Los días siguientes al trío que hicimos mi esposa Victoria y yo, con Gustavo, fueron maravillosos y llenos de sexo, amor y mucho placer. Nos dedicamos a ver los videos y fotos que habíamos tomado y a recordar y a hablar de cada cosa, de cada detalle de lo que pasó y de lo que sentimos. Y eso hizo que nuestro matrimonio no sólo se reforzara más, sino que la comunicación y la transparencia fueron totales a partir de ese trío. Nos confesamos todas las fantasías que teníamos, los deseos sexuales más oscuros y secretos y nos quitamos cualquier máscara que tuviéramos y fuimos realmente nosotros mismos, sin temor al rechazo o a ser juzgados o señalados. Definitivamente éramos dos personas normales y con deseos normales que la sociedad ha estigmatizado y que "castiga" si se realizan o siquiera se expresan. Y decidimos que nunca más los paradigmas o normas nos limitarían o nos restringirían o evitarían que hiciéramos lo que como pareja adulta quisiéramos hacer voluntariamente y en consenso. Y algo que nos permitía vivir en completa libertad sexual es que tanto Victoria como yo somos ateos, y por lo tanto desde nuestra juventud no teníamos ningún trauma religioso y no creíamos ni obedecíamos algo tan arcaico como la religión, que sólo juzga, castiga, condena, extorsiona, etc. Decidimos ser verdaderamente libres, y cómo ya lo éramos como personas, ahora nos tocaba la libertad sexual. Eso incluía el deseo y el reconocimiento de que éramos bisexuales. En cuanto a nuestro matrimonio, decidimos que siempre lo haríamos todo juntos, en pareja, sin ocultarnos nada y tratando de que los dos obtuviéramos toda la satisfacción que quisiéramos o necesitáramos; tanto física y sexual, como emocional.
Y como ya habíamos tenido un trío HMH y nos había encantado (y queríamos más) quisimos que el siguiente fuera con una mujer. Pero sabíamos que eso era más difícil, así que empezamos a analizar y a planear cómo lo podíamos hacer y con quién. También pensamos que quizá sería más fácil conseguir una mujer que quisiera coger con los dos, si hiciéramos un intercambio de parejas, pero analizamos que eso haría más difícil que ambos nos concentráramos en que Victoria tuviera sexo con la mujer y yo no me quería perder ni el más mínimo detalle. Y por eso es que nos encantan más los tríos, porque así los dos podemos estar enfocados en lo que como pareja hacemos (porque lo importante para nosotros, es ser pareja y compartir unidos) y en cierta forma, la tercera persona se convierte en un "instrumento" sexual para complacernos. Lo que nos llevó a decidir que siempre que cogiéramos con alguien más, ya fuera hombre o mujer, tendría obligatoriamente que ser bi o estar seriamente decidido a coger con nosotros dos. Nunca nos ha parecido bueno que en nuestra pareja sólo uno tenga placer. O somos los dos, en la misma cantidad y calidad o no es ninguno (y muchas veces hemos rechazado coger con alguien porque no era bi ni quería probar). También concluimos que el placer que teníamos en los tríos era por estar juntos y participar como pareja, no sólo en el placer individual del coito... nos produce mil veces más placer el hecho de que ambos somos testigos y participantes directos de algo "prohibido" para la mayoría. Por eso no nos sería satisfactorio si yo cogiera con alguien y mi esposa no estuviera junto a mí, o ella coger y que yo no esté presente y participando. En nuestra vida sexual no cabe ni la promiscuidad ni el adulterio, ni los secretos, ni esconder lo que deseamos o lo que hacemos. Somos pareja y así es como gozamos del sexo entre los dos... y con otras personas.
Analizamos la lista de mujeres conocidas y quiénes podrían ser receptivas a un trío. Las analizamos por su físico, por su carácter, pero más que nada por su personalidad y forma de ser. Algunas tenían potencial, pero ninguna era realmente buena candidata, y no queríamos por ningún motivo arruinar nuestra amistad con ellas. Así que las pusimos en "espera" para más adelante. Victoria se dedicó a buscar mujeres, especialmente en el gimnasio, y a muchas las vio desnudas y los vestidores y regaderas, y a escondidas hasta les tomó videos y fotos (las que usábamos para excitarnos y fantasear acerca de coger con ellas). También en el gimnasio Victoria se paseaba desnuda en los vestidores y regaderas, tomando mucho tiempo desnuda para que las otras mujeres la vieran; incluso muchas veces se excitaba mucho y se pajeaba un poco para que le saliera precum, y como es muy fuerte su olor a sexo se sentía en los vestidores... con la esperanza de que eso excitara a alguna y que facilitara el "conquistarla" más adelante. También dejó de usar brasier y que se notaran sus pezones parados y gordos. Pero no tuvimos suerte con ese método (en el futuro sí nos funcionaría unas veces, pero la mayoría de mujeres que contactaron a Victoria desnuda y apestosa, resultaron ser lesbianas y no quisieron tener sexo conmigo, por lo que las desechamos inmediatamente por muy buenas que estuvieran.
Una noche que platicábamos de nuestras experiencias del pasado, Victoria recordó de cuando yo le conté que había tenido dos amantes, que no sólo eran deliciosas y que cogían maravillosamente bien sino que eran muy calientes y fogosas y que nunca se habían negado a nada, y que por eso yo tenía mucho sexo oral y anal con ellas, además del vaginal (Yo guardaba fotos de ellas cogiendo conmigo y desnudas, y a Victoria le fascinaba ver esas fotos e imaginar a qué sabían sus cuerpos y sus pusas y sus culos y sus axilas; y sentir su olor y acariciarlas todas). Una se llamaba Alicia y había sido mi amante unos 3 años (en ese entonces ella estaba casada y por eso terminamos) y la otra era Patricia, madre soltera, con la que pude tener una relación estable pero las circunstancias no fueron las apropiadas en ese momento.
Las dos amaban chupar vergas y que les terminara dentro de sus bocas y así tragarse mi semen, y mi verga dentro de sus culos les daba enorme placer y orgasmos que eran como estallidos. Así que podría ser que si yo las contactaba y les contaba lo que queríamos con mi esposa, ellas se animaran a que tuviéramos un trío. Era una buena idea, y al día siguiente yo empecé a buscar cómo contactarlas... y yo sabía que con ellas yo podía ser honesto y claro desde el principio de lo que queríamos con ellas. Las dos siempre me habían tildado de "loco" en cuanto al sexo... y cuando yo les pedía algo "raro" (como oler sus pusas o sus culos o sus axilas y chuparlas) se reían, me miraban con simpatía y me decían que sí, que si yo lo quería, ellas también. Incluso una de ellas me había cumplido la fantasía de no rasurarse ni la pusa ni las axilas... y eso me volvió loco de placer. Al final las relaciones sentimentales con ellas se terminaron por diversas causas y nunca más las volví a ver, aunque quedamos en buenos términos.
Continuará...
Comentarios
COMENTAR
¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales