La Historia de Pilar y Carlos - Viaje de Negocios (6/6)

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A sentía el calor que emanaba del interior de Pilar en su cuerpo, mirándola le parecía hermosa, con la piel brillando de sudor, los pezones erectos y su mirada fija en él, sin timidez, como toda una mujer que sabe lo que quiere. Se apoyó sobre ella que de inmediato lo rodeó con brazos y piernas, como un mono mientras se besaban y escuchaban sus jadeos. Haciendo uso de toda su fuerza la levantó en brazos sin perder la unión quedando ella sentada frente a frente, moviendo las caderas que provocaban que el miembro entrara y saliera sin esfuerzo y cada vez con mayor velocidad.

Pasaron un rato en esta unión, cambiando de posiciones, unas veces el arriba, otras ella, revolcándose y mezclando el sudor de sus cuerpos para quedar nuevamente uno frente a otro, las piernas extendidas, ella sentada sobre el miembro, abrazados, sosteniéndose mutuamente.

Sintiendo que el final se avecinaba, ella esconde el rostro en el hombro de quien la poseía, pero él no se lo permite, la obliga a mirarlo mientras aumenta sus embestidas hasta que ve la ola de placer llegar a esos hermosos ojos acompañado de gemidos y arañazos. Esa mezcla de enorme placer y la punzada de dolor lo hacen explotar incontenible en una descarga larga y placentera, ella se desliza a un lado como una muñeca rota, mientras que él apenas respira, quitándose el condón del miembro que perdía fuerza.

Joder Pilar, eres puro fuego, te llevaría a España si así lo quisieras, creo que estoy enamorado. Espero que no, fue la respuesta que trató de ser jocosa, pero sonó fría y cortante y A se dio cuenta de inmediato que había metido la pata hasta el muslo.

Sin decir palabra, Pilar se levantó y fue a la cómoda, donde vio que la llamada seguía activa, miró a la cámara a modo de despedida y colgó.

Carlos estaba casi tan agitado como la pareja que había estado observando, su mujer era una diosa, hermosa y fogosa, pero, sobre todo, era suya y así sería siempre. Vio su rostro, con el cabello húmedo de sudor sonreírle en la pantalla y colgar la llamada. Sería una mala noche para él con toda la excitación que tenía dentro, pero el espectáculo ofrecido había valido la pena.

Al dejar el teléfono Pilar vio que era de madrugada, no había dormido nada y necesitaba descansar si quería conducir a casa. A había acomodado algo la cama y se había metido en ella así que ella lo acompañó sintiéndose extraña, En su mente se dijo que podría tener sexo con mil hombres, pero no se sentía cómoda durmiendo con alguien que no era su marido.

Durmió unas horas inquieta en los brazos de este hombre que tanto placer le había dado, pero sólo eso, aún estaba oscuro fuera, pero se dijo que no podía esperar más, lo más silenciosamente que pudo, y sin encender la luz, recogió su ropa y se encerró en el baño, donde tomó una rápida ducha fría que le quitó el cansancio, se vistió y se peinó, cuidando su maquillaje, tenía que llegar a casa sin generar la menor sospecha de sus hijos que no sabían nada del mundo en que sus padres vivían.

Salió lista del baño, A aun dormía, pensó llamar para que le tuvieran listo su SUV, pero no quiso esperar, cogió un papel del hotel y escribió brevemente, dejándolo bajo la billetera de A, abrió la puerta y salió al pasillo, bajó y esperó que su auto llegara, se subió y partió ansiosa de estar en casa y en los brazos de su esposo.

La nota decía simplemente “Buen viaje”.


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