El mejor día de mi vida

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Entramos en la sala, todo era silencio, se palpaba el miedo y los nervios en el ambiente.

Era el día, era el momento.

Yo agarraba su mano pensando que lo hacía con la intención de calmarla un poco cuando realmente la calma también la buscaba yo.

Nos temblaba todo, nos invadía la incertidumbre mientras el doctor sacaba los resultados de las pruebas.

Y es entonces cuando dentro de ese océano de emociones, levantó la mirada, sonrió y procedió a leer.

Con la sonrisa me pude hacer una idea de lo que se avecinaba pero necesitaba escucharlo, alto y claro, llevábamos esperando tanto que no aguantábamos ni un minuto más y finalmente después de 2 años de lucha, la batalla la ganó mi madre.

Y como no la iba a ganar,si no hay persona más fuerte que ella.

Ese día las lágrimas que bajaban sin control por nuestras mejillas eran de felicidad, no se si alguna vez habréis llorado de felicidad, pero os puedo asegurar que es de las sensaciones más puras e intensas que existen.

Lloras desconsoladamente pero te acompañan sonrisas y carcajadas.

Lo necesitábamos, nos lo merecíamos, fue el primer rayo de sol después de la tormenta.

Nos abrazamos llorando nada más salir de la consulta, andamos hacia el coche prácticamente en silencio disfrutando de la sensación de alivio que tanto tiempo llevábamos esperando y podría decir que lo que pasó después fue de película.

Nos montamos en el coche y en la radio sonaba una de nuestras canciones preferidas, era como sí los astros se hubiesen alineado para crear un momento que quedó grabado en mi retina.

Mi madre subió el volumen y mientras conducía hacia el supermercado que hay al lado del hospital levante la mirada y puder ver que el cielo se habia coloreado con una combinación de tonalidades inimaginables y fue entonces cuando volvió la felicidad y comenzaron a caer de nuevo aquellas lágrimas de la mano de una sonrisa.

Mi madre no se dió cuenta, iba concentrada conduciendo, hasta que llegamos al supermercado, aparcó, me miró y preocupada me preguntó si estaba bien y claro que estaba bien, como no iba a estarlo, así que la miré de vuelta a los ojos mientras la canción seguía sonando y le dije, mami, lloro de felicidad, fue entonces cuando nos fundimos en un abrazo, lloramos desconsoladamente riéndonos y soltamos todo lo malo a través de lo bueno.

El mejor día de mi vida.


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