LA APUESTA 1

Por
Enviado el , clasificado en Terror / miedo
462 visitas

Marcar como relato favorito

En el lejano año 1850 el joven estudiante de Derecho Jaime Baró que se había matriculado en la Universidad de Cervera que es una pequeña ciudad de la provincia de Lérida; de estrechas y largas calles con sus casas pegadas las unas a las otras de entre las cuales sobresalía el campanario de la iglesia Santa María, se sintió algo decepcionado del decadente ambiente que reinaba en aquel centro docente, dado que la mayoría de los alumnos perdían el tiempo en banalidades mundanas y apenas pensaban en la tarea que llevaban entre manos, ni mucho menos en su futuro.

El caso era que la Universidad de Cervera que tuvo sus años de esplendor y los hogares de aquellla ciudad servían de posadas a los estudiantes, a causa de la expulsión de la Compañía de Jesús, de las guerras contínuas y sobre todo de la proximidad con Barcelona; todo ello propició que aquel templo del saber fuese apagándose gradualmente.

"Si Napoleón hubiese ganado la guerra, ahora este país sería una colonia de Francia y gozaríamos de los adelantos de Europa, y las enseñanzas de esta Universidad dejarían de ser tan conservadoras y tan anacrónicas como son ahora" - decían muchos estudiantes.

En aquellos primeros días Jaime Baró entabló amistad con un apocado condiscípulo llamado Martin Robles, quien en una ocasión le invitó a su casa y le presentó a sus padres y a su hermana Teresa; que era una hermosa joven de dieciocho años de cabellos negros y ojos grises. Entonces Jaime quedó tan gratamente impactado por los encantos por la delicadeza de aquella dama que anheló intimar cuánto antes con ella. Mas su amigo Martín con un semblante de preocupación le reveló un problema familiar.

- Bueno. Si quieres salir con mi hermana Teresa, primero tendrás que hablar con mi padre - le advirtió Martín a su amigo según era la costumbre de aquel entonces-. Pero has de saber que mi hermana no está bien de los nervios. Ella sufre "visiones". A veces cree ver al corregidor que hubo aquí durante la invasión francesa, el cual era un tipo muy cruel, un sádico que no dudaba en torturar y en asesinar a quien no pagaba sus impuestos. Y cuando por fin nuestras tropas lo capturaron y lo fusilaron, él poco antes de morir juró que de  algún modo se vengaría de aquel agravio. La cuestión es que cada vez que mi hermana ve al corregidor, en el barrio sucede alguna desgracia, como por ejemplo un mortal accidente o un asesinato. Pero te ruego que no divulgues a nadie esta facultad de Teresa, ya que nosotros con tantas guerras que hemos padecido, deseamos recuperar nuestra dignidad como mejor podamos.

Puedes confiar en mí - le respondió Jaime-. No obstante esta historia que me has contado sobre la venganza del corregidor depués de haber muerto es inverosímil. Es una supertición -expresó él con un esceptismo tajante-. Seguro que tu hermana. debido a su alteracción nerviosa tenga estas alucinaciones pero sin ningún fundamento. Y por lo que se refiere a las desgracias no me cabe la menor duda que son pura coincidencia.

Seguidamente los dos amigos se adentraron en una taberna a tomar un buen vino. Cuando se hubieron acomodado en una mesa y Martín hubo pedido que le sirvieran el vino aguado porque temía el grado de alcohol que éste pudiera tener le sentase mal, le dijo con vehemencia a su acompañante:

- Por lo visto tú sólo confías en las cosas tangibles que te rodean; en lo inmediato. Pero ignoras que en la vida hay muchos aspectos que desconocemos y que en cualquier momento nos pueden asaltr; o misterios insondables que escapan de nuestro control.

A Jaime aquella observación le hizo pensar que él y su amigo habían sido educados en dos escuelas antagónicas. Jaime era de una tendencia positivista que era hija de la Ilustración, mientras que Martin se movía en la ambivalencia del Romanticismo y creía en los viejos mitos y en las leyendas.

- Querido Martin. Estos misterios de los que hablas llegará un día en que la Ciencia les descubrirá una causa natural, porque lo que en un ayer era magia hoy es Ciencia. Y cuando el ser humano descubra la naturaleza de estos misterios se terminará la idea de Dios y el hombre será el único dueño de su destino - replicó Jaime con suficiencia a su colega-. Mira. Estoy dispuesto a demostrarte que el fantasma de este corregidor francés no existe; pues todo está únicamente en la mente de tu preciosa hermana.

- ¿Sí? ¿Y cómo lo harás?

- Voy a pasar esta noche en el cementerio junto a la tumba de este desalmado asesino, y verás que no sucede nada - repuso Jaime desafiante

- ¡No serás capaz!

- Claro qu soy capaz. ¿Qué te APUESTAS?

- Toda mi paga del mes, que no es poca. Si no puedes estar toda la noche en el cementerio pgas tú. Pero si superas esta prueba pago yo. ¿Te vale?

- De acuerdo - convino decidido Jaime.

                                                              CONTINÚA


¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales

Denunciar relato

Comentarios

COMENTAR

(No se hará publico)
Seguridad:
Indica el resultado correcto

Por favor, se respetuoso con tus comentarios, no insultes ni agravies.

Buscador

ElevoPress - Servicio de mantenimiento WordPress Zapatos para bebés, niños y niñas con grandes descuentos

Síguenos en:

Facebook Twitter RSS feed