Con Leonel y su esposa Parte 8

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Dinora se revolcaba mientras se metía un dildo en la pusa y mi esposa Victoria le metía otro en el culo. Y Victoria le contaba las cosas más calientes y eróticas que hacemos y de nuestras experiencias cogiendo con otras personas. Ya Dinora había tenido varios orgasmos en esa forma... pero de repente detuvo la mano de Victoria y ella dejó de pajearse con el dildo. Vio a mi mujer a los ojos y le pidió, casi que le ordenó que se pusiera el dildo con arnés y que se la cogiera, rápido y duro. Dinora quería sentir que Victoria se la cogía, literalmente. Victoria se lo puso inmediatamente y sin decir nada ni siquiera lubricar el dildo, se lo ensartó de un solo golpe en la pusa. El dildo entró sin ningún problema y topó con el útero de Dinora y Victoria empezó a empujar sus caderas y a meter y sacar esa "verga" nueva para Dinora.

Fue una cogida casi que violenta en el sentido que la pasión de las dos era tanta que cada una quería no sólo recibir mucho placer, sino que su "pareja" tuviera todo el gusto que merecía ese momento y esa amistad que acababa de nacer entre ellas y que confirmaba todo lo que hacían. Después de unos minutos, Dinora se vino con un orgasmo que estalló y la hizo retorcerse y gritar, literalmente gritar del placer.

Victoria se acostó encima del abdomen de Dinora y empezaron a besarse como dos amantes que acaban de coger delicioso. Y mi esposa no le sacó el dildo sino que movía suavemente sus caderas y las rotaba en círculos y el dildo estimulaba la pusa de Dinora. Después de unos minutos así, Dinora dijo que ahora ella deseaba muchísimo cogerse a Victoria. Cambiaron posiciones y Dinora se puso el arnés siguiendo las instrucciones de mi mujer. Victoria se puso en cuatro y su pusa y culo quedaron perfectamente a la vista de Dinora y listos para recibir el dildo por donde Dinora quisiera. Dinora se acercó a las nalgas paradas y abiertas de mi mujer y primero acarició con sus dedos la pusa y culo de Victoria y después la lamió por algunos minutos, y no es que mi esposa necesitara lubricar sus hoyos porque estaba chorreado precum, era el gusto de Dinora por volver a sentir en su boca el sabor vaginal y anal de Victoria y que el olor penetrara en su nariz. Las dos suspiraban, gemían, reían como descontroladas... las dos tenían mucho placer de practicar su bisexualidad libremente, sin tabúes ni prejuicios de ninguna clase.

Después de varios minutos así, Dinora se puso otra vez atrás del culo de mi mujer y dirigió el dildo a su pusa. Lo sobó, lo rotaba de un lado al otro, metía la puntita... y sin decir nada empujó, duro y rápido y el dildo entró en el coño de Victoria de una sola vez. Y empezó otra vez el ruido líquido de cuando una verga entra y sale de una pusa caliente. Pasados unos 3 minutos Dinora sacó el dildo de la pusa y lo dirigió al ano de mi esposa. Y empezó a empujar -sin mucha experiencia- y Victoria relajó más su ano y eso permitió que la punta del dildo entrara... y después se deslizó sin ninguna dificultad por el recto de mi esposa. Era una cogida en toda regla. Era la forma como quedaba "oficializada" la "amistad" entre ellas. Y Victoria tuvo otro par de orgasmos, ya que mientras Dinora le metía el dildo se apoyaba con una mano en las nalgas de mi mujer para tener mejor agarre y empuje; y con la otra le agarraba una teta y le retorcía y pellizcaba el pezón. Duro y rápido y mi mujer gemía con la presión y la fuerza de esa caricia en su pecho. Total, que Victoria se venía y se venía.

Dinora sacó el dildo del culo de Victoria y ambas se acostaron juntas, acariciándose, besándose y respirando hondo para recuperar el aliento. Después de unos minutos hablaron y empezaron diciéndose cosas dulces y románticas. Y Victoria ya sabía que Dinora había quedado "enganchada" en esto, y que, aunque se notaba que ellas podrían seguir teniendo sexo cada vez que quisieran, todavía no era claro si Dinora aceptaría un "intercambio" con su esposo Leonel y conmigo. Así que Victoria sacó el tema y le preguntó directamente que qué le había parecido todo y que qué pensaba de coger conmigo... y que Leonel cogiera con Victoria... y que también él cogiera conmigo.

Dinora se puso un poco seria y respondió que sí, que le había encantado pero que todavía no sabía cómo Leonel reaccionaría (pensando que él nunca había cogido con nosotros, ni con nadie más en esta forma. Si supiera de los tríos que hicimos con Alicia y de las semanas que llevábamos cogiendo los tres juntos con Victoria). Que para dar una respuesta necesitaba hablar con Leonel y que ambos tomaran decisiones; pero que por ella, sí lo deseaba hacer. Que sería muy nuevo y muy raro coger con otro hombre, especialmente frente a su esposo... o ver que su marido se coge a otra mujer, frente a ella. Pero que tendría la mente muy abierta y que nos contarían lo más pronto posible lo que decidieran. Victoria le preguntó que si la ayudaría a decidirse que le enviáramos las fotos que tenemos y que así pudiera enseñarlas a Leonel y que platicaran todo lo que necesitaran. Y sí, le enviamos las fotos a su celular (por supuesto que ya su marido las tenía también y nos contaba que se pajeaba todo el tiempo viéndolas y recordando nuestras cogidas con él).

Llegó el momento de que Dinora regresara a su casa (ya eran más de 6 horas que tenían ellas cogiendo... y yo y Leonel también, en su casa... en la cama en donde se cogían a Dinora). Ella se quiso bañar pero Victoria la convenció que sería muchísimo mejor si no lo hacía y llegaba apestosa a todo el sexo que ellas habían tenido... que seguro eso excitaría a Leonel y que como él querría saber qué había pasado y qué habían hecho, el olor y el sabor de su cuerpo los ayudaría a tener más placer. Victoria le recomendó a Dinora que no le ocultara nada a Leonel, que fuera honesta de sus deseos y del placer que tuvo en nuestra cama, con mi esposa. Que le contara la verdad. Que no tuviera miedo. Que le dijera de su bisexualidad y también que hablaran de la posibilidad de que Leonel y yo cogiéramos. Dinora le dijo a mi mujer que le prometía que así lo haría... que por ella no quería perder lo que ahora había encontrado en Victoria y que si Leonel estaba dispuesto a que "probáramos" un intercambio, ella también lo deseaba y que realmente esperaba que todo lo delicioso que ya había probado esa tarde se repitiera mil veces más, incluyendo la participación de Leonel y la mía.

Dinora se vistió, pero mi esposa se quedó desnuda. Abrazadas fueron a la puerta de salida y allí se besaron como se besan dos amantes.

Continuará...


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