Con Leonel y su esposa Parte 12

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Poco a poco la metida que mano que nos dábamos con Dinora, aumentó. Empecé a sentir las manos de Dinora por todo mi cuerpo. Lo que estaba sucediendo no correspondía con la descripción que nos había dado a Victoria y a mí su esposo Leonel. Nos contó que era una mujer caliente y que gozaba y tenía buenos y bastantes orgasmos pero que no era "activa" sino más bien pasiva y hasta tímida y sumisa al coger. Que expresaba su placer con gemidos y ruiditos y que sí se notaban los orgasmos que se desencadenaban en su cuerpo; temblaba, se retorcía y su expresión facial era de total placer. Pero casi no hablaba en la cama y era su esposo el que tenía que dirigir lo que harían. Sí le encantaba el sexo oral pero más ser mamada hasta terminar, que ella mamar su verga. Y con el sexo anal era algo parecido. Disfrutaba que Leonel la penetrara por el culo, pero no tanto como por la pusa. Y nunca Leonel notó o supo de un orgasmo anal de ella. No es que se quedara inerte y tirada en la cama sin hacer nada, pero no tomaba la iniciativa. Hacía lo que su esposo le pedía, y lo hacía muy bien, pero no mucho más.

El cambio de actitud que Dinora estaba teniendo conmigo la hacía irreconocible de lo que su marido nos contó. Dinora empezó a comportarse muy activa y casi que dominante. Ella tomó la iniciativa y yo la dejé hacer lo que quisiera conmigo. De una gatita tímida en pocos minutos había pasado a ser una tigresa en celo. Una fiera en la cama, una mujer muy caliente y puta y desinhibida. Hasta parecía que fueran mentiras lo que nos contó Leonel sobre ella... pero no, era lógico que se estuviera soltando con un hombre que no era su marido y que en teoría no la "juzgaría" ni la "señalaría" si se comportaba como una puta. Es el mismo comportamiento de los hombres que dejan su hipocresía en su casa y cuando cogen con sus amantes o con putas, se "sueltan" y dejan salir todos sus deseos y perversiones. Entendí que lo mismo pasaba con Dinora en ese momento. Seguro coger con mi esposa la había "liberado" de muchísimas cosas... y el hecho de que su esposo ahora supiera que ella era bisexual y que estaba cogiendo conmigo sin que él estuviera presente había sacado su lado "oscuro" y de puta. Me encantaba lo que sucedía.

En un segundo la metida de mano de Dinora por encima de mi ropa se convirtió en una desesperación por tener mi cuerpo desnudo en sus manos y en su boca. Casi que me desvistió con brusquedad. Tal era su deseo. Como con impaciencia me quitó la camisa y al quedar mi pecho desnudo se puso a sobar el pelo abundante que tengo... me agarraba mis pezones rosados y duros y me los paraba más con los pellizcos que me daba. Bajó sus manos y acarició mi abdomen sin dejar de jugar con mis pelos y como iniciando el camino que iba hasta mi pubis... siguió bajando sus manos (a todo esto no dejábamos de besarnos y llenarnos las bocas de saliva... creo que nunca cogí con una mujer tan ansiosa de desnudarme y hacerme muchas cosas. Era como que si ella hubiera estado a dieta sexual toda su vida y ahora la rompía y no sabía por dónde empezar a comer de un banquete) y empezó a meterlas bajo mi cincho y dentro de mi pantalón. Llegó a agarrarme el paquete que guardaba mi verga y lo estrujaba y movía su mano para sentir más de mi verga dura... y como luchando hizo que sus manos entraran bajo el elástico de mi calzoncillo y cuando sintió la abundancia de pelos los jaló y los revolvía... y pronto sentí sus dedos tocar la piel de mi verga, buscando el glande; y cuando lo agarró y sintió la gran cantidad de precum que yo sacaba, sentí cómo con sus dedos lo agarraba y se lo untaba. Nunca nadie me había metido mano con tanta intensidad y deseo. Más parecía como alguien desesperada y que nunca había tocado una verga, tenido sexo o tan llenos las manos del jugo de una verga. 

Yo no dejaba de tocar sus tetas y metí las manos dentro de su brasier y sentí por primera vez esa piel suave, caliente y con los poros paraditos... signo de su excitación. Tenía la piel de gallina en sus brazos, sus pechos y sus pezones durísimo; más de lo que se les ponen a Alicia, Paty o Sandra... y también más parados y duros que los de mi mujer Victoria. Era una delicia agarrar esos globos blancos, gordos y aguaditos. Y sobando sus tetas no pude dejar de sentir que ella sudaba bastante... y no porque hubiera calor, sino por lo caliente que estaba y los nervios y la ansiedad que tenía. Gotitas de sudor caían por sus pechos y mojaban la piel de abajo... y lo mismo pasaba en sus axilas. Las toqué sabiendo que no habría pelos como a mí me vuelven loco, pero no me importó. Eran axilas "nuevas" para mí y yo quería sentir su calor, su olor y su sabor. Su blusa cayó por sus brazos y yo terminé de quitarla. Allí quedó Dinora, en brasier, mostrando sus pechos y sus pezones a través de la tela transparente, a un "desconocido".

Al sentir Dinora que yo le había quitado la blusa, ella sacó la mano de mi calzoncillo y empezó una batalla por abrirme el cincho, el pantalón y bajar el zíper. No la tuve que ayudar, quería que ella cumpliera las fantasías que seguro tenía y que ahora tenía la oportunidad de hacerlas realidad. Y casi bruscamente me bajó en un sólo movimiento el calzoncillo y el pantalón, que quedaron enrollados en mis pies (como pude me quité los zapatos, los calcetines y el pantalón y calzoncillo y los tiré lejos de la cama). Al quedar desnudo de mi cintura para abajo, Dinora se retiró un poco para verme mejor. Seguro ella quería toda la imagen de mi cuerpo desnudo y mi verga parada y eso lo había provocado ella. Con cara de lujuria y al mismo tiempo un brillo de picardía en sus ojos y una sonrisa "malévola" se relamía los labios como anticipando mi verga dentro de su boca y el sabor de mi precum... y por qué no, el de mi semen en su garganta.

En cierta forma me sentí como se debe de sentir una mujer cuando un hombre la desnuda por primera vez y se nota lo mucho que la desea. Y así sentí a Dinora, deseándome, caliente, ansiosa por cogerme (no necesariamente que yo me la cogiera, sino ella follarme a mí. Ella era la dominante en ese momento. Y me encantó y la dejé, porque así aseguraba su satisfacción y que seguiríamos cogiendo muchas veces más... con su esposo o sin él... con mi esposa o sin ella. Porque he tenido varias amantes pero ninguna como lo que estaba pasando ahora con Dinora. 

Seguro seríamos amantes...

Continuará...


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