EL DESPERTAR DEL DURMIENTE (1-8) FIN

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Abel  cayó  de  rodillas  al  suelo. No  daba  crédito  a  lo  que  veía. Era  Abigail  viva. Como  si  no  hubiera  pasado  nada. Había  un  felino  pasándole  su  lengua  por  los  pies, mientras  que  ella  le  acariciaba  el  pecho. Era  increíble  para  el  padre. Imposible  aceptarlo, pues  era  irreal  la  escena  que  había  delante  de  sus  ojos.

 Las  serpientes, junto  con  una  manada  de  lobos, rodeaban  a  la  chica. Que  por  primera  vez  se  ponía  de  pie, andado  entre  toda  clase  de  animales. Percatándose  que  su  padre  estaba  cerca, fue  hacia  él, pasando  por  las  serpientes  y  entre  los  lobos. Para  la  vista  de  Abel, aquella  situación  era  difícil  de  aceptar. Para  él, aquello  no  era  real.

Mientras  tanto, sus  socios  averiguaban  quien  era  el  dueño  de  una  gran  parte  de  las  tierras, descubriendo  algo  impensable  y  por  supuesto  increíble, sí  no  lo  hubieran  presenciado, con  sus  propios  ojos. Al  sacarle  los  documentos, ponía  el  nombre  del  abuelo  de  Abigail, pero  cuando  cogieron  el   papel  para  leerlo, empezó  el  nombre  a  cambiar  y  en  vez  de  poner  el  de  un  principio, el  que  estaba  puesto  y  vieron. Se  empezaron  a  cambiar  las  letras  y  a  acabar  ponía  Abigail, junto  con  la  huella  de  su  dedo, pero  hecha  con  sangre.

Así, que  estaba  mirando  por  otro  lado  del  bosque, se  le  acerco  un  pájaro  muy  colorido, llamado Tucanes  y  le  dijo;

--- ¿Qué  haces  mirando  por  aquí? Tu  hija  está  en  aquella  zona, aligérate, te  espera.

Así  echo  a  correr. Al  acercarse, no  daba  crédito  a  lo  que  veía. Su  hija  estaba  muy  guapa. Tenía  una  vestimenta, echa  de  escamas  y  flores. En  el  pelo, llevaba  un  recogido  de  hojas  y  ramas. Estaba  vestida, todo  cedido  de  la  naturaleza, todo  proporcionado, solo  para  ella.

Se  acerco, se  abrazaron  y  se  despidieron. Pues  Abigail  les  explico  que  ahora  pertenecía  a  la  naturaleza, que  ahora  debía  a  cuidar  del  planeta. La  madre  no  lo  aceptaba, no  la  dejaba  marchar.

Abigail  no  tuvo  más  remedio  que  contarle  y  explicarle  todo:

--- Mamá, tu  tenias  que  haber  cuidado  lo  que  con  tanto  esmero  te regalaron  al  nacer.

---Mamá, tu  tenias  que  haber  protegido  esta  hábitat  que  la  madre  tierra  te  cedió  con  tanto  amor  y  devoción.

Y  mirando  a  Abel  y  Así  les  dijo:

--- Papá, Mamá, me  tendrías  que  haber  educado  y  enseñado  a  proteger  la  naturaleza, la  cual  me proporciona, alimento, oxigeno, agua  y  belleza  para  mi  vista.

¿Como  no  lo  habéis  hecho?, me  toca  a  mi  arreglar  vuestros  errores, aprendiendo  de  ellos. Los  abrazo, los  beso  y  despareció, adentrándose  en  el  bosque.

Abel  y  Así  lo  dejaron  todo, marchándose  a  vivir  a  la  aldea  de  las  Amazonas, donde  se  conocieron. Abel  lo  dejo  todo  a  una  ONG  de  la  naturaleza  y  el  medio  ambiente. De  vez  en  cuando  Abigail  iba  a  verlos, el  bosque  volvió  a  su  esplendor  de  antes  del  suceso.

Se  dice  que  todavía  esa  personita  que  dio  la  vida  por  la  naturaleza, intenta  que  cada  niño  y  niña  al  nacer, nazca  con  una  pizca  de  sensibilidad  a  la  tierra, pero  que  el  trabajo  de  que  ese  sentimiento  crezca, depende  de  que  sus  cuidadores  y  padres, la  alimente, conformen  vayan  creciendo.

 

                                                            FIN

 

 


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