esa humedad que transpiraba su braguita era más que una evidencia, era la confirmación de que ella también estaba excitada.

Antes de pasar a su torso, continué centrado en sus piernas, quería masajearlas una vez más y sentir la calidez de sus muslos. Puse un poco más de crema en mis manos e inicié el masaje, pero esta vez con más lentitud, ya que, no quería dejar pasar la oportunidad de disfrutar, que me brindaba Marta al permitirme tocar su cuerpo.

Mientras Alex estaba poniendo crema protectora a su amiga, Marta “sufría” las caricias de su amigo. Se sorprendió ella misma cuando de su boca salió la petición para que Alex le pusiese la 

crema. Lo soltó casi sin pensar y ahora estaba recibiendo unas atenciones por parte de su amigo que la estaban transportando a la gloria. Sus dedos causaban estragos, éstos dibujaban unas sensuales caricias en su piel y junto al olor y textura del aceite bronceador, estaban excitando y de qué manera a Marta. Fue consciente de ello cuando notó una ligera humedad en su sexo, no podía creer que estuviese mojada, pero estaba tan a gusto con su amigo y se sentía tan bien tratada por él, sin contar lo maravillosamente bien que se sentía cuando sus manos acariciaban sus piernas, que se dejó llevar.

Alex terminó la aplicación de crema en las piernas y tras tomar un poco más del recipiente, se dispuso a extendérsela por los brazos, cuando terminó con ellos, se dedicó a su torso. Empezó por la pequeña tripita y ahí es donde Alex tuvo más cuidado, extendía la crema con una suavidad extrema, cosa que agradeció su amiga. Tras terminar con esta zona solamente le quedaba por aplicar la parte del escote. Alex cogió otra pequeña cantidad y antes de ponerse a la faena, le dijo a Marta:

Ahora no te muevas, porfa, que no quiero pringarte el biquini. Ok, tranquilo, no me moveré, dijo ella sintiéndose súper querida por su amigo.

Y tras ello, se dispuso a extender el aceite con cuidado, la redondez de los pechos de su amiga era evidente, el pequeño biquini casi no podía albergar esos deliciosos pechos. Alex extendía con mucho cuidado a través del canalillo de su amiga el aceite bronceador. El simple contacto con su piel hizo que la erección fuese aun mayor, Alex sentía como su polla crecía aún más, el bañador no disimulaba nada en absoluto, se notaba la largura y dureza de su miembro.

Marta se dio cuenta enseguida del estado de su amigo, estaba muy a gusto con su compañía, era un amigo especial, tenían una relación fantástica y los cuidados y atenciones que recibía por su parte eran increíbles. Estaba encantada cada vez que se veían, a pesar de no ser su tipo físicamente, Marta tenía una especial conexión con él. Se entendían a las mil maravillas, se contaban todo, gozaban de una confianza más allá de su amistad, eran como una pareja pero sin serlo. Y ahora estaba viendo como su amigo estaba tremendamente excitado y lo entendía perfectamente, puesto que, sabía que ella siempre había sido una mujer especial para él. Recordaba cuando Alex le había confesado que soñaba con ella muy a menudo, siempre sueños eróticos y como fantaseaba con ella. Incluso sabía que él se masturbaba siempre pensando en ella y que en más de una ocasión follando con otras mujeres había sido en ella en quien pensaba a la hora de hacerlo y de correrse de gusto. Recordaba lo impactada que se había quedado al saberlo, una mezcla de sorpresa y de halago a partes iguales. Sabía que era verdad, su amigo nunca le mentía. Al principio se sintió abrumada por la confesión, pero tras meditarlo se sintió más que otra nada, halagada. Como mujer guapa y atractiva que era, se sentía bien al pensar que un hombre pensara en ella a la hora de tocarse o incluso mientras follaba con otra, aunque fuese su amigo. Su autoestima crecía y eso no era malo en absoluto.

Alex terminó de aplicar la crema bronceadora y se tumbó junto a su amiga en su tumbona. Estaba muy excitado, su polla estaba dura y a pesar de que se notaba perfectamente su erección, le daba igual. Era por su querida amiga y eso era fantástico. Se dispusieron a tomar el sol y mientras lo hacían iban charlando de cosas intranscendentes, se pusieron al día de un montón de cosas. Cuando llevaban ya un buen rato tomando el sol, decidieron darse un baño para poder refrescarse. Marta que era más friolera, dudaba entre bañarse o no, pero Alex viendo que dudaba, se ofreció a tirarse al agua cogidos de la mano. Ante este ofrecimiento a Marta no le quedó más remedio que aceptar y tras darse la mano con su amigo, saltaron a la piscina. El agua no estaba fría, pero la primera impresión fue de frescura. Rieron y nadaron un buen rato hasta que el cuerpo les pidió un poco de calorcito, salieron de la piscina y volvieron a tumbarse tras secarse con las toallas.

Alex no podía dejar de admirar a su amiga, tras el baño, el biquini de Marta al estar mojado transparentaba sus pezones de una forma clara, no dejando nada a la imaginación. Se notaba perfectamente como Marta tenía una pequeña aureola y unos pezones de igual tamaño, eso sí, en unos esplendidos pechos, redondos y turgentes. Lo mismo sucedía con su sexo, se marcaban claramente los labios vaginales. Esa magnífica visión de su cuerpo causaba estragos en Alex, después del baño, su erección había desaparecido, debido a la temperatura del agua, pero una vez fuera de la piscina y viendo el cuerpazo de su amiga, su polla había vuelto a reaccionar, la erección era más que evidente y como la tela de su bañador estaba mojada se notaba perfectamente el grosor y la largura de su pene.Esta circunstancia no pasó desapercibida para Marta, que sin disimulo miraba lo excitado que estaba su amigo. Se dio cuenta rápidamente de porqué su amigo estaba así, solamente le hizo falta mirarse para darse cuenta de que al estar mojado su biquini, se le transparentaba todo, no quedaba nada sin marcar ni resaltar. A Marta esa situación le gustaba e incluso empezaba a excitarle.

Continuará........


¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales

Denunciar relato

Comentarios

COMENTAR

(No se hará publico)
Seguridad:
Indica el resultado correcto

Por favor, se respetuoso con tus comentarios, no insultes ni agravies.

Buscador

ElevoPress - Servicio de mantenimiento WordPress Zapatos para bebés, niños y niñas con grandes descuentos

Síguenos en:

Facebook Twitter RSS feed