EL DULCE SABOR DE LO PROHIBIDO

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Eran ya casi las diez de la noche y Lucy llegaba del trabajo agotada, al entrar a su departamento fue directamente a su habitación para liberarse de los tacones, estaba tan cansada que olvidó cerrar la puerta principal, necesitaba realmente relajarse y poco a poco se fue quitando la ropa, empezó por su blusa roja continuando con la falda negra, y así en ropa interior con medias negras a la mitad de sus muslos descalza se dirigió a la cocina a servirse una copa de vino, al volver a la recámara ingresó al baño para preparar el agua de la tina mientras tomaba un poco de la bebida.

A un costado de la cama se disponía a quitarse el resto de su lencería, pero se percató que la cortina de la ventana no estaba bien cerrada y pudo observar a un hombre que la miraba a lo lejos, ella sabía de quién se trataba lo cual no le desagradó, fue entonces que se acercó un poco más y frente a él inició a despojarse de su brassier de encaje negro lentamente, primero bajo un tirante con un movimiento muy sensual y después el otro e inició a mover sus caderas pausadamente hasta retirarlo por completo; en tanto que bailaba con oscilamientos muy sexys fue acariciando sus brazos y sus pechos sutilmente, sus manos recorrían su abdomen y cintura, mismas que descendían en sincronía con el vaivén circular de cadera siendo así que metió su mano derecha por debajo de la prenda que quedaba y acarició su monte de Venus. Él atónito no dejaba de observarla, ya en este punto Lucy estaba muy excitada por lo que le dio la espalda a la ventana y muy despacio agachándose bajo su tanga dejándola en el piso, de modo que llevando puestas sólo las medias su torso dio medio giro, volteó y con su mano agitó el dedo índice para indicarle a su espectador que fuera con ella.

Fue entonces que decidió ingresar al departamento de Lucy, lo cual fue fácil debido a que vio la puerta abierta con llaves puestas, su emoción y excitación estaban presentes, muy cerca Lucy ingresaba a la regadera, el agua tibia recorría su cabello rizado y cuerpo mientras frotaba su cabeza y piel, de repente entró al baño, deprisa retiró su vestimenta y se reunió con ella por vez primera, momento tan incitante en el que lo abrazó y empezó a besar ardientemente como sabía hacerlo, ambos unidos por sus brazos y labios en un beso apasionado se dejaron llevar.

Esas caricias que van acompañadas de un prolongado beso que parece no terminar, en conjunto con el agua recorriendo sus cuerpos fueron las sensaciones más cachondas de la ocasión. Lucy disfrutaba mucho cómo él acariciaba sus senos que cada vez se hacían más grandes, la temperatura ya estaba en lo más alto así que al verla tan agitada comenzó a besar sus rígidos pezones y dirigió su mano a tocar su vulva, hasta ese momento no fueron necesarias las palabras, sólo el lenguaje corporal era el que prevalecía y era más que suficiente, de ahí que al empezar a masturbarla los gemidos no se hicieron esperar, a la par de movimientos involuntarios que indicaban que lo estaba disfrutando, por lo cual ella le exclamó por primera vez: "me encanta como lo haces, quiero que me lleves al final y darte mi orgasmo". Ante lo cual, dejó se usar sus dedos y bajó para hacerle sexo oral, no podía creer el grado de humedad en el que se encontraba y no precisamente por el vital líquido que era testigo de esa fusión de energías. Cada vez era más fuerte la libido de Lucy quien levantaba su pierna sin dejar de gemir y retorcerse, ¡de pronto! dió un grito con una expresión en su rostro que indicaba esa culminación que deseaban los dos, un orgasmo lento que originaba un alarido de placer.

Bastaron un par de minutos mientras se abrazaban para recuperarse y entonces ahora ella tomaba el control, así que se hincó delante sin dejar de mirarlo a los ojos, tomó con su mano derecha su pene muy erecto y empezó a besarlo, a su vez lo masajeaba de arriba a abajo para paulatinamente introducirlo en su boca y con su lengua juguetona empezó a lamer todo su alrededor, a ella le estimulaba sentirlo firme hasta el fondo de su garganta, siempre y cuando tuviera el grado de erección perfecto y en ese momento lo tenía. Al seguir con una felación incesante, logró provocar fuertes espasmos y una secreción que empapaba su boca para finalmente hacer que su compañero llegará a tan ansiado instante con una fuerte eyaculación y ese sabor dulce en su boca que a ella tanto le deleitaba.

Aquello sin duda había sido una experiencia hermosa libre de prejuicios e inhibiciones que sólo conjugaba un erotismo sin tomar en cuenta el tiempo, la pasión con la que dos seres se entregaban plenamente sin ser una obligación o compromiso, al contrario con ese ímpetu que dejaba de lado todo tedio o pudor, únicamente con la finalidad compartida de disfrutar y sentir.

Después de ser protagonistas de dicho deleite, ambos salieron del baño cubriéndose con una toalla y en la recámara permanecieron entrelazados por unos minutos. Enseguida tomó su ropa y se vistió mientras Lucy lo observaba sentada en la cama. Miradas que dicen tanto y a la vez nada. Se acercó a ella, la tomó de las manos y con una voz inquietante le preguntó: "¿Te volveré a tener?", sin hablar se levantó de la cama, colocó sus brazos alrededor de su cuello y lo besó. Acto crucial que dejaba entrever el inicio de una nueva historia.

Con una sonrisa y brillo en sus ojos se despidieron, dejo la habitación y salió del lugar.

Continuará...


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