Angeles y Demonios (Jose Maria y Miriam 1 de 2)

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                                          ANGELES    Y    DEMONIOS                                            

                                                            (1-2)

                                            José  María  y  Miriam

Miriam  termino  decidiendo  escribirse  con  presos  de  otra  ciudad. Pensó, que  lo mismo  que  ella, necesitaba  una  mano, un  consuelo, un  oído  o sencilla mente alguien  que  le  hiciera  sentirse  valorada. Alguien  que  aunque  no  la  conociera, ni  la  viera  le  hiciera  sentirse  útil. Solo  puso  una  condición  cuando  fue  a  solicitar voluntariado. Que  fuera  alguien  que  tuviera  que  pasar  mucho  tiempo  dentro  y  que  hubiera  estado  toda  su  vida  en  ese  mundillo.

Por  aquellos  días  José  María, cada  vez  se sentía  más  vacio, el  pensar  que  todavía  le quedaban  cinco  años, lo deprimía  cada  vez  mas. Había  pasado  toda  su adolescencia  cerrado  y  ahora  estaba  pasando  su  juventud  entre rejas. Sin  un pasado  de  buenos  recuerdos  y  dándose  cuenta  que  tampoco  tendría  un  gran futuro, empezó  a  pensar , que  pasaría  si  un día  desaparecería, nadie  lo  echaría  de menos. Solo  su  madre, su  padre  estaba  enfermo  y  su  hermana  no  quería  saber nada  de  él. Había  conseguido  dejar  las  drogas, hacia  deporte  a  diario, para fortalecer  su  cuerpo, rezaba  cada  vez  que  se  iba  a  dormí. Procuraba  estar siempre  ocupado  para  que  su  mente no  le jugara  malas  pasadas. Pero  todo  eso, no  era  suficiente, siempre  terminaba  llorando  por  las  noches  y  pidiendo  a  Dios que  le  diera  algo  para  que  un día  no  acabara  con  su  vida.

Un  día  llamaron  a  Miriam  de  la  ONG  para  que  se  pasara, pues  había  recibido correspondencia. Era  de  José  María. Era  una  carta donde  le  pedía  permiso  para  poder cartearse  con  ella. Le  explicaba por encima como  era, su vida  y  que se sentía muy solo. Pues aunque  donde  él  estaba, había  muchas  personas , ninguna era de fiar, no  era  una compañía  sana, ni  una  amistad  verdadera. Le  explicaba  que  necesitaba comunicarse  con  otras  personas  que  no  fueran  de  ese  mundo. Le  pedía  que  si aceptaba  ser  su  amiga, tuviera  paciencia   con  él, pues  había  días  que  no  sabía cómo  avanzar  y  no  le  apetecía  ni  empezar  la  vida  diaria. Y  sobre  todo, si  un  día  la  ofendía  de  algún  modo, se  lo hiciera saber, pues  seguro habría  sido sin  darse  cuenta.

A  partí  de  aquel  día, todo  cambio. Tanto  para  Miriam, como  para  José  María. Empezaron  a  escribirse. En  tres meses se cogieron  confianza  mutuamente. Los  dos se  contaban  secretos  que jamás  se lo habían contado  a nadie. Se  intercambiaron sus   fotos. Miriam  le  mando  un  regalo  el  día  de  su cumpleaños.  Con  el paso del tiempo se enamoraron. José  María  parecía  una  persona  nueva. Miriam  salió  de  su depresión  y  melancolía. Hicieron  planes  de  juntarse  un  día  y  probar  si  podría funcionar  vivir  juntos. Pero  un  día  Miriam  recibe  una  carta  de  él, diciendo  que todo  se  acababa, sin  dar  ninguna  explicación. A  Miriam  se  le  cayó  el  mundo encima, no  entendía  que  estaba pasando. No  parando  de  llorar  y  pensar que pasaba  decidió  ir  a  hacerle  una  visita  por  sorpresa. Dejándole  los  niños  a  sus padres  decidió  ir a  verlo  y  cuál  fue  su sorpresa que  a  presentarse en la prisión le comunicaron  que  estaba  hospitalizado por enfermedad. Presentándose  en el hospital, habiendo  un  policía  en la puerta de su habitación  y  presentándose  como su  pareja, la  dejaron entrar. Conociéndose  por  primera  vez  en  persona. El se alegro mucho, los dos se abrazaron y se saludaron, como viejos amigos. Se sentaron, hablaron  y  a  la  hora  de  marcharse, José  María  le  dio  una  carta, donde  le explicaba  todo. Le  hizo  prometer  que  la  leería  estando  en el avión. Miriam  le  dio su  palabra  y  se  fue.


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