Los aretes del cielo

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Pueda que haya transcurrido un siglo, pero volví a mis diecisiete cuando descifraba misterios como el sabio competente. Vislumbré la inefable profundidad y mi vida se volvió fecunda como la de un niño ante Dios.

Descubrí al Amor hecho un torbellino lleno de pureza original, al feroz animal susurrando en un dulce trino, a los peregrinos detenidos, a los prisioneros liberados, al viejo convertido en niño y al malvado transformado en puro y sincero.

Mi vida, enredándose como la hiedra en el muro, brotó como el suave musgo en la piedra. Mi más claro proceder y más ancho pensamiento no superaban al sentimiento por encima del saber.

Como un mago condescendiente, todo cambió el momento que me alejó dulcemente de rencores y violencias. El Amor con su ciencia me volvió tan inocente. Mis pasos retrocedían mientras que el de mis amigos avanzaban. Un arco de alianzas penetró en mi nido y con todo su colorido se paseó por mis venas y arterias.

El Amor como un diamante fino rompió la dura cadena que me ataba al destino y alumbró mi alma serena. Mi ventana se abrió de par en par y como por encanto el Amor entró con su blanco manto en esa tibia mañana.

Una bella diana resonó en mi interior e hizo brotar el jazmín de felicidad,  el serafín me llevó al cielo lleno de aretes y el querubín convirtió finalmente mis años en diecisiete.

Kati iluminada por Violeta.

La canción original:

VOLVER A LOS 17

Por Violeta Parra

Volver a los diecisiete
después de vivir un siglo
es como descifrar signos
sin ser sabio competente.
Volver a ser de repente
tan frágil como un segundo.
Volver a sentir profundo
como un niño frente a Dios.
Eso es lo que siento yo
en este instante fecundo

El amor es torbellino
de pureza original.
Hasta el feroz animal
susurra en su dulce trino.
Retiene a los peregrinos,
libera a los prisioneros.
El amor con sus esmeros
al viejo lo vuelve niño.
Y al malo sólo el cariño
lo vuelve puro y sincero.

    Se va enredando, enredando
    como en el muro la hiedra.
    Y va brotando, brotando
    como el musguito en la piedra,
    como el musguito en la piedra,

Lo que puede el sentimiento
no lo ha podido el saber,
ni el más claro proceder,
ni el más ancho pensamiento.
Todo lo cambia el momento
cual mago condescendiente.
Nos aleja dulcemente
de rencores y violencias.
Sólo el amor con su ciencia
nos vuelve tan inocentes.

Mi paso retrocedido
cuando el de ustedes avanza.
El arco de las alianzas
ha penetrado en mi nido.
Con todo su colorido
se ha paseado por mis venas.
Y hasta la duras cadena 
con que nos ata el destino.
Es como un diamante fino
que alumbra mi alma serena.

    Se va enredando, enredando
    como en el muro la hiedra.
    Y va brotando, brotando
    como el musguito en la piedra,
    como el musguito en la piedra,
    ay, sí, sí, sí.

De par en par la ventana
se abrió como por encanto
entró el amor con su manto
como una tibia mañana.
Al sol y a su bella diana
hizo brotar el jazmín.
Volando cual serafín
al cielo le puso aretes.
Mis años en diecisiete
los convirtió el querubín.

    Se va enredando, enredando
    como en el muro la hiedra.
    Y va brotando, brotando
    como el musguito en la piedra,
    como el musguito en la piedra,
    ay, sí, sí, sí.


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