EL NUEVO PROFETA 1

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Fernando Pérez que era un hombre relativamente joven; alto y delgado el cual se ganaba el sustento de dependiente en una ferretería, no tenía demasiada suerte en la vida sobre todo con su familia ya que esta le consideraba un pobre infeliz dado que no se parecía en nada a su tan dominante como codicioso progenior que era dueño de una considerable fortuna, mientras que él era un tipo romántico con una vaga tendencia al misticismo.

Mas un buen día que Fernando se hallaba en un bar del barrio en el que vivía saboreando una taza de café entró casualmente en contacto con un sujeto de cierta edad y de piel arrugada llamado Miguel, que enseguida se percató de su decaído estado de ánimo debido a su mala situación familiar.

- Ya sé lo que le ocurre. Usted está triste por la nefasta relación que tiene con su familia - le dijo aquel sujeto con cordialidad.

- ¡Sí, así es! - respondió Fernando asombrado de la clarividencia de aquel cliente.

- No es extraño. Sepa usted que el ser humano hoy en día está muy enfermo. ¿De qué está enfermo? De un gran nubarrón que ennegrece su cielo interior llamado egoismo, y hace que éste se olvide de que es un ser espiritual lo cual da lugar a que la gran familia humana se disgregue y se precipite al desastre - Miguel hizo una pausa para tomar un poco del contenido de su vaso y prosiguió-: Sí, nuestros semejantes no saben ni quieren saber cuál es la verdadera esencia de la vida que consiste en asumir la energía vital que emana de nuestro astro rey y que nos abarca a todos por igual. Pues todos deberíamos de saber que la vida sería imposible en este planeta sin la energía del sol. Esto significa que todos deberíamos de aprender a buscar nuestro sol personal para poder evolucionar en nuestro camino existencial y por ende poder iluminar a los demás.

-Ah. ¿Y cómo se consigue esto? - inquirió Fernando completamente subyugado más por la elocuencia de aquel hombre que por el mensaje que quería transmitir.

- Con disciplina y una lucha en nuestra mente a través de una profunda Meditación para deshechar de nuestro ánimo todas nuestras fobias y prejuicios que podamos tener, con el objeto de reconciliarnos con nosotros mismos y con la Humanidad que es lo único que nos puede unificar en un abrazo fraternal ya que esta es la verdadera misión de todos nosotros en este mundo. - le contestó Miguel con gran seriedad-. Piense que ya en la Antigüedad tanto los egipicios como los griegos adoraban a nuestro sol y ellos lo llamaban Helios; o los incas y los mayas del Nuevo Continente que asimismo adoraban al astro rey. Pues ellos estaban convencidos que el sol tenia un gran poder derivado del fuego y de su luz que se expandía a todos los elementos vivientes de este planeta.

Fernando, que en aquel momento se sentía más vulnerable que nunca puesto que andaba muy necesitado de afecto y deseaba dar un vuelco radical a su vida, se dejó convencer por el dicurso de aquel hombre más por la elocuencia que empleaba en su perorata que por el mensaje que le quería transmitir, y convertirse en un discípulo profético de aquella singular doctrina que veneraba al rey sol como si de una referencia metafísica se tratara.

Así que cuando su trabajo se lo permitía Fernando se dedicó a practicar con fervor aquellos ejercicios de Meditación para mejorar su vida interior; a la vez que se dedicaba a impartir charlas, conferencias en distintos locales que eran propiedad de Ayuntamiento de su ciudad sobre aquella "buena nueva" al amparo de la libertad de expresión que permitía la Constitución de su país. En aquellas reuniones acudía toda suerte de tipos raros, estrambóticos que deseaban al igual que él darle un sentido a sus caóticas vidas; y también venía una mayoría gente llevada por la simple curiosidad y que se tomaba aquellas charlas como un espectáculo con el que pasar el rato.

Pero en una ocasión cuando Fernando hubo terminado su parlamento pseudmetafísico, entre el público surgió una atractiva mujer de cabello rubio y de ojos azules llamada Lucy la cual parecía una ejecutiva de una multinacional que contrastaba con el decadente ambiente que se enseñoreaba en la sala.

- Lo que dices está muy bien. Pero tu doctrina por sí sola no irá a ninguna parte - le espetó Lucy con una sugestiva sonrisa.

- ¿Por qué dices ésto? - preguntó Fernando sintiéndose desfallecer-. Tú pareces estar muy segura de ti misma.

- Pues no. Mi marido me ha dejado por otra y por dentro me siento perdida - respondió ella sin convicción alguna-. Pero también soy una experta en Marketing y veo que necesitas una gran promoción. Que tú digas que el sol es como un dios esto es una solemne tontería, porque la Ciencia ha demstrado que este astro es uno más de los muchos que hay en el inconmensurable cosmos y éso es todo.

- Pero esto ya lo sé. Se trata de un simbolo que sirve para que la gente sea mejor de lo que es - replicó Fernando.

- Claro, claro. Pero tú no debes de dar ninguna explicación literaria ni cientifica a tu doctrina y atenerte al sol de un modo mítico, porque el hombre común desea creer en algo por absurdo que parezca; quiere vivir de ilusión - le dijo ella-. En otro orden cuando hables en público tienes que mostrarte seguro de ti mismo y alegre, aunque por dentro te estén martirizando tus problemas personales, como por ejemplo la falta de dinero, la novia  que te ha dejado... ya que tu actitud es lo que transmites a los demás. Tienes que aparentar que gracias a tu creencia vives en un magnífico "Paraiso" mental que induzca al público a seguirte en tu creencia.

- Bueno, ya trato de ser positivo en mis charlas.

- Esto no basta. Tú mismo tienes que creer en lo que dices. En tu fabulación. ¿Qué tal vas de dinero? - le preguntó la mujer de pronto.

- ¿Dinero? ¿Qué quieres decir? Voy tirando. Pero en la empresa en la que trabajo no gano demasiado - admitió Fernando.

- Mira chico. Para promocionar tu nueva creencia y poder influir en los demás tienes que contar con un importante fondo económico. - le  respondió Lucy con una sarcástica sonrisa; pues por lo visto ella pensaba que se las tenía que ver con un pobre diablo-. Métete esto en la cabeza. Que tú quieres creer en María Santísima, o en la Piedra Filosofal estás en tu derecho. Pero en este mundo hay tres cosas que lo mueven: Sexo, dinero, y poder; y una cosa va precedida de la otra. O si no ¿Cómo crees que han podido triunfar tantas doctrinas en el mundo que se han infiltrado en el poder politico? En España hace años fueron los masones, luego los del Opus Dei; en Norteamérica ahora los creacionistas que niegan a Darwin.

Fernando se quedó blanco como el papel. Él como idealista, como utópico que era sólo había aspirado a mejorar a la sociedad en la que vivía y que se le apreciara como persona que era, y no se le había ocurrido pensar en la Economía que sustentara a su doctrina.

                                                                    CONTINÚA

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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