EL RECONOCIMIENTO : ACEPTACIÓN (2-4)

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                              EL  RECONOCIMIENTO: ACEPTACION

                                                          (2-4)

 

Al  bajar  del  avión, su  padrino  lo  esperaba  en  el  aeropuerto. Jeremías  presento  a Jesús, seguidamente  se  subieron  al  coche  y  se  fueron  directos  al  hospital. Nada más,  llegar  a  la  habitación  de  su  padre, Jesús  pidió  permiso  a  Jeremías, para  poder  hablar  con  el  médico  de  las lesiones  causadas  debido  al  accidente. Jeremías  le  dio  permiso, saliendo   de  la  habitación,  buscando  al  doctor.

 Al  encontrarlo  y  hablar, le  comunico  que  el  estado  de  las  lesiones, estaba  controlado, pero  lo  que  le  preocupaba, es  que  aun  no  sabía  lo  de  su esposa  y  como  lo  tomaría, a  parte,  dentro  de  unos  días, sería  aconsejable, que  se  hiciera  ver  por  un  sicólogo.

Jesús  se  dirigió  a  la  habitación, pidiendo  a  Jeremías  que  saliera  fuera, para  poder hablar  con  él. Le  comunico  lo  que  el  médico  le  dijo  de  su  padre, aconsejándole que  cuando  pudieran  le  contaran  todo  lo  sucedido. Jeremías  se  dirigió  al despacho  del  doctor, preguntándole  cuando  podía  viajar  su  padre. Le  dijo  que  aún  era  pronto, a  no  ser  que  fuera  en  un  avión  militar, preparado  para  pacientes hospitalarios.

Salieron  del  despacho  del  médico, fueron  por  el  padrino  y  se dirigieron  a  solucionar  lo  de  su madre, pues  el  entierro  era  en  pocas  horas. La  enterraron  en  el  panteón  familiar. Todo  el  cuartel  estaba  presente. Jesús  no  se a parto  de  Jeremías, seguidamente  se  fueron  a  casa  de  sus  padres, se  ducharon  y volvieron  al  hospital.

Esa  noche, le  pidió  Jesús  quedarse  con  él  en  el  hospital, Jeremías  no  quería, pero Jesús  insistió, recordándole  que  al  día  siguiente  tendría  que  arreglar  mucho papeleo  debido  al  acontecimiento  ocurrido. Jeremías  termino  aceptando, dejando a   Jesús  al  cuidado  de  su  padre.

Jesús  estuvo  atento  a  su  padre  en todo  lo que  pudo. Si  tenía  que  moverlo, cambiarlo  o  incluso  darle  agua. Pues  el  padre  estuvo  casi  toda  la  noche despierto, sin  poder  dormí.

 Por  la  mañana, entraron  hacer  las  curas, pidiéndole que  saliera  fuera. Jesús  dijo  que  era  medico, que  seguramente  el  se  encargaría  de  él, una  vez  viajara. Que  por  favor  lo  dejaran  ver  las  lesiones, pues  deseaba  ver el  estado  de  todas  en  general.

El  padre  de  Jeremías  lo  miraba, no  sabía  a  qué  tanto  interés. Lo  recordaba  de haberlo  visto  en  el  cuartel  con  su  hijo  y  de  que  este  le  dijo  que  se  iría  con  un amigo  a  vivir  a  Mallorca, pues  los  dos  tenían  trabajo  en  la  isla. Pero  nunca habían  sido  presentados  oficialmente.

El  médico  acepto, Jesús  vio  las  heridas  y  ayudo  en  su  curas. A  la  hora  del  aseo Jesús  dijo  que  lo  aria  él, que  no  se  preocuparan. Pues  para  él  era  como  si estuviera  aseando  a  su  propio  padre. Pidió  un  camisón, un  pañal  y  esponjas, seguidamente  lo  aseo, apareciendo  Jeremías  mientras  lo  hacía, donde  no  paraba de  mirarlo  y  observarlo. Su  padre  quedo  sorprendido  sin  decir  ni  una  palabra.

Pasaron  los  días  y  viendo  que su  padre  preguntaba  por  su  madre, terminaron contándole  todo. Mientras  iban  explicándole, lo  ocurrido, el  padre  lloraba. Jeremías no  pudo  seguir  ablando, terminando  abrazándolo, llorando  los  dos. Jesús  en ese momento  se  encontraba  fuera, pues  Jeremías  le pidió  que  los  dejaran  a  solas, para  poder  hablar  los  dos.

El  padre  de  Jeremías, era  un  hombre  fuerte, había  luchado  en  la  guerra  civil, siendo  muy joven, no  teniendo  todavía  la  mayoría  de  edad. En  ese momento  se encontraba  recién  retirado, aunque  seguía  yendo  al  cuartel.  A  la  edad  de  70  años, habiendo  visto  y  padecido  tantas  cosas, no  entendía  como  se  habían volcado  en  destruirlo  de  esa  manera.

 Nunca  dijo  ni  mu, nunca  maldijo  a  nadie, nunca  se  le  escucho  decir  en  voz  alta un  mal  pensamiento. Tan  solo  repetía, ¿porque, porque?, si  cuando  uno  se  muere no  se  lleva  nada. Luchan  por  un  trozo  de  tierra, al  morir   uno, seguirá   la  tierra  donde  está. Se  quejaron  de  la  guerra  civil, ¿y  esto? Los  bolsillos  se  irán  vacios, ni  el  propio  cuerpo, ni   la  lengua  acompañan  al  lugar  de  reposo. Entonces ¿Por qué? Si  nada  nos  pertenece.


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