Comenzando a ser swingers Parte 6

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Los tres nos quedamos rendidos. Tirados en la cama. Desnudos. Recuperando la respiración de esa orgía maravillosa entre Victoria -mi esposa- Gustavo y yo. Había en esa cama de motel una tranquilidad increíble. Todos estábamos muy cómodos con la situación. Mi esposa estaba desnuda y llena de semen de otro hombre, Gustavo también desnudo y acostado junto a mi esposa y en su verga oscura y pequeña se veía todavía el brillo de nuestros jugos sexuales. Y yo, desnudo junto a ellos dos. Ninguno se sentía incómodo por lo que acabábamos de hacer o por estar desnudos. Por la forma de comportarse, Victoria parecía que tenía años de conocer a Gustavo y ser su amante y no que él hubiera sido un completo desconocido para ella hasta apenas unas horas antes. Gustavo también se veía feliz de estar desnudo y exponerse ante nosotros, tanto que las caricias entre los tres seguían y nuestras manos iban de un cuerpo al otro, de una verga a la otra o agarrando las tetas o la pusa o las nalgas de mi mujer.

Es muy normal que después del sexo, con el orgasmo se apague o se reduzca la lívido y que incluso se pueda llegar a sentir algo de "vergüenza" o de pena por lo que se ha hecho; especialmente para una mujer que acaba de coger con un desconocido y haber sido poseída con su esposo como testigo. Pero con Victoria no fue así. Se le notaba exuberante, feliz, desinhibida al 100%. Es más, ella lucía su cuerpo desnudo y ponía las tetas y los pezones duros contra el pecho de Gustavo o le agarraba las manos y hacía que él la acariciara y le tocara el pelo rubio de su pusa o que le sobara con un dedo la entrada de su ano. No es que mi esposa estuviera irreconocible (porque siempre fue muy desinhibida y suelta en todo, incluso en el sexo) sino que era la primera vez (pero no sería la última) que yo la veía comportarse así. Era una participante activa en el trío que estábamos haciendo y no se contenía en nada. Era la muestra perfecta de que ella y yo teníamos una relación y un matrimonio excelente, basado en la honestidad y la transparencia y la confianza total. Victoria no nos pedía nada, simplemente si ella quería hacernos algo lo hacía o si deseaba algo especial, nos lo decía y listo.

Sin darnos cuenta habían pasado cuatro horas en el motel y ya habíamos hecho casi de todo y tenido varios orgasmos cada uno, así que cuando nos avisaron que el tiempo se había terminado decidimos pagar por otras cuatro horas y seguir gozando de ese primer trío. Por supuesto que estábamos bastante cansados de la maratón sexual que acabábamos de tener, así que nos quedamos desnudos platicando y contándonos de nuestras experiencias y todo lo que pensamos y sentimos en el trío. También nos dio hambre y sed y pedimos comida y bebida y Victoria nuevamente se volvió a exhibir desnuda ante quien llevó lo que ordenamos. Cuando tocaron la puerta para avisar que ya estaba la comida, Victoria se levantó sin ningún recato y bamboleando las tetas y dejando una estela de olor a sexo caminó hasta la puerta y en lugar de abrir la ventana donde la pasarían, abrió completamente la puerta y quedó desnuda frente al camarero. Él se quedó boquiabierto. Victoria agarró lo que pedimos y lo dejó al lado de la cama, lo que permitió que el camarero la viera totalmente desnuda y cómo sus nalgas grandes y blancas se mueven cuando camina. Victoria agarró dinero de mi cartera y otra vez caminó desnuda a donde estaba el camarero y le pagó... y se quedó allí. Parada y desnuda. No cerró la puerta y el camarero la vio de arriba abajo e inconscientemente se agarró el paquete y se lo apretó. Victoria estiró su mano a la entrepierna del camarero y le agarró el paquete... se lo sobó unos segundos y se notaba que la verga le crecía dentro del pantalón. Victoria se hincó frente a él y despacio le bajó el zíper y le sacó la verga. Era una pija de tamaño normal pero muy negra, dura y parada... y lo mejor es que no estaba circuncidado (Gustavo y yo sí lo estamos) y así que era la primera verga con prepucio que mi mujer probaba en su vida, y le encantó. Ya con la verga del camarero de fuera, Victoria acercó su cara y se la restregó y primero le dio algunos besos y después sacó la lengua y la pasaba por toda esa pija desconocida y se puso a jalar con los labios y los dientes el pellejito negro y largo... y con la lengua recogió el precum que le salía. Y en un momento Victoria se metió esa verga hasta el fondo de la boca y se puso a darle una gran mamada. Era increíble, en un sólo día ella ya había probado dos vergas desconocidas. Además, el camarero bajó sus manos y mientras mi mujer le chupaba la verga, él le sobó y estrujó los pechos y le jalaba muy duro los pezones.

El camarero no duró mucho y cuando empezó a sacar su semen, Victoria siguió chupando y relamiéndose y degustando el segundo semen que probaba ese día, de desconocidos. Gustavo y yo no quitábamos la vista de lo que ella hacía, y yo hubiera deseado que mi mujer también tuviera esa otra verga dentro de su pusa y la llenara de semen, pero el camarero se vino demasiado rápido (y yo no sabía si Victoria hubiera querido que él le metiera la verga... pero resulta que sí, a ella le hubiera gustado). Victoria le sacó todo el semen y después le chupó la verga antes de meterla dentro de su calzoncillo. El camarero se arregló el pantalón y sin decir nada se fue.

Ella regresó a la cama, pero tanto Gustavo como yo teníamos las vergas paradas y estábamos mudos. Ella sólo nos dijo que esperaba que no nos importara que le hubiera mamado la verga al camarero pero que se le había antojado. Que primero se calentó pensando en que la viera desnuda y que sería sólo eso, pero cuando vio el deseo en los ojos del camarero y que se tocaba la verga porque se le estaba parando, ella no se aguantó las ganas de saber cómo tenía la verga, qué tan dura y gruesa y larga era... y por eso le metió mano. Y que cuando vio que tenía prepucio y ella nunca había tenido una verga así, decidió darle una mamada que él nunca olvidara. También quiso que el camarero le metiera la verga en la pusa y así probar dos diferentes en el mismo día, pero él se vino muy rápido en su boca... así que ella nos dijo que sería para la "siguiente" vez que fuéramos... así que ella dejó muy en claro que esto continuaría (con Gustavo y con todas las personas que pudiéramos). Y con el olor y el sabor del semen del camarero, ella me besó primero a mí y después a Gustavo.

Continuará…


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