El viaje de Amber Suit (1)
Por Luis R.
Enviado el 18/12/2022, clasificado en Ciencia ficción
628 visitas
Amber Suit llegó a Shimla después de un largo trayecto en autobús desde la ciudad de Delhi. Había dejado atrás los calores tropicales y húmedos de las planices de la India y empezó a disfrutar del clima de montaña de esta antigua capital veraniega del Raj Británico.
Sin embargo, solo era una etapa más en su viaje de conocimiento. Su objetivo estaba a unas tres horas en dirección oeste. Había sido invitada por el Monasterio Bön de Menri, situado en las colinas cercanas a Solan.
Los Lamas sabían de su experiencia relacionada con el "soñar lúcido" y estaban interesados en su forma de abordar la dimensión onírica. Amber tuvo la suerte de aprender con una maestra chamánica, discípula de un brujo de origen tolteca llamado Don Elías; personaje mexicano que vivía en el desierto de Sonora. Allí se practica el "arte de la ensoñación", una especie de duerme vela en estado Alfa, desde el que se pueden realizar auténticas azañas. No obstante, la verdadera naturaleza del aprendizaje, consistía en adquirir un conocimiento que desde otra dimensión de la mente, es inaprensible.
Shimla es una ciudad pequeña y todo se concentra en el Mall. Amber se había citado con el Lama Yugdum en el restaurante New Valley, desde allí saldrían hacia el Monasterio, donde se alojaría como invitada especial.
El Abad y dos de sus ayudantes aguardaban en la puerta principal. La soñadora no se esperaba tal recibimiento, estaba un poco abrumada, pero la paz que se percibía en aquel lugar hizo que se sintiera más tranquila. Después de los saludos y las presentaciones la condujeron a su habitación, no sin antes citarla a las seis para la cena.
Su estancia parecía más una celda que un dormitorio. No había nada, solo un camastro limpio donde se recostó y empezó a rememorar su encuentro y las sensaciones del lugar. Al poco llamaron a la puerta, se levantó y abrió. Un Lama vestido de manera estrafalaria le hizo señas para que la siguiera.
Caminaron por un pasillo oscuro, únicamente iluminado por la luna casi llena. Ella sigue de cerca al Lama, como a dos metros de distancia; entonces nota que aquel religioso parece flotar, como si se deslizara sin el vaivén de los pasos. Mira hacia atrás y el pasillo cobra una dimensión irreal, no ve el final, ni las puertas que poco antes estaban allí. Entonces comprende que ya está en el sueño; el Lama la mira y al momento estan flotando en dirección a la luz.
El espacio es luminoso y los soñadores estan sentados en un disco blanco sustentado por numerosos pétalos a cada cuál un color diferente. Portan objetos en sus manos que reconoce como atributos de la doctrina Bön, sus vestiduras son simples hábitos que combinan el color azafrán con el granate. Se mueven suavemente en el espacio y recitan mantras y oraciones en su idioma.
Amber no entiende nada, empieza a sentir en su garganta una energía desconocida de apariencia roja. Alguien habla y le hace comprender que está experimentando un centro energético situado a la altura de la garganta.
La atención en esta energía produce sueños apacibles, dice la voz; aparecen Maestros y Daikinis (Diosas del Espacio), que nos transportan a lugares donde nos enseñan paz, estabilidad y serenidad, pero sobre todo nos introducen en los preliminares de sueños menos ilusorios.
La soñadora se pregunta quién está hablando y observa a alguien que parece tirar de ella. Su disco blanco avanza lentamente hacia el frente. Parece un Lama, pero su aspecto cambia y Amber ve un niño de cara blanca como el maquillaje de un mimo. Mueve entre sus manos un "dorje" y un "mala" que contabiliza el mantra:
"? ??? ???? ???"
Om Mani Padme Hum.
Afirma que lleva cien mil en este sueño.
Se presenta como una emanación de la Daikini Salgye Du Dalma, protectora del sueño y guía hacia las profundidades de la conciencia, hacia un dormir claro y luminoso.
Amber siente que está más allá de un sueño consciente. Sabe que sueña, pero el poder que percibe y la convicción de que puede hacer lo que quiera, es intenso. Sus experiencias del soñar en el desierto de Sonora, a veces iban acompañadas del espíritu del peyote y también de ciertas setas que alteraban la conciencia hacia otras realidades, donde entidades como Vicente el Tuerto ayudan a los soñadores conscientes; también deambula por esas realidades "paralelas" EgoSeñor, un ser maligno y embaucador disfrazado de ángel.
Pensó que iría con cuidado, aunque el ser-niño llamado Salgye Du Dalma, que está a su lado y le enseña, exhala una paz inusual. Eso le da tranquilidad...
Continúa
Comentarios
COMENTAR
¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales