El Reencuentro, parte IV

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Tras pasar parte de la tarde tomando el sol, llegó el momento de concluir la sesión de solárium, entraron en casa y decidieron darse una ducha.

-Marta, usa el baño de mi habitación mientras yo me ducho en el otro, dije yo.

-Vale, gracias, contestó ella.

Entramos en mi habitación y tras coger ropa limpia, me dirigí a mi baño donde recogí la toalla, le dejé una toalla preparada y tras esto me fui al otro baño para ducharme. Marta por su parte usó la ducha de mi habitación.

Mi excitación no había disminuido en absoluto, al entrar en mi habitación había vuelto a ver la ropa interior de mi amiga sobre la cama y solamente el hecho de imaginármela con ella puesta, me había excitado. Me desnudé y mi polla saltó como un resorte. En ese momento lo tuve claro, tenía que masturbarme sí o sí. No podía seguir con semejante erección…era un suplicio. Me metí en la ducha y tras un rato bajo el chorro de agua caliente, me enjaboné bien, con una cantidad generosa de gel para que saliese mucha espuma y comencé a masturbarme pensando en Marta. Mi mano resbalaba sin problemas alrededor de mi miembro, al principio con un ritmo tranquilo pero constante, hasta que la excitación me llevó a hacerlo con un ritmo más rápido. El orgasmo no tardó en llegar, fue un orgasmo intenso y copioso, puesto que, varios chorros de semen salieron disparados al correrme de gusto. Tuve que apoyarme en la pared para no caerme.

 Mi corazón latía a un ritmo endiablado, estaba en casa con mi amiga Marta, acabábamos de bañarnos juntos en la piscina, había acariciado ese cuerpazo que tenía y acaba de masturbarme pensando en ella, uffff estaba siendo una tarde increíble.

Terminé de bañarme y tras eliminar los restos de mi corrida, salí de la ducha. Me di crema hidratante y tras vestirme, salí del baño. Marta aún estaba duchándose, se oía el agua correr y Alex entró en su habitación para coger un reloj de su mesita.

Al entrar escuchó una especie de gemidos ahogados, se quedó quieto, prestando atención y muy sorprendido. Estaba claro que provenían del baño, no había ninguna duda.

Marta estaba muy excitada, había vuelto a ver a su amigo, se habían puesto al día, habían disfrutado de una bonita tarde de piscina pero lo más excitante había sido recibir las atenciones de Alex, sentir como sus manos extendían la crema solar a lo largo de su cuerpo había sido fantástico. Sentir sus dedos en su cuerpo, la delicadeza con que extendía la crema y el contacto de sus yemas con su piel había sido el causante de semejante excitación. Sumado que hacía un montón de tiempo que no tenía sexo con nadie…

Se metió bajo la ducha con la temperatura del agua alta a pesar de estar en verano, le gustaba el agua caliente, tras darse abundante gel por todo su cuerpo empezó a tocarse, al principio sus dedos se deslizaban a través de los labios vaginales con suavidad, pero poco a poco fue incrementando tanto el ritmo, como la profundidad con la que sus dedos entraban en su coño. Estaba tan excitada que el primer orgasmo no tardó en llegar, sus piernas temblaron hasta casi hacerla caer, pero Marta no dejó de tocarse, quería más. Pronto localizó su clítoris, estaba hinchado y muy sensible, pero a pesar de ello, Marta empezó a ejercer presión sobre él, haciendo círculos con la yema de sus dedos. Marta gemía y hacía verdaderos esfuerzos para no chillar de gusto, procuraba morderse los labios para no dejar escapar ningún grito que la delatase. El segundo orgasmo la sorprendió mientras se tocaba con las dos manos, con una mano se acariciaba el clítoris y con la otra se introducía varios dedos en su rajita. Se estaba tocando como hacía tiempo que no lo hacía y lo hacía pensando en Alex, se imaginaba que era él el que la estaba dando ese placer, deseaba en esos momentos que él entrase en la ducha y poder hacer el amor bajo el agua caliente. El orgasmo fue brutal, una enorme cascada de chorros brotó de su sexo empapándolo todo, dejó escapar un gran gemido de placer muy a su pesar, era tal el gusto que sentía, que no le importó gemir sonoramente. Marta quedó exhausta, se había corrido de gusto un par de veces. Terminó de ducharse y al mirarse en el espejo vio a una mujer con un cuerpo bonito, una cara preciosa y una gran sonrisa de satisfacción, le gustaba lo que veía.

Alex por su parte, había escuchado los últimos gemidos de Marta tras correrse de placer. Salió de la habitación para no ser descubierto por su amiga y con un gesto de sorpresa mayúsculo, se dirigió al salón para esperarla.

Marta llegó al rato con su habitual sonrisa, vestida tal y como había llegado y sin rastro de azoramiento por lo que había vivido momentos antes en la ducha. Alex estaba sentado en el sofá y la miraba con admiración, deseo y también en este caso, con un poco de sorpresa tras intuir lo sucedido en su baño.

Vamos a ir al centro comercial Marta, así compramos algo de cenar, dijo Alex. Ok, una ensalada y algo ligero estaría bien, contestó ella.

 

     Montaron en el coche y se dirigieron a comprar a un centro comercial cercano, era el típico centro con un gran supermercado y con varias tiendas de diverso tipo a su alrededor. Después de comprar lo necesario para cenar, se dirigían al aparcamiento cuando Marta vio una de sus tiendas favoritas.

Alex, espera, vamos a entrar en esta tienda, mira que rebajas!!! Además me hace falta lencería nueva, dijo Marta. Vale, veamos que hay en el interior.

La tienda era de una conocida marca de lencería y en sus grandes escaparates, aparte de unos esbeltos maniquíes, estaban pegados unos carteles anunciando grandes precios y rebajas en su interior. La tienda era muy amplia, más de lo que se imaginaba uno desde fuera, había un par de dependientas jóvenes que nos miraron con cara aburrida, puesto que, a esas horas no había casi nadie en su interior. Estaban enfrascadas con sus respectivos teléfonos móviles.

Marta miraba por un lado mientras yo lo hacía por otro. La explicación es que Marta buscaba ropa interior cómoda y en la zona de rebajas, mientras que yo miraba unos conjuntos súper sexys. En el mismo momento de entrar me di cuenta de que era la ocasión perfecta para regalarle algo a mi amiga, por eso me dediqué a buscar algo acorde con ella. Localicé un par de conjuntos realmente bonitos, uno era de color azul claro y el otro de un color rojo pasión (color preferido de Marta), ambos eran preciosos, de encaje y con mucha transparencia. Dejaban poco a la imaginación pero a la vez eran elegantes. Escogí la talla de los dos conjuntos según mi criterio y con ellos en la mano me dirigí a la zona donde estaba Marta.

Continuará........


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