Esposa compartida

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Mi esposo me despertó con una taza de café y un sandwich en la cama, era nuestro aniversario y me preparó el desayuno. Siempre tan romántico, se quedó conmigo y compartimos la comida. Le agradecí por su detalle y le deseé que tuviera un buen día en el trabajo.

"No voy a trabajar, pasaré el día contigo" me dijo mientras se ponía una de sus camisas. "¿A dónde vamos entonces? ¿Qué ropa me debo poner?" Le pregunté y me respondió "A ningún lado, quédate en ropa interior, ponte éste antifaz y sal conmigo a la sala, tenemos visitas".

Él disfruta que otros me vean y a mi me encanta sentirme puta. Me ha convencido de mostrar mis senos a desconocidos en la autopista mientras él maneja o cuando otro me mira él agarra mis nalgas y hace que yo le toque su pene. Siempre tenemos ése tipo de juegos así que ya sabía que se trataba de algo así. 

Seguí sus órdenes, cubrí mis ojos y salí a la sala tomando su mano. Me ordenó que me pusiera de rodillas y me dijo "El otro día me contaste que fantaseabas hacerlo con otros hombres mientras yo te miraba, éste es tu regalo". En ese momento alguien se paró frente a mi, agarró una de mis manos y la puso en sus pantalones. Su miembro ya estaba duro, lo sacó y me hizo tocarlo. "Chúpalo" dijo mi esposo desde el otro lado de la sala.

Estaba algo nerviosa, pero muy excitada. No podía ver quién era ese hombre, no creía lo que estaba pasando, estaba increíblemente caliente por todo el escenario. Puso la punta de su pene en mis labios y abrí la boca sin vacilar. Pasó toda su erección por mi lengua. No pude resistir y se la chupé como si fuera la mejor verga que hubiese chupado. Él me agarraba por el cabello y me obligaba a tenerla en mi garganta, me ahogaba, me hacía tener arcadas, pero eso le agregaba erotismo. Me sentía una perra, estaba en modo insaciable.

Luego me levantó, me llevó al sofá, se sentó y me recostó sobre sus piernas. Quitó mi brasier y apretó mis tetas. Bajó mis pantys y metió sus gruesos dedos masculinos en mí ya húmeda y abierta vagina. Sin poder ver nada mis sentidos se acentuaron, podía oír su respiración, sentía sus latidos, estaba tan emocionado cómo yo.

Me daba nalgadas, apretaba mi cuello. Yo levantaba mis nalgas, me estremecía. Menos mal estaba en mi propia casa porque no pude evitar los gritos. Cada vez metía los dedos más fuertes, me retorcía de placer, tuve un orgasmo tras otro y no de detenía. Ese hombre hacia magia con sus dedos.

Al ver que ya me estaba descontrolando me cargó, me tiró en el sofá, abrió mis piernas y comenzó a lamer mi concha. Mi esposo se acercó y retiró el antifaz, al fin pude ver, era uno de sus compañeros de trabajo, ya habíamos compartido algunas copas en grupo y recuerdo haber comentado que me parecía guapo.

"Mi puta y hermosa esposa ¿Te gusta tu regalo?", Le respondí "Si señor". Su amigo no dejaba de lamer mis fluidos, probó cada milímetro de mi vagina, chupó mi clítoris y me decía cosas como "Que deliciosa, tu sabor es increíble". Nuevamente me estaba retorciendo del placer "podría comerte todo el día, pero ahora te voy a coger", se puso de pie y se desnudó.

Tenía un buen cuerpo, mi esposo se sentó a nuestro lado y me miró sabiendo que lo iba a disfrutar y sonrió conmigo, cómplices en esta aventura. Sin una palabra más su amigo metió su pene dentro de mí, estaba tan mojada que se fue completo hasta el fondo en el primer empujón.

Me cogió dura y vigorosamente, con sus manos exprimiendo mis tetas. Me decía cosas sucias y seguía dándome rápido, fuerte, gimiendo, gritando. 

"¿Te gusta ver que me cogen papi?", Me agarró, me besó y me dijo "me encanta ver que mi esposa es toda una puta, si te portas bien y le sacas toda la leche, luego te traigo más amigos". La sensación era indescriptible, el hombre que amo haciendo realidad mis sucias fantasías.

Me cogió en cuatro, como la perra que soy. Me lo hizo en todas las formas posibles sobre ese sofá. Me penetró fuerte y mi esposo me miraba con orgullo. Cuando iba a acabar rápidamente me puse de rodillas frente a mi marido y lo miré con picardía mientras su amigo se corría abundantemente en mi cara.

El amigo agradeció a mi esposo por la invitación, se vistió y se marchó. Yo me paré para ir a limpiarme y también le agradecí. Le dije que lo esperaba en la ducha, me acababan de coger y ya quería otro pene en mi ser.


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