El Camino de la Incertidumbre

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Gerardo había esperado este día con ansias, pero ahora que se encontraba al borde de una nueva etapa en su vida, los nervios lo estaban consumiendo de manera implacable. Recién egresado de la universidad, se encontraba sentado en el borde de su cama, repasando mentalmente lo que podría enfrentar en su primera entrevista de trabajo al día siguiente. El sudor le perlaba la frente mientras su mente se inundaba de dudas e inseguridades.

Su madre, una mujer cariñosa y comprensiva, entró en la habitación y notó la tensión en el rostro de su hijo. Con una sonrisa tranquilizadora, se sentó a su lado y puso una mano reconfortante sobre su hombro. "¿Cómo te sientes, Gerardo?" preguntó, sabiendo que su hijo estaba pasando por un momento de gran turbación.

Gerardo suspiró y miró a su madre con ojos ansiosos. "Mamá, estoy realmente nervioso. No sé qué me van a preguntar en la entrevista, y me preocupa no estar lo suficientemente preparado."

Su madre le dio un apretón suave en el hombro. "Gerardo, recuerda todas las veces que has enfrentado desafíos en el pasado. Siempre has demostrado ser un estudiante dedicado y capaz. Tu preparación en la universidad te respalda."

"Lo sé, mamá, pero esto es diferente. No sé si he aprendido lo suficiente, si estaré a la altura de lo que esperan. ¿Y si me hacen preguntas difíciles y no sé cómo responder?"

Su madre le sonrió con cariño. "Gerardo, todos enfrentamos momentos de incertidumbre. Pero debes recordar tus logros pasados. Siempre has sido un excelente alumno, has superado exámenes difíciles y has trabajado duro para llegar hasta aquí. Confía en ti mismo y en lo que has aprendido."

Gerardo asintió, aunque todavía sentía un nudo en el estómago. "También estoy preocupado por cómo vestirme. No quiero parecer demasiado formal ni demasiado casual."

Su madre rió suavemente. "Eso es normal, cariño. Mi consejo es que optes por algo elegante pero cómodo. Vístete de manera que te sientas seguro y profesional. Recuerda, la primera impresión cuenta, pero lo más importante es cómo te presentas y respondes durante la entrevista."

Gerardo asintió de nuevo, sintiendo una pequeña chispa de confianza creciendo dentro de él. "Gracias, mamá. Siempre sabes qué decir para calmarme."

Su madre le acarició el cabello con ternura. "Eso es lo que las madres hacen, ¿verdad? Estoy aquí para apoyarte en cada paso del camino. No importa cuál sea el resultado, eres un joven talentoso y tienes mucho que ofrecer."

La noche pasó lentamente mientras Gerardo continuaba repasando posibles preguntas y respuestas en su mente. Finalmente, llegó la mañana de la entrevista. Se miró al espejo, ajustó su corbata y se puso el traje que había elegido con su madre la noche anterior. A pesar de los nervios, se sintió un poco más seguro al ver su reflejo.

"Buena suerte, cariño", dijo su madre mientras le daba un abrazo cálido. "Recuerda que eres capaz y estás listo para esto."

Gerardo sonrió, sintiendo el apoyo de su madre como un escudo contra la ansiedad. "Gracias, mamá. Voy a hacer lo mejor que pueda."

En el camino hacia la entrevista, las palabras de su madre resonaron en su mente. Se recordó a sí mismo que había trabajado duro para llegar hasta aquí y que tenía un conocimiento sólido en su campo. Mientras esperaba en la sala de espera, trató de mantener la calma, respirando profundamente y recordando todas las veces que había superado desafíos anteriores.

Finalmente, llegó su turno. Caminó hacia la sala de entrevistas con la cabeza en alto y una sonrisa confiada en el rostro. Las preguntas empezaron a fluir, y para su sorpresa, muchas de ellas estaban relacionadas con lo que había aprendido en la universidad. Se dio cuenta de que estaba respondiendo con claridad y seguridad, sorprendiéndose a sí mismo con la fluidez de sus respuestas.

Después de la entrevista, mientras regresaba a casa, su teléfono vibró. Era un correo electrónico de la empresa, ofreciéndole el trabajo. La emoción y la alegría inundaron su ser. Llamó a su madre para compartir la noticia, y ella estaba emocionada y orgullosa de él.

Con el tiempo, Gerardo se dio cuenta de que sus dudas y nervios eran parte natural de cualquier nuevo desafío, pero no debían definir su valía ni su capacidad. Gracias al apoyo incondicional de su madre y a su propia determinación, había superado sus miedos y había demostrado que era capaz de enfrentar cualquier reto que la vida le presentara.


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