Con Leonel y su esposa Parte 4

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Ya no había vuelta atrás. Mi esposa Victoria le estaba haciendo una paja fenomenal a Dinora, la esposa de Leonel. Sobó sus dedos unos minutos por encima de la tela del calzón y abrió un poco más las piernas de Dinora; esta no pudo evitar gemir y suspirar al sentir los dedos de mi mujer directamente en su clítoris. El calzón de Dinora (y el de mi mujer) se mojaban cada vez más, entonces Victoria subió la apuesta. Metió un par de dedos por el lado del calzón y alcanzó a tocar esa piel suave y sin pelos (lo que mi mujer sintió muy "raro" pero no desagradable, aunque después coincidimos que nos gustaban más las pusas peludas) y pasando sus dedos por afuera de la vagina de Dinora sintió lo grandes y salidos que tiene los labios vaginales... y los jaló y pellizcó un poco... pero después volvió a subir sus dedos para reencontrarse con el clítoris... que era muchísimo más grande que los de Paty, Alicia o Sandra y por supuesto más grande, parado, duro y salido que el de Victoria. Parecía una pequeña verguita parada y lista para ser acariciada... y mamada. Y mientras más Victoria sobaba su clítoris, más gemía Dinora y más se movía y retorcía y se llenaba de placer.

Dinora seguía con los ojos cerrados y casi parecía que se asfixiaba por falta de aire, así que mi mujer llevó su otra mano al abdomen de Dinora y empezó a acariciarla por encima del vestido... y poco a poco fue subiendo la mano hasta tocar sus tetas... y escuchó perfectamente cuando Dinora gimió al sentir que mi mujer el agarraba un pecho y empezaba a pellizcar y retorcer suavemente un pezón (así se dio cuenta mi esposa que los pezones de Dinora eran bastante grandes y duros y que se ponían enormes al estar erectos... y a Victoria le entraron unas ganas incontrolables de mamarle las tetas y los pezones... y lo hizo, mordiendo y sintiendo esas tetas por encima de la ropa).

Y entonces sucedió. Dinora tuvo un orgasmo enorme. La pusa empezó a sacar chorros de líquido y Victoria sentía las contracciones de su vagina y como Dinora subió un poco su cuerpo a causa de la corriente eléctrica de placer, pudo ver que también sus nalgas de movían y contraían con cada espasmo, así que se imaginó que su ano se abría y se cerraba con ese orgasmo. 

Cuando el placer de Dinora bajó, Victoria no dejó de sobarla, más suave y lento pero lo suficiente como para no romper el contacto físico. Sabíamos que después de un orgasmo los pensamientos y deseos pueden cambiar radicalmente y hasta desaparecer... y no queríamos que eso pasara con Dinora. Así que cuando Victoria vio que Dinora ya podía hablar -porque abrió los ojos- le preguntó que qué tal su orgasmo... que si le había gustado... que si le había recordado lo que hacían con su amiga de colegio... Dinora no contestó con palabras pero vio fijamente a los ojos de mi mujer y asintió y tuvo una sonrisa enorme... y algo muy positivo fue que Dinora no hizo ningún movimiento o intento de separarse de mi esposa o de sacar sus manos de abajo de su calzón... simplemente se quedó allí, casi tirada en el sillón, con las piernas muy separadas y dejando campo libre a las caricias de mi mujer. Excelente señal que Dinora no tenía ningún signo de arrepentimiento por lo que estaban haciendo... y lo que seguiría.

Entonces Dinora hizo algo que sorprendió un poco a Victoria. Dinora subió su mano hasta la cara de mi mujer y se la empezó a acariciar... y no eran caricias de "agradecimiento" o post sexo... eran casi de "amor" hacia mi mujer. Y las primeras palabras que Dinora le dijo a Victoria fueron un "gracias... me encantó... tenía tanto tiempo de desear algo así... gracias... gracias..." y definitivamente lo que dijo tenía todas las características de ser sincero y verdad. Y aunque no había sido más que una primera paja, se sentía como que ambas se hubieran "hecho el amor".  Al escuchar eso, Victoria no pudo evitarlo... ella sentía lo mismo en ese momento. Así que Victoria acercó su cara a la de Dinora y su mirada fue mucho más profunda y poco a poco fue acercando su boca a la de ella... y el beso comenzó muy suave, como tocándose los labios... y poco a poco cada una aumentó la presión y Victoria abrió la boca y sacó su lengua para pasarla sobre los labios de Dinora... y cuando esta sintió la humedad de la saliva de mi mujer, también abrió tímidamente la boca y sacando la punta de su lengua empezaron a "jugar" con sus lenguas... y poco a poco fueron incrementando el beso hasta que con las bocas totalmente abiertas se besaron y sus lenguas "luchaban" una contra la otra y se llenaban las bocas de saliva (Me contó Victoria que la saliva de Dinora era deliciosa, de olor y sabor suaves, delicados, pero muy excitante de chupar, parecida a la de Sandra). Y como Victoria seguía sobando la pusa y las tetas de Dinora, esta empezó a tocar con una mano el muslo de Victoria y con la otra uno de sus pechos (las dos tenían todavía toda su ropa interior). Dinora empezó a pellizcar y retorcer el pecho y el pezón duro de mi mujer... y poco a poco a subir su mano por el muslo y a llegar a la entrepierna. Victoria se abrió de piernas y dejó acceso libre a la mano de Dinora. Esta primero acarició el monte de Venus de mi mujer y definitivamente sintió muy extraño sentir sus pelos bajo la tela, pero suspiró en señal de que le gustaba mucho... y de repente Victoria sintió la mano de Dinora bajando su calzón y tratando de que resbalara por sus muslos, así que levantó un poco sus nalgas y el calzón cayó en los tobillos de Victoria, la que terminó de quitarlo con un pie y lo arrojó lejos. Ahora la pusa peluda y empapada de mi esposa estaba a la disposición de lo que Dinora quisiera hacerle.

Cuando el obstáculo de la tela ya no estaba, Dinora volvió a meter la mano y parecía que no se saciaba de tocar, jalar y acariciar los pelos del pubis de Victoria. Definitivamente estaba explorando la primera pusa peluda que tocaba, y jalaba los pelos como "midiendo" qué tan largos eran y qué tan abundantes crecían en el pubis, abdomen, pusa y entrepierna de mi mujer. Ninguna rompía el beso que se daban, pero los gemidos y suspiros de ambas eran cada vez más fuertes y profundos... y las manos de las dos no se estaban quietas y parecían que querían tocar más y más piel. En ese momento Dinora llevó sus dedos a los labios vaginales de mi mujer y los sobó y pareció sorprenderse de la cantidad de jugo que salía de su pusa y que literalmente le había empapado los dedos. Y no se resistió y le metió dos dedos a mi mujer en la pusa.

Continuará...


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