LA OUIJA PARTE I

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LA OUIJA I. 

Becca abre un ojo, el sol se cuela por la rendijas de las cortinas y siente un agudo dolor de cabeza, como si agujas enormes y afiladas entrasen con toda furia por las sienes, desde su temprana infancia padece de migraña, es un dolor crónico, único, que te abraza, si te abandona por algunos días llegas incluso a extrañarlo. Es una joven de 15 años extrovertida, alegre y jocosa. Siempre rodeada de amigos y familiares que disfrutan de esa alegría y optimismo que irradia, pero en lo más profundo de su ser se esconde una persona muy distinta como las dos caras de una misma moneda, es insatisfecha, incomprendida, siente que las personas que la rodean no son legítimas que toda la cotidianidad que vive es como una puesta en escena de un inmenso teatro, considera que una parte importante de ella falta, adolece de algo aun desconocido. Durante tantos años sintió este vacío, este sentimiento que ella misma no comprendía, algo que la conmovía, la entristecía sin saber que era y como remediarlo. El verano estaba llegando a su fin y se acercaba el día de su cumpleaños, este evento le producía cierta alegría e incertidumbre, siempre los suyos preparaban una fiesta a la que asistían todos sus familiares y amigos, se cortaba una hermosa tarta y la llenaban de regalos, era siempre un día hermoso, con derroche de sonrisas, que agradecía tanto. Este cumpleaños entre tantos regalos recibidos había uno muy especial venia envuelto en un papel de regalo negro mate anudado con una cinta del mismo color en terciopelo, era una envoltura hermosa, elegante y sobre todo enigmática, sus dimensiones eran aproximadamente de unos 40 centímetros de largo por 30 centímetros de ancho, su espesor muy delgado. Cerro la puerta de su habitación, se sentó en la cama y rompió la envoltura del regalo, llena de curiosidad, quedando en completa perplejidad al descubrir que se trataba de una tabla de Ouija. Al momento la soltó de sus manos como si esta la quemase, cayendo la tabla sobre la cama y el puntero al golpear el piso provocó un extraño sonido que de cierta forma la sobrecogió. Un poco desconcertada se preguntaba para que quiero un Ouija, qué hacer con ella, porque me la han regalo y así un sinfín de preguntas venían a su mente. La Ouija a través de los años tanto en libros como medios de audiovisuales se ha encasillado en un objeto de adivinación usado en secciones espiritistas, mediante el cual se contacta con seres del más allá, la mayoría de la veces con demonios, espíritus oscuros o burlones, dando a conocer así la cara más fea y bruta de este tablero. Becca recogió el tablero junto con el puntero, lo saco de su habitación. Tomo una ducha y se tiró con desdén en la cama, en pocos minutos dormía profundamente como no era habitual en la joven.


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