Un Gran Amor (1- 1)

Por
Enviado el , clasificado en Amor / Románticos
550 visitas

Marcar como relato favorito

Un Gran Amor

Todo ser, toda persona alguna vez en su vida a tenido un gran Amor. Esa persona única, especial, que deseas que te acompañe siempre, pero por algún motivo inesperado de la vida, cada uno sigue por caminos diferentes. A veces la vida es muy caprichosa, sin que te des cuenta, te va dirigiendo y marcándote los pasos que debes seguir andando. Que las mayorías de las veces no tienen nada que ver con lo que tu tenias pensado. Alguien me dijo en una ocasión, que los grandes Amores no se buscan, aparecen en la vida de uno, sin que se den cuenta. Invade a la persona hasta que le envuelve el alma. Cuando eso ocurre, hay que agarrarlo y vivirlo, muy, muy lentamente, porque la felicidad no es eterna y el amor por desgracia; tampoco.

Me gustaba un chico, no sabría decir desde cuando, creo que desde que era cociente de las cosas, crecimos juntos, coincidimos en guardería, colegio  e  instituto. Empecemos a salir, me acuerdo como si fuera ayer. Yo tenía 12, ya entrados a los  13 años, todo funcionaba perfectamente. Nos queríamos, yo diría, que era mi gran amor o por lo menos eso  pensaba, como  cualquier  otra  chica  de  tantas estando muy enamorada en ese momento. A  cumplir  la  mayoría  de  edad formalicemos la relación. Recuerdo que mis padres, aunque lo conocían de toda la vida, no llegaba a gustarle como mi pareja y mi futuro esposo. Decían que estaba cogiendo muy malos vicios. Por aquellos entonces, empezaba a beber mucho, trasnochar  y irse con otras chicas. Yo lo sabía, pero como lo quería tanto, hacia la vista gorda. Yo siempre lo defendía, llegue a pensar que como siempre aviamos estado juntos, de niños,  de adolecentes y de adultos, pues como que eso a mis padres no le gustaba nada, pues decía que no habíamos podido conocer el mundo, y desde luego las malas costumbres que él estaba cogiendo. Decían  que  a la larga  saldría lastimada. Los dos éramos de Teruel, de un pueblo, muy, muy bonito,  llamado Albarracín; esta aupado sobre una loma que encajona el rio Guardalaviar, se asienta y está protegido por las muralla de origen Árabe (siglo X) .Donde el largo muro todavía conserva  varias torres intercaladas. Mi pueblo está, ubicado a 1171 metros de altitud sobre el mar y es tan hermoso que esta propuesto por la Unesco para ser declarado patrimonio de la Humanidad, estando también declarado Monumento Nacional, aparte también tiene la Medalla de Oro al medito en Bellas Artes. Nunca había dejado mi habitad, a veces me iba de vacaciones, pero  siempre volvía. Al decidir casarnos, decidimos poner nuestra residencia en Sevilla, pues a Juan mi futuro marido, le salió una plaza de trabajo en un edificio militar. Su misión  era algo parecido como conserje, ya que también tenían viviendas propias, teniendo que mantener todo en orden. Estando parado, decidimos casarnos y mudarnos. Ese fue un gran error, al poco tiempo, yo diría que 3 años, empezaron las discusiones, cada vez más fuertes. Yo notaba que por nada saltaba, lo veía muy estresado y siempre con el móvil. Notaba como que quería decirme algo y no se atrevía. Un día no recuerdo para que, decidir ir a su trabajo, me entere que ese día tenia libre, pensé  que a lo mejor fue a arreglar papeles. Otro día me dijo que tenía horas extras. Ya cansada lo  seguí y vi que estaba con otra mujer, regrese a casa y lo espere, al llegar se lo dije y llorando me confesó que no sabía cómo decírmelo, pues un día borracho estando en una reunión del trabajo, salió con una compañera  y se fueron a un hotel, ella al poco tiempo le dijo que estaba embarazada. Yo no lo pensé, tan solo le dije que quería el divorcio y que por la niña no se preocupara, que no podría trabas. Podría verla cuando quisiera. El me pidió perdón y me pidió que no lo dejara, que lo arreglaría, pero que sabía mi respuesta y por eso estaba tan mal. Le dije que lo sentía, pero que una infidelidad, después de casarnos, yo nunca la aceptaría y más cuando en el sexo siempre intentaba darle todo lo que me pedía. Por eso no lo entendía el tener que buscar a otra teniéndolo en  casa. Nunca me negué a nada, siempre intente estar disponible cuando me buscaba, pues no quería que volviera a sus andadas. No sé donde nos equivoquemos, cambió de costumbres, cambió de ciudad o tan solo cambiemos nosotros. Yo quiero creer ahora con el paso del tiempo, ese amor que sentíamos uno por el otro fue relajándose. Uno se adapta, se acostumbra al día, día. Con los pasos de los años, después de tanto tiempo de conocernos, el amor y esa chispa, donde nunca quería separarme de su lado, fueron transformándose, poco a poco con el trascurso del tiempo por un gran cariño y una gran amistad. Me mentí a mi misma pensando que al casarnos cambiaria. Mi ceguera y mi testarudez no me dejo ver la realidad. Al divorciarnos lo pase muy mal, el no dejaba de buscarme, de llorar. Yo lo echaba de menos, siempre estaba estresada y con cualquier motivo me echaba a llorar. Creo en este momento de mi vida, quiero pensar fuertemente, después de conocer a alguien que jamás pensaría que me podría ocurrir a mí, ahora  si estoy convencida de que no era amor lo que sentía, pues pasados dos años conocí a alguien donde creo, estoy convencida de que si es  mi gran amor, de que ha llegado, sin darme cuenta, se fue metiendo poco a poco dentro de mí. Sé que es diferente, sé que me costara trabajo que la acepte. Pero ahora sé que Estefanía es mi alma gemela.

 

 


¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales

Denunciar relato

Comentarios

COMENTAR

(No se hará publico)
Seguridad:
Indica el resultado correcto

Por favor, se respetuoso con tus comentarios, no insultes ni agravies.

Buscador

ElevoPress - Servicio de mantenimiento WordPress Zapatos para bebés, niños y niñas con grandes descuentos

Síguenos en:

Facebook Twitter RSS feed