Mi esposa posa desnuda para un pintor Parte 3

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Una nueva verga estaba a punto de penetrar la pusa de mi esposa. Sería la tercera en las últimas semanas. Muy parecida a la de Miguel y por supuesto mucho más grande, larga y gorda que la de Gustavo. Sería la quinta pija que mi mujer probaría en su vida (y seguirían muchas más). Las dos de sus exnovios y la de Gustavo, Miguel y la mía. 

Manuel desnudo completamente, encima del cuerpo desnudo y deseoso de mi mujer. Ella abriendo las piernas para invitarlo a poseerla y él con la verga durísima y parda, chorreando precum, ya en la entrada de su vagina. Por un momento él empujó su verga pero resbaló a un lado de la vagina de Victoria y dejó un rastro muy visible de su jugo de verga... brillaba en la piel de mi esposa. Entonces Victoria hizo algo que le encanta hacer... le agarró la verga y no se la metió sino que empezó a sobarla sobre sus labios vaginales y su clítoris... ese tipo de paja, con una verga caliente, es un ritual que le encanta a Victoria. A veces se pajea así hasta que termina, pero en este caso después de juguetear con la verga de Manuel por unos segundos, la guió hasta la entrada de su vagina... y los dos hicieron un movimiento sincronizado, como que lo hubieran planeado o practicado muchas veces antes... y la verga de él entró como cuchillo en mantequilla en el coño de mi esposa. Los dos gimieron y suspiraron (y yo también lo hice, viendo muy de cerca la metida de verga que estaba recibiendo mi mujer... y ninguno de los dos se había dado cuenta todavía de que yo ya estaba desnudo y sobándome la verga, que goteaba chorros de mi precum y yo lo agarraba con los dedos y me lo chupaba).

Tanto Victoria como Manuel se movían rápidamente, con fuerza y como desesperados por hacer más honda la penetración... pero no se podía. La verga de él ya estaba hasta el fondo y topaba con el útero de mi esposa. Y yo veía cómo sus labios vaginales abrazaban su pija como no queriendo que se "escapara". Sus movimientos hasta se podría decir que eran "torpes" por la desesperación que ambos sentían al coger... pero poco a poco fueron agarrando un ritmo que les daba mucho placer. Yo tenía mi cara en el lugar preciso para ver perfectamente cómo esa verga nueva entraba y salía de la pusa de mi esposa... y los jugos de ambos chorreaban por la entrepierna de Victoria y corrían por sus muslos internos hasta meterse entre sus nalgas y seguro lubricaban el ano de ella.

Victoria abrazaba a Manuel y llevaban un ritmo perfecto. Ello lo acariciaba pero también dejaba marcas de sus uñas por todo su cuerpo; en su espalda, brazos y nalgas. El ritmo de las metidas y sacadas de verga ya era frenético, y el ruido líquido de la verga y la pusa se oía por todo el cuarto. No digamos el olor a sexo que se sentía. Todos estábamos en la gloria. Era un momento inolvidable y que debía ser guardado para nuestras memorias, así que yo tomé la cámara de Manuel y empecé a tomar fotos y videos de los dos cogiendo. 

Se notaba que el orgasmo de ambos era inminente. Y el primero en estallar fue Manuel. Seguro había sido un "suplicio" aguantar tanto tiempo. El gritó y gimió y pareció que se asfixiaba. Se quedó muy quieto y su cara era un poema de placer. Victoria se movía y revolvía las caderas... y me miró directamente. Y con voz temblorosa y las palabras casi ni le salían, me decía que él se estaba viniendo, que la estaba llenando de semen. Que ella sentía lo caliente de su semen y que era una cantidad enorme... y así era, porque segundos después vi que salía ese líquido blancuzco y pegajoso por lados de su pusa... y como él empezó a empujar de nuevo su verga hasta el fondo de la vagina de mi esposa, el semen salía por el espacio entre su verga y los labios vaginales de Victoria, y chorreaba por sus muslos. Él seguía gimiendo y temblando, así de fuerte había sido su orgasmo... y entonces Victoria se volvió a venir... y con sus piernas retuvo a Manuel y a su verga dentro de ella. Él empujó afuera y adentro su verga para incrementar el placer de mi mujer. 

Cuando el orgasmo de los dos se calmó. Se quedaron así. Él encima de ella y ella lo abrazaba y acariciaba en la espalda y nalgas. Tal vez Manuel tuvo su verga dentro de mi mujer unos 5 minutos más. Y cuando la sacó, brillaba de sus líquidos y gotas de semen caían al piso. Y la pusa de mi esposa estaba abierta, roja y mojada... y el olor que salió fue inconfundible... a sexo consumado. A pusa recién cogida y a semen recién eyaculado. El olor más delicioso que podíamos sentir todos en ese momento.

Manuel se acostó en el piso, al lado de mi mujer. Y ninguno de los dos dejaba de sobar y meter mano al otro. Eran las caricias que se dan un hombre y una mujer después de coger apasionadamente. Yo los dejé que se gozaran ese momento tan sublime y especial. Después de unos minutos uno al lado de la otra, se besaron otra vez, pero ambos con "agradecimiento" por lo que acababa de pasar. Allí fue donde yo aproveché a hacer lo que tanto me gusta y Victoria lo sabe: me tiré dentro de sus piernas y empecé a oler esa fragancia que me vuelve loco... y sacando mi lengua empecé a mamarle la pusa a mi mujer y a sacar todo lo que pude de la mezcla del jugo de ella con el semen de él. Y noté que Manuel vio con satisfacción lo que yo hacía, y sonreía... eso era prometedor de que tal vez me dejaría mamarle la verga como a mí me llena de placer. Pero no queríamos forzar nada con él, así que todavía no lo hice. Ya habría tiempo para hablar del tema y ver qué pensaba Manuel de mi bisexualidad.

Manuel se quedó asombrado de la capacidad sexual de Victoria cuando con la mamada de pusa que yo le daba, ella tuvo un orgasmo más (y cuando le contamos que mi esposa es multiorgásmica se puso feliz... y por supuesto que en las siguientes horas y ocasiones en que cogimos con él, lo pudo comprobar muy bien). Victoria se revolcaba en el piso y por momentos me fue difícil mantener mi boca, labios y lengua en el lugar su clítoris y así tuviera otro orgasmo delicioso.

En cuanto terminé de mamar el semen de Manuel de la pusa de mi esposa, me puse a su lado, en su espalda y en "cucharita" que es mi posición favorita, le metí la verga en la vagina. Ella levantó una pierna y eso hizo que Manuel pudiera ver perfectamente cuando mi verga entraba y salía de su coño. Y por momentos los tres nos mirábamos a los ojos.

Continuará...


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