visita de mis vecinos (I)

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A mi mujer, María, siempre la ha gustado jugar a lo Kim Bassinger en la escena de cruce de piernas, es curioso, porque no le importa que le vean el chumino, pero ahí acaba la cosa, ella dice que se mira pero no se toca.

El otro día vinieron a casa a tomar una copa Juan y Yolanda, unos vecinos nuestros.

Es verano y mi mujer iba con un vestido muy ligerito, a lo largo de la cena empezamos a hablar de ir a la playa, y que nosotros no nos importaba ir a una nudista.

Yo veía como actuaba María, mi mujer, la veía venir, se estaba poniendo en canción y en cualquier momento iba a armar una de las suyas. A mi no me pone que vaya enseñando su coñito, pero de ahí a que lo enseñe a unos vecinos va un mundo, a saber como iban a reaccionar Juan y Yolanda.

Yo pensaba en mis adentros, por favor que no lo haga y me decía, como lo haga tendrá que vérselas conmigo. No hubo manera, se empezó a mover lentamente y cuando Juan estaba hablando con ella cruzó lentamente las piernas dejándole entrever por un instante el manantial de la vida. Teníais que ver la cara de Juan, no daba crédito a lo que acababa de ver, se veía en su cara que le había sabido a poco y quería más. Y lo obtuvo, al cado de un rato María lo volvió a repetir!, era un poema la cara de Juan!, el pantalón estaba ampliado su espacio empujado por el cambio de estado de su polla.

Yo no sabia que hacer, el corazón me latía a mil, tenia sensaciones contradictorias entre el morbo de la situación y el miedo a la reacción de Yolanda, mi vecina, al ver la jugadita de marras. No pasó nada, respiré mas tranquilo, tengo claro que Yolanda se dio cuenta, igual pensó que mi mujer llevaba bragas y era un simple cruce de piernas.

Pasada mi situación de pánico, me absorbió la del morbo. María de esta se va a acordar, pensé para mis adentros. María sabe que no me importa que vaya enseñando el chochito, pero no me gusta que lo haga a conocidos. Esta noche se la iba a devolver, yo estaba dispuesto a romper barreras, como ella lo había hecho e iba a intentar que mi vecino tocara a María su humedal.

Al cabo del rato María fue a la cocina a preparar algo de comer, y ahí empezó mi venganza. Le dije a mi vecino que me ayudara a traer unas bebidas. De camino a la cocina le dije que hiciera lo yo le indicara.

María estaba de espaldas, preparando algo. Me acerqué a ella y la aprisioné contra la encimera, y mientras le levantaba la falda para tocarle el chumino, ella se resistió, pero le susurré al oído que no hiciera nada, no fuera que se enterara Yolanda. Yo miré a Juan, estaba flipando, se le salían los ojos de las orbitas, y le hice un gesto para que se acercara.

Juan se acercó, caray si lo hizo, acercó la mano al culo de María y empezó a manosearle, primero las nalgas con timidez, luego mas adentro. Yo disfrutaba, así aprenderá me dije.

María pasó del forcejeo inicial a la aceptación de la situación, no me lo podía creer, ella siempre negándose a que le tocaran su coñito húmedo, y allí estaba ahora contra la encimera, dejando que manos ajenas tocaran el manantial de la vida!

continuará...


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