El Reencuentro, parte V.

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Al verme como me acercaba con ellos, sonrió de una forma sincera.

¿No querrás que me pruebe esto no? Dijo ella. La verdad es que sí, dije yo al llegar a su lado. Quiero que te los pruebes y te quedes con el que más te guste, será un regalo mío y no acepto un no por respuesta. Te lo agradezco, pero no hace falta, además no me van a quedar bien, dijo Marta. Que poco te valoras Marta, dije, por supuesto que te van a quedar bien, tienes un cuerpazo y ya sé que no hace falta, pero me apetece hacerte un regalo. Así que pruébatelos por favor.

Marta se dirigió a los probadores a regañadientes, pero a su vez estaba encantada con el detalle de Alex. Era genial sentirse querida y deseada por alguien y sabía perfectamente que Alex cumplía los dos requisitos, la quería y estaba claro que la deseaba, así que, junto con él, se dirigió a la zona de los probadores, la cual, quedaba lejos del mostrador de las dependientas. Los probadores eran amplios, aparte de un gran espejo tenían un pequeño banco y estaban cerrados con una gruesa cortina. Marta entró en el más alejado de la entrada y cerró la cortina, pero sin llegar a hacerlo totalmente, ya que, en esos momentos no había nadie allí salvo ellos dos. Alex entró con Marta a los probadores y se quedó al otro lado de la cortina mientras ella se cambiaba.

Marta mientras se cambiaba, hablaba de lo mucho que le costaba desvestirse y de lo segura que estaba que los conjuntos no le iban a quedar bien, a pesar de que Alex había acertado incomprensiblemente con su talla, no paraba de reír y eso a Alex le encantaba. Era genial ver y oír a su amiga reír. Hasta que, en un movimiento accidental con su brazo, Marta dejó un poco más de cortina sin cerrar, permitiendo que Alex desde fuera, pudiese ver como su amiga se cambiaba. Alex miró al notar la cortina moverse y lo que vio le dejó impactado. Marta estaba de espaldas totalmente desnuda, había dejado su ropa en el banco y estaba empezando a probarse uno de los conjuntos. Parecía una diosa nórdica, con esa piel tan blanca, esa melena rubia y ese cuerpazo. Tenía un culo espléndido, redondito, bien formado y sin una gota de grasa, sus piernas estaban trabajadas y eran esbeltas. Estaba comenzando a ponerse la braguita cuando de soslayo, vio reflejado en el espejo a su amigo. Se percató que con el brazo había dejado un pequeño espacio entre la cortina y el marco de la puerta, por el cual su amigo podía verla sin ningún impedimento. Lejos de molestarse Marta decidió jugar un poco con él. Nada más comprobar la cara que ponía, lo tuvo claro. Se sentía tremendamente halagada y por qué no decirlo, también estaba excitada. Los dos orgasmos que había tenido en casa de Alex no habían mermado su excitación, al contrario, estaba más caliente que antes de verle. Decidió que iba a dar un paso adelante y quien sabe a dónde le llevaría su atrevimiento.

Se hizo la despistada, no quiso darle pistas a su amigo de que había sido descubierto. Sin mirar ni una sola vez hacía afuera, Marta terminó de ponerse la parte inferior del conjunto y a la vez iba girándose para poder mirarse en el espejo, esto hacía que su amigo tuviera una magnífica visión de su cuerpo desnudo. Se dispuso a ponerse el sujetador, no sin antes acariciarse los pechos con un estudiado movimiento, quería excitar a su amigo y estaba convencida tanto que él seguía mirando, como que ya estaría excitado. Terminó de ponerse el conjunto y tras echar varias ojeadas al espejo decidió probarse el otro.

Alex estaba en una nube, podía observar a su amiga Marta totalmente desnuda y con un conjunto de lencería súper sexy, su polla no cabía en el bóxer, estaba dura y con una enorme erección. Era algo con lo que había soñado más de una vez y estaba alucinado con lo buena que estaba su amiga. El conjunto le quedaba ideal, era muy bonito y sobre el cuerpo de su amiga destacaba aún más. Su mente se nublaba por momentos, deseaba entrar con ella y poseerla allí mismo, su grado de excitación era enorme, igual que el tamaño de su miembro, el cual era imposible de ocultar bajo sus pantalones. Pero la cosa fue a más, puesto que, Marta empezó a desnudarse de nuevo para poder probarse el otro conjunto.

Marta se recreó mirando su cuerpo, mientras volvía a desnudarse para poder probarse el segundo conjunto que Alex había escogido para ella. Sabía que su amigo estaría mirando y sin prisa comenzó a desnudarse, primero se quitó el sujetador, ya que, quería que Alex la viese los pechos desnudos, como mujer que era, sabía perfectamente que su amigo se moría por sus tetas…...veía como le miraba el escote cada vez que podía, intentando no ser descarado y esta tarde mientras le ponía la crema solar, había notado como esa miraba era mucho más ardiente. La verdad es que estaba orgullosa de sus pechos, eran de un tamaño medio, pero los tenía muy bien puestos, nada caídos, más bien al contrario, y con su pequeña aureola y sus pequeños pezones, eran a su parecer unos pechos preciosos y estaba convencida que a los hombres también se lo parecían.

Dejó que pasasen unos momentos mientras fingía que se miraba al espejo, quería que Alex la viese bien y acto seguido se quitó la braguita, quedándose completamente desnuda frente al espejo. Se giró un poco para darle la espalda y así poder mostrarle una excelente vista de su culo. Quería excitarle lo máximo posible, ya que, lo que tenía en mente era un plan infalible.

Lentamente fue poniéndose el otro conjunto, la verdad es que el gusto de su amigo era de alabar, había sabido elegir bien, los dos conjuntos eran preciosos y le sentaban de maravilla ambos, no sabía cuál elegir. Éste era de un color más suave, pero estaba muy cómoda con él, el sujetador se ajustaba perfectamente a su pecho y el encaje no le molestaba en absoluto y la braguita se ajustaba a su cadera divinamente. La pequeña tripita no impedía que Marta se viese estupenda, al contrario, se veía súper sexy con él puesto, las transparencias del conjunto dejaban poco a la imaginación, sus pezones y aureola se veían perfectamente igual que su culo. Estaba deleitándose con su aspecto cuando decidió que era el momento de “subir la apuesta”.

Alex, estás por ahí? Dijo Marta sabiendo de antemano que su amigo no se había perdido ni un detalle. Sí, estoy aquí fuera dijo Alex sorprendido por la pregunta. Ven, porfa, dime que te parece como me queda, dijo ella.

Alex, corrió la cortina del probador y al ver a su amiga se quedó de piedra. Marta estaba espectacular, el conjunto le quedaba increíblemente bien. Las transparencias no ocultaban casi nada y Alex podía ver a través del encaje tanto los pezones como sus pequeñas aureolas.

Continuará...


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