Primer intercambio de esposas Parte 5
Por AlexMx
Enviado el 02/10/2023, clasificado en Adultos / eróticos
5136 visitas
Ya la segunda cerveza estaba haciendo efecto y todos estábamos muy alegres con la conversación y con las caricias que Miguel le hacía a Sandra y yo a Victoria. Ellas recordaban los viejos tiempos en el colegio y las travesuras que hacían y eso dio pie a que Miguel contara que él siempre había deseado a Victoria, que le parecía una joven preciosa y muy deseable, especialmente por ser rubia, de ojos verdes y un cuerpo delicioso y que siempre había querido coger con ella pero que seguro eso era imposible por ser amiga y compañera de aula de Sandra. Que él siempre había tenido la duda de si su pelo púbico sería rubio también o quizá rubio oscuro o hasta pelo negro... pero que después de ver las fotos y videos que Victoria compartió con Sandra, había sido delicioso confirmar que sus pelos eran rubios castaños... y que aunque no lo creyéramos, él nunca había cogido con una mujer de piel blanca y menos rubia y de ojos verdes, como mi esposa. Victoria se sintió alagada y se puso más caliente y dijo que ella también deseaba coger con él, que ella tampoco había probado ninguna verga tan morena como la que vio en sus fotos y menos con una verga con prepucio y que deseaba mucho saber cómo olía, sabía y se sentía con ese tipo de vergas y huevos.
Como ya la conversación estaba entrando en materia, yo le dije a Victoria que se pasara al otro sillón y se sentara junto a Miguel. Y cuando Victoria se fue con nuestro amigo, Sandra se pasó junto a mí. Y no pasaron ni dos segundos antes que todos empezáramos a meternos mano y a tocar los cuerpos de quienes teníamos a nuestro lado. Ver a Victoria sentada tan sensual con otro hombre y que este le estuviera metiendo mano, agarrando las tetas, sobando las piernas y metiendo sus manos bajo su falda, fue como un sueño cumplido. Yo estaba en éxtasis... y no tanto por estar haciendo lo mismo con Sandra sino más por ver a mi mujer con otro hombre (después platicamos con Victoria que en cierta forma intercambiar parejas era delicioso, pero que hacer tríos era bastante más excitante porque así podíamos enfocarnos en lo que hacía ella o yo, sin preocuparnos de tener que dar placer a alguien más; especialmente cuando los tríos son bisexuales como los que nos encantan. De esa forma siempre hay dos personas dando placer a la tercera y no se pierde nada de lo que pasa. Para los voyeurs como nosotros es fenomenal).
Por supuesto que aunque me moría de ganas de no perderme nada de lo que hicieran Miguel y mi esposa, yo también estaba feliz y muy caliente teniendo en mis brazos a Sandra. Qué delicia fue estrujarle esos pechos enormes y gordos y sentir en mis manos sus pezones hirviendo. La delicia del aroma de su saliva al chuparnos las bocas al mismo tiempo que ella metía sus manos bajo mi camisa y me sobaba los pelos del pecho y me retorcía los pezones (Y es que su esposo es casi lampiño, salvo por algunos pelos alrededor de sus pezones y mucho pelo en las axilas y el pubis y el culo. Yo soy muy peludo de todo el cuerpo, y mi pelo corporal no es negro sino castaño como el de mi cabeza). Por un lado, con Sandra escuchábamos los gemidos y las cosas sucias que Victoria y Miguel se decían y por el otro, también suspirábamos con placer y nos decíamos lo mucho que nos deseábamos. Ella me decía que desde que vio mis fotos desnudo y cogiendo, soñaba con mamar mi verga, torcida, rosada y peluda y sin prepucio; y sentirla en sus manos y dentro de su pusa y su culo (lo que aseguraba que tendríamos sexo oral, manual, vaginal y anal).
Tanto Miguel como yo teníamos a nuestras esposas desnudas del torso. Las blusas y brasieres en el suelo. Y los dos con nuestras bocas pegadas a sus pezones. Qué delicia era mamar y morder los pezones negros de Sandra, prácticamente iguales a los de mi esposa pero más rugosos y gomosos. Y ver a Miguel prendido de las tetas de Victoria hizo que se me parara más la verga. Y Victoria y Sandra nos seguían tocando todo el cuerpo. Ya mi mujer le había metido una mano entre el pantalón a Miguel y se veía cómo movía los dedos encima del bulto (yo no sabía si ella ya la tenía metida bajo el calzoncillo o estaba tocando su verga encima de la tela... y llenándose las manos con el precum de él... que es como a ella le encanta... ir despacio y haciendo cosas muy morbosas).
Ya que Sandra estaba desnuda del pecho, le metí una mano bajo su falda y primero le acaricié los muslos. Suaves, tersos y se notaba que no estaban rasurados porque sentía una deliciosa pelusa en su piel (después nos contó que sólo se rasuraba las pantorrillas porque tenía muchos pelos negros y gruesos; y por eso se rasuraba las axilas, pero nunca se depilaba o se recortaba ninguna otra parte de su cuerpo, así que su pusa y culo eran muy peludos... y que siempre había tenido ganas de dejarse crecer los pelos de las axilas... y yo la animé y le conté que era una de mis fantasías preferidas... y ella me dijo que me la cumpliría).
Cuando llegué a tocar su pusa por encima de su calzón no sólo sentí un gran colchón de pelos sino que la tela ya estaba empapada y el olor inundaba la sala... seguro la mezcla del olor a puta de mi mujer y de Sandra, ya que las dos se mojan muchísimo y apestan delicioso. Metí mis dedos por un lado del calzón y así llegué a sentir todos sus pelos y los labios vaginales empapados y le metí un par de dedos hasta adentro de la pusa... y cuando sentí que mis dedos y mano estaban muy mojados y apestosos a su pusa, me los llevé a la nariz y empecé a oler con profundidad y a suspirar del placer que eso me da. Sandra me miraba con los ojos muy abiertos y sonriendo por lo que yo hacía... y así le conté de mi fetiche por las pusas, culos y axilas peludas y de los olores sexuales fuertes, como el de una pusa caliente, un culo rico y unas axilas sudadas. Y que también amo oler y mamar una buena verga y huevos. Eso puso hirviendo más a Sandra y lo sentí en la forma en que me agarraba y me apretaba la verga por encima del pantalón. Ya no aguantó y abriendo mi cincho y pantalón los bajó y quedó mi verga dura bajo mi calzoncillo.
Vimos que mi esposa ya estaba hincada y en medio de las piernas de Miguel y que ya lo tenía desnudo completamente... y le estaba dando una gran mamada de verga. La cabeza de Victoria subía y bajaba de esa verga y también la chupaba por los lados. Labios rosados y una pija muy morena.
Continuará...
Comentarios
COMENTAR
¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales