La Historia de Pilar y Carlos - Un Recuerdo Lejano (5/6)

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Pilar sintió como hacían su ropa interior a un lado y el suave contacto de unos labios de labial rojo que se sintió como si una brasa ardiente la hubiera tocado en lo más íntimo de su ser, gimió dejando caer su cabeza hacia atrás. Sonia no paraba en los besos y lamidas, sintió unos dedos que separaban los labios de su sexo y una lengua que jugaba con el hinchado y sensible clítoris. Casi podía sentir sus flujos emanar de ella, mojándola cada vez más y a Sonia bebiéndoselo todo. Ella se levantó un momento y se miraron con la sonrisa cómplice que tenían en sus tiempos de novias.

Mi Reina, tu sabor me vuelve loca Lo sé, mi Gatita, respondió Pilar recordando en un instante todos los cariñosos apodos que se decían en otro tiempo.

Sonia tiró de las bragas con la activa ayuda de Pilar que pronto quedó completamente desnuda, sentada en una isla de cocina, con su amiga entre sus piernas, quien ahora tenía las bragas en sus manos y las llevó a su nariz, aspirando el olor a perfume y mujer que emanaba de ellas. Pronto dejó a un lado la ropa interior para concentrarse en Pilar, quien descaradamente había separado lo más que pudo las piernas, apoyando una en el hombro de Sonia, para darle acceso a lo que quisiera, lo que fue aprovechado de inmediato.

A la lengua y boca se sumaron unos dedos de largas uñas pintadas de rojo que empezaron a invadirla despacio, acción facilitada por su humedad, que se había convertido en una fuente de flujo, otra mano jugaba con su pecho de oscuro pezón, el cual humedecía con sus propios flujos.

Pilar podía sentir esos dedos que suavemente la invadían y jugaban en su interior llevándola cada vez más alto, combinado con unos labios que succionaban y tiraban de su clítoris y una lengua que lo acariciaba con la suavidad que sólo es capaz de hacer una mujer. Cerraba los ojos y gemía tratando de alargar el momento, hasta que no pudo evitar el orgasmo que se avecinaba.

Sonia sintió a su amiga moverse respondiendo a las caricias, sabía que el momento se avecinaba y lo esperaba con ansias, una mano tiró de su rubia cabellera y la empujó a invadir más profundamente ese sexo abierto y dispuesto sólo para ella, hasta que con un gemido, consiguió que Pilar explotara, gimió y gritó sin permitir que dejara las caricias orales, la pierna que descansaba en su hombro rodeó su cuello para no permitir que se fuera a alejar. Una marea de flujo escapaba del sexo caliente, Sonia sentía que sus dedos resbalaban cada vez con más facilidad dentro y como su mano entera se mojaba, bebía todo lo que podía hasta que la tensión en las piernas y espalda de su amiga se relajaron, dejando solamente un ligero temblor en los muslos.

Se levantó y se acercó a Pilar, tendida en la mesa, apoyada en sus codos, respirando agitada, con los ojos cerrados. Se le ve tan hermosa pensó, exactamente como la había recordado tantas noches.

Pilar apenas podía respirar de lo intenso del orgasmo que acababa de recorrer su cuerpo, era una locura todo lo que estaba pasando, pero no quería detener la locura. Cuando recuperó la respiración abrió los ojos y vio dos rayos azules que la miraban y que sonrieron al verla.

Ven aquí Gatita, dijo y obediente Sonia se acercó para fundirse en un beso más calmado

Pilar sonrió y se separó un poco, cogiendo la mano de su amiga que aun brillaba empapada en flujos y se la llevó a la boca, chupando cada dedo, degustando su propio sabor que ya había vislumbrado en los labios de su amiga, terminado lo cual se abrazaron y se quedaron así un momento, con sus cabellos mezclados y sus cuerpos tan distintos unidos.

Eres un demonio hecho mujer mi Reina, le susurró al oído Eso siempre te gustó Gatita, ¿o te estás quejando? No, no, mi Reina, fue la rápida respuesta.

Por respuesta Pilar la volvió a besar, mordiendo el labio color rosa que se le ofrecía, para, con un pequeño salto, bajar de la isla quedando de pie, desnuda frente a su amiga, era un poco más baja, pero, sin embargo, era notorio que, a pesar de lo que podía parecer, era ella la que llevaba el control. Se acercó al oído de Sonia y luego de un ligero beso le dijo

Llévame a tu dormitorio

Se dejó guiar por Sonia que se internó por un corto pasillo hasta una habitación completamente decorada en colores negros y grises. A primera vista parecía algo lúgubre pero su dueña la había decorado con elegancia, resaltando la ropa de cama negra.

Las cortinas estaban abiertas y Pilar pudo ver que la noche se venía encima pero no le importó, le había dicho a Carlos dónde y con quien estaba, aunque no lo que estaban haciendo lo que le provocó una sonrisa. Vio la cama hacia la que se dirigían y se soltó de la mano que la llevaba, tomó a Sonia de los hombros y la hizo girar, para encontrar la mirada sorprendida de su amiga

¿Qué pasa Reina? Ahora es mi turno, Minina ¿Tu turno de qué?

Por respuesta, la empujó, haciéndola caer en la amplia cama. Abrió casi con rudeza la falda, metió los dedos en la cintura y tiró de la prenda junto con las bragas. Sonia levantó las piernas ayudando en la operación hasta quedar desnudas las dos.

Pilar subió a la cama avanzando de rodillas hacia su caída amiga, se recostó a su lado sonriendo, acechándola, lanzando un beso en el desnudo cuello, un roce de sus uñas en las costillas o una caricia de su dedo en un pezón, causando un pequeño brinco de sorpresa y un gemido en cada vez. Continuó jugando con la rubia un poco más, sorprendiéndola siempre con un toque, una caricia, un beso o unas uñas arañando suavemente, hasta que la Gatita sacó las garras y respondió a los ataques, se levantó y se le fue encima a Pilar, quien ahora era la sorprendida y cayó en la cama entre risas.

¿Quiere jugar mi Reina? Yo te enseñaré a jugar, dijo mientras forcejeaban en una fingida pelea envuelta en roces y caricias. Te quiero a ti, gata loca y traviesa, contestó Pilar que otra vez estaba encima.

Sonia se liberó y pasó al ataque, pero Pilar levantó despacio su pierna, provocando un roce con el sexo descubierto de la rubia que lanzó un gemido.

¿Quieres más Gatita? Reina mía… Dilo Quiero más Y te lo daré preciosa

Continuará


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