Trío con mi esposa y mi amante

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Mi esposa Victoria estaba como en el aire después del fin de semana que pasamos cogiendo con mi ex novia Patricia. Victoria quedó fascinada y deseando que siguiéramos en esta vida de tríos con hombres y mujeres. Y Victoria me confesó que en cierta forma le había agradado más coger con Paty que con Gustavo. Que con él había sido delicioso pero que no había sentido el cariño y la complicidad y la amistad que sintió con Patricia; además, aunque la verga de Gustavo le dio mucho placer, más fue el hecho de coger con otro hombre frente a mí lo que la excitó. Y es que la verga de él era bastante más pequeña que la mía...y se notaba que él no era tan ardiente ni degenerado como lo era yo. Mientras que con Patricia sí hubo verdadera intimidad y entrega. Eso no excluía el deseo de que cogiéramos con otros hombres y otras parejas.

Así que dos días después de coger con Paty tuvimos la oportunidad de coger con Alicia.

En mi pasado Paty fue mi novia, pero Alicia sí fue mi amante. Alicia estaba casada en aquel entonces y lo seguía estando ahora. Eso hizo un poco más complicada la logística para que nos reuniéramos, pero no fue imposible. Alicia le dijo a su marido que iría de compras toda una tarde con sus amigas, pero fue a nuestra casa y como el tiempo era limitado, casi que empezamos de inmediato sin mucha introducción.

Alicia era una mujer muy educada e inteligente, y muy ardiente (y su esposo no la satisfacía ni le cumplía las fantasías degeneradas que ella quería y necesitaba. Y por eso ella encontró mucha satisfacción conmigo, porque yo sí era tan degenerado -o aún más- que ella). Era chaparrita y siempre había sido "llenita" y ahora con los años tenía varias libras de más, pero seguía transpirando sexo. Tenía los pechos muy grandes (y eso que ya la habían operado para una reducción de tetas, ya que por el tamaño y el peso le afectaban la columna). Pechos gordos, blancos y de pezones rosados que no se paraban mucho pero sí lo suficiente para hacer notar su excitación. Barriguita suave y muslos bastante gruesos. Era una verdadera gordibuena. Tenía pelo café en su pubis y se lo recortaba un poco. Y sus nalgas eran grandes y blancas, y su ano de color café claro y muy arrugado y con pocos pelos alrededor.

Victoria y Alicia empezaron a besarse y la saliva caía por las comisuras de sus bocas. Sus manos no se quedaban quietas y ambas se sobaban y se metían mano (Alicia nos contó que a ella le fascinaba la idea de coger con otra mujer y que era de sus fantasías preferidas, que ya había tenido la oportunidad de tocar las tetas de un par de amigas en el gimnasio y de ver sus pusas, pero que nunca había podido hacerlo completo con ninguna, así que sería la primera vez para ella... y la segunda mujer con la que mi esposa Victoria cogería). Se iban desnudando la una a la otra y pronto estuvieron completamente desnudas. Y casi que se peleaban por quién le mamaba las tetas a la otra. Y como las dos tienen pechos grandes, no les cabían en las bocas y se veían llenos de saliva. Fueron bajando por sus cuerpos y se metieron los dedos en las pusas y se jalaban los pelos, y también se agarraban y apretaban las nalgas y se sobaban los culos y se metían un dedo.

Se pusieron en 69 y la mamada de pusa que se dieron fue fenomenal. Y cada una tuvo varios orgasmos con la lengua y la boca de la otra. Y las dos se abrieron las nalgas y se pusieron a mamarse y a meterse las lenguas entre el culo. Después de chuparse, se pusieron en una tijera y las dos se movían como locas frotándose las pusas y se veían los pelos de cada una, llenos de sus jugos. Por momentos frotaban pusa contra pusa y cambiaban al muslo de la otra, restregando sus coños hasta que se vinieron varias veces. Victoria estaba siendo una lesbiana total y a Alicia le encantó hacer realidad su fantasía bisexual. Yo por supuesto estaba hirviendo y tal y como lo hice con Paty, le metí la verga a Alicia y volví a sentir esa pusa que tanto placer me dio en el pasado. Lo que pude notar muy bien fue la diferencia entre la pusa de mi esposa y la de Alicia. Con Victoria no tenemos hijos y por eso su vagina es muy cerrada y apretada, una delicia cuando envuelve mi verga. Mientras que la pusa de Alicia ya estaba enorme, un poco floja y no me apretaba la verga tanto como la de Victoria, pero aun así era deliciosa.

Por segunda vez mi esposa me veía coger a otra mujer. Por segunda vez yo la veía follar con otra mujer. Por segunda vez mi esposa mamaba mi semen de otra pusa. Y era una delicia muy morbosa, ya que tanto Alicia como Paty habían sido parte de mi pasado sexual y ahora eran parte del presente de Victoria y mío. Después de muchos orgasmos nos quedamos desnudos platicando de nuestras experiencias y fantasías. Alicia nos contó de los cinco amantes que había tenido y de cómo se la cogía su esposo, que no era nada especial y además tenía la verga corta y delgada. Eso hizo que Alicia me pidiera que la pajeara con mis dedos, algo que le encantaba en el pasado porque tengo dedos delgados pero muy largos y llegan hasta el fondo de su vagina y hasta puedo sobar la entrada de su útero. Ella se vino como loca y Victoria veía y reía y estaba feliz. También le contamos a Victoria sobre todo lo que hicimos siendo amantes y cómo fue que empezó nuestra relación y los recuerdos que teníamos cada uno de la primera vez que cogimos. El tiempo pasó muy rápido y tuvimos que parar porque Alicia tenía que ir a su casa, (nos encantaba la idea que ella fuera con su marido con mi semen dentro y con los recuerdos de mi esposa desnuda cogiendo con ella). Alicia sí se bañó y se vistió y nosotros nos quedamos desnudos y con el olor y el sabor del sexo en nuestros cuerpos. Fueron casi tres horas maravillosas.

Con Alicia acordamos que volveríamos a juntarnos y que queríamos volver a coger juntos; y no fueron tantas veces por lo difícil que le era salir sin que su marido sospechara algo, pero sí logramos reunirnos por lo menos unas 3 veces al mes en nuestra casa, y a veces para más morbosidad nos íbamos a un motel o cogíamos en lugares públicos y con el peligro delicioso de que nos pudieran ver. Y así también empezó el exhibicionismo público de mi esposa. Ya no usa ni brasier ni calzón y se pone faldas que hacen más fácil que enseñe sus piernas, pusa peluda y nalgas. Y las blusas marcan siempre sus pezones erectos. A mí me encantaba que la vean así.


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