MONARQUÍAS

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Hace unos años que mi hermana adquirió un brillante collar de perlas que solía exhibirlo en importantes reuniones sociales, el cual le confería un toque de distinción y a la vez le daba la sensación de una cierta seguridad en sí misma; aunque ella ya gozaba de una innata simpatía y don de gentes para tratar con los demás.

Mas un día dicho collar se le extravió pero mi hermana a pesar del disgusto que le causó aquel percance siguió amparándose en su impronta personal que en realidad era lo que prevalecía en todo momento. El collar en realidad no dejaba de ser un mero adorno que poco tenía que ver con lo que mi hermana pudiera dar de sí.

A mi juicio las monarquías constitucionales, que en Europa no hay más que unas diez y que son una institución anacrónica ya que son una reminiscencia del pasado, son para una nación como el collar de perlas de mi hermana que en caso de desaparecer ésta seguiría su camino en la Historia dado que quiénes administran al Estado son los Gobiernos elegidos más mal que bien democráticamente por los habitantes de los pueblos. Son en realidad una institución totalmente tan  decorativa como teatral, pero que a su vez son un reflejo simbólico de un estricto instinto conservador y tradicional de los habitantes del lugar como es en el caso de Inglaterra. Y esta puesta en escena cuyos miembros de la realeza son muy conscientes de dicha representación, propicia que sean pasto de la prensa del Corazón la cual comenta hasta la saciedad cualquier bobada basada en las apariecias y en los gestos intrascendentes de los príncipes y de los reyes, así como los trapos sucios que éstos puedan tener. Por tanto el discurso las noticias referidas a las monarquías son fundamentalmente algo insulso, hueco y banal. Es el discurso de la vaciedad, porque tras ellas desde un punto de vista pragmático no hay nada relevante. Son asimismo un paradigma de la superficialidad, de la simpleza social en la que hoy en día estamos inmersos.

Por otra parte, las machaconas y pesadas noticias que se han dado sobre el fallecimiento de la reina Isabel ll de Inglaterra en España, pero que a nosotros nos daba un tanto igual,  creo que en el fondo han sido una propaganda solapada por extensión de la monarquía de mi país.

Por lo que respecta a España el rey Emerito que ha sido un gran playboy, quien al haber pasado en su infancia en el exilio penalidades económicas, al tomar posesión de su cargo pero que sin embargo a instancias de Norteamérica facilitó la democracia en mi pais y se apresuró en frenar el golpe de Estado del 23-f del año 81 del que me consta que la Corona tenía conocimiento del mismo, gracias a los consejos de sus colaboradores porque en caso de triunfar dicho golpe España no entraría en la Comunidad Europea; y en la Península Ibérica hubiese habido una penuria económica muy grave, por lo que él tendría que regresar de nuevo al exilio, posterirmente él no dudó en enriquecerse de una manera poco clara, a la vez que tuvo innumeables aventuras de faldas. En aquel entonces este comportamiento a nivel público era tema tabú; - aunque muchos de los ciudadanos ya lo intuíamos a juzgar por sus frívolas miradas y sus gestos- y se le hacían unos elogios absurdos y desmesurados. Mas el exagerado tono entusiasta hacia el monarca como todas las cosas de este mundo que cuando suben de una manera aritificial luego bajan con gran rapidez, esto ha sido motivo de que ahora él haya caído en desgracia, sobre todo al salir a la luz pública sus irregularidades económicas. ¿Cómo es posible que  el rey Juan Carlos se haya enriquecido tanto? ¿Es que tiene un capital en un paraíso fiscal?  

Uno de los problemas es que una República constitucional se basa en la objetividad del imperio de la Ley, mientras que la monarquía se funda en la ley de los hombres. Y por esta razón los desmanes del rey Emérito, éste no ha podido ser juzgado como cualquier otro ciudadano. Pues él está más allá del bien y del mal.

Por todo ello yo no me siento en absoluto monárquico. No obstante cuando viene a mi región el rey Felipe, y es abucheado por grupos radicales de izquierdas y antimonárquicos, me apena en cantidad  porque se demuestra no tener ningún respeto por los adversarios institucionales ni por quiénes piensan de distinto modo de ellos. ¿Es que el ser liberal es sinónimo de ser un tipo intolerante, un barriobajero y un grosero? Yo creo que no.

                                                           FRANCESC MIRALLES

 


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