Una Vida, Una Leyenda (1-3) final
Por Merced 54
Enviado el 20/02/2023, clasificado en Varios / otros
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Una Vida, Una Leyenda (1-3)
Sor Remedios defendía al pueblo cada vez que tenía una oportunidad. Ella decía, que vivía para sus gentes, para los pobres, para los necesitados de espíritu. Hay donde sentía que alguien tenía dolor, estaba ella. No le importaba de que creencias fueras, que sexo tenias, le daba igual si eras delincuente o buscado por la justicia por tener otras ideologías, gay o defendieras otra política. Si la necesitabas, siempre tenía un sí, para todos.
Un día necesitaban dinero para terminar de arreglar la escuela que hacía años comenzaron a construir la congregación. No se le ocurrió otra cosa que buscar al que, en aquel momento, mandaba en la cuidad. Sí iba a comer a un restaurante, hay estaba ella. Si hacia un mitin, hay estaba ella. Su mansión, en la puerta se sentó varios días. Un día le hicieron una entrevista, hay estaba ella. Después de tanto pedir y seguirlo por todos los sitios, consiguió que le entregara una cantidad insignificante para él, pero a ella le pareció mucho lo conseguido. Aunque él se lo dio para quitársela de encima. Sor Remedios le dio mil gracias, lo bendijo y se fue con su dinero en el bolsillo. Terminando a sin, la escuela para los niños de un barrio muy pobre de Bengala.
Con el tiempo las guerrillas empezaron cada vez a ser más frecuentes. Se desquitaban con los pueblos de los alrededores, violaban a las niñas y se llevaban a los más jóvenes. Los reclutaban para la lucha, a amenazando a los padres que si no los dejaban ir con ellos, los matarían a todos.
Sor Remedios se entero que habían arrasado un pueblo con todos sus habitantes dentro, porque se negaron a contribuir con comida, dinero y con sus hijos. Al tener noticias, cogió su burro y se dirigió al pueblo, donde encontró una masacre. Nunca había visto que alguien se desquitara de ese modo con su propio pueblo. Sabia de alguien que era de la guerrilla y decidió buscarlo, pero no lo encontró. Volviendo al hospital con algunos moribundos, donde fue haciendo varios viajes con el burro para recogerlos.
Al cabo de un mes, más o menos unos policías llamaron a la puerta del hospital, dándole una mala noticia, donde la monja que salió a recibirlos, no daba crédito a lo que estaban escuchando, pues era imposible. Estando hablando unos de los policías, salió la superiora de la congregación preguntando de que se trataba. Un policía respondió que habían encontrado muerta a Sor Remedios y a su burro en el camino del bosque, que solía hacer diariamente para el recorrido de un pueblo cercano. El burro tenía un disparo en la frente. Sor Remedios estaba sin ropa, con señales de haber sido violada. En la boca tenía un pañuelo, las manos atadas, las piernas habiertas. La habían tapado con unos matorrales y la encontraron por el burro que estaba cerca de ella.
La superiora pregunto que era imposible, pues hacia unos minutos que había salido con su burro a una llamada de auxilio. Los dos policías se miraron con cara de asombro y respondieron; eso es imposible, por la descomposición del animal y del cuerpo encontrado, parece ser que lleva muerta, como dos semanas. Sabemos que es Sor Remedios por las ropas que están a su lado y el burro. Todos se quedaron paralizados, ¿Quién había estado haciéndose pasar por Sor Remedios?, ¿Cómo podía haber estado haciendo vida en comunidad con todas, si ya no estaba en este mundo? Desde aquel día que recibieron la noticia, no volvieron a verla, ni a ella, ni a su gran amigo de fatigas, el burro. Así nació la leyenda de Sor Remedios.
FIN
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