Las manzanas de la discordia

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El señor Cali y el señor Canti, tenían dos hectáreas de terreno cada uno, muy cercanas uno del otro. Los dos decidieron poner manzanos en sus parcelas. El señor Cali puso dos variedades en un marco de plantación que permitiera a los árboles tener espacio, riego y luz suficiente, para dar lo mejor de sí mismos. De esa manera podría gestionar mejor los esfuerzos del trabajo y dedicarle más tiempo a cada árbol.

Sin embargo, el señor Canti se decantó por un cultivo más intensivo, poniendo el doble de árboles que su vecino. También más variedades, pensando que así ganaría más. Pero la cantidad de tiempo en cuidados que requería cada árbol, era insuficiente; sin tener en cuenta el consumo de agua, que era el doble. Sí, había muchas manzanas, pero sus propiedades y características dejaban mucho que desear. No le quedaba otra que utilizar productos de engorde, para que así pareciera que sus manzanas eran las mejores.

Por su parte el señor Cali, ofrecía un producto de categoría superior, ya que había dedicado el tiempo suficiente, a cada uno de sus árboles. También había consumido menos agua y menos gasolina en su tractor.

No obstante, cuando los productos llegaban al mercado, los del señor Cali, no tenían tanto éxito como los del señor Canti. También era cierto que los del señor Canti eran más baratos y se vendían más. Ahora bien, el resultado final, era que los dos habían ingresado el mismo beneficio. Uno ofreciendo manzanas de categoría superior y el otro manzanas de categoría inferior.

Las personas a las que llegaban las manzanas, sabían perfectamente cuales eran unas y cuáles eran las otras.

Moraleja: Cali-dad mejor que Canti-dad

Ahora bien, el colmo de lo peor, estaba en el señor que más vendía. Este tenía una parcela mucho más grande petada de manzanos. Ni tan siquiera él sabía cuántos había. Sus Frutos eran tan numerosos que invadían todos los mercados, evidentemente eran los más baratos. Allí donde parecían brillar unas buenas manzanas, llegaba el señor de la parcela grande e invadía los espacios, relegando las mejores manzanas a un segundo plano e imponiendo su ley de "yo", el number one.

Y así va el libre mercado de las manzanas... que se piensan.


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