La esperanza de uno, es la vida de otro (1-5)

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--Hija, esta  mujer  es   mi   vida, como  la  voy  a  enfadar.(abrazando  José  a  Luisa, en  el  mismo  instante  que  lo  decía). Ven  hija  te  presento  a  Paul, es  un  huésped  del  hotel  y  en  poco  tiempo   a  sabido  ganarse  nuestros  corazones.

--Hola  soy  Eva. Gracias  por  ayudar  a  mis  abuelos. Abuelo, vamos  a  casa; dijo  seguidamente  Eva.

Paul  no  daba  crédito  la  forma  que  veía  como  se  trataban  entre  ello. Añoraba  que  se  hubiera  acercado  Eva  y  le  hubiera  dado  también  un  beso. Quería  sentir  que  formaba  parte  de  ellos, de  aquella  familia.

Durante  los  siguientes  días, conoció  a  su  hija  como  la  palma  de  su  mano. Presto  atención  en  todos  los  detalles, por  mínimos  que  fueran. Sin  que  nadie  se  diera  cuenta, cogió  un  poco  de  pelo  del  peine  de  la  joven  y  junto  con  otro  de  su  cabello  mando  hacer  las  pruebas  del  ADN, dando  positivo  en  el  99,99  en  compatibilidad  entre  los  dos. Ahora  solo  quedaba  hablar  con  los  abuelos  y  luego  con  ella.

Mientras  tanto, sin  que  él  se  diera  cuenta, fue  cambiando  su  forma  de  ver  a  la  mujer. Y  ¿lo  más  curioso  de  todo?  es  que  se  estaba  dando  cuenta  que  se  sentía  mucho  mejor  como  persona  y  en  el  fondo, le  gustaba  ese  sentimiento  nuevo.

Ahora  le  daba  miedo  reconocer  que  se  había  comportado  como  un  animal. Le  daba  pánico  que  su  nueva  familia, no  lo  aceptaran. Eso  lo  iba  consumiendo  por  dentro  y  el  alma  se  estaba  deshaciendo  en  un  dolor  tras  otro.

Un  día  lo  llamo  Eva  para  que  bajara  a  desayunar, viendo  que  no  contestaba  abrió  la  puerta  y  vio  que  Paul  estaba  tirado  en  el  suelo. Al  tocarlo, noto  que  su  cuerpo  estaba  ardiendo  y  envuelto  en  sudor. Bajo  corriendo  avisando  a  su  abuelos. Estos  llamaron  al  médico. Dictaminando   que  lo  que  tenia, era una  pulmonía.

Eva  durante  los  próximos  3  días  lo  cuido, le  daba  de  comer  y  procuraba  que  estuviera  lo  más  confortable  posible, sin  que  echara  en  falta  a  su  familia.

Paul  termino  cogiéndole  un  cariño, un  amor  tan  fuerte, que  solo  deseaba  protegerla  de  todo. Ya  se  estaba  planteando  muchas  cosas  de  su  vida, entre  ellas, la  herencia.

 


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