Con Leonel y su esposa Parte 17

Por
Enviado el , clasificado en Adultos / eróticos
2589 visitas

Marcar como relato favorito

Qué delicia de culo tenía Dinora. Apretadito y muy suave por dentro. Muy parecido al de mi mujer, pero para mí era deliciosamente nuevo. Y sentí en mi verga las contracciones de su recto. Y me encantaba ver sus pelitos y mi verga entrando y saliendo. Me coloqué de forma que le agarraba las tetas con una mano y le jalaba los pezones (que ya me había dado cuenta que los tenía muy sensibles y que le encantaba que se los jalara duro o cuando se los mamaba, que se los mordiera). Quería que Dinora estuviera lo más caliente posible y que disfrutara la primera vez que me la cogería por el culo... porque yo deseaba cogerme muchas veces más ese ano. Así que también empecé a hablar de las cosas más calientes que ella me provocaba, de su cuerpo, sus tetas, su olor y sabor, su pusa y ahora su culo. Yo metía y sacaba mi verga, despacio, suave, dando tiempo a que sintiera placer. Poco a poco ella empezó a mover sus nalgas y "marcarme" el ritmo que le daba placer... y pronto empezó a pedir que lo hiciera más rápido... y más duro. Yo estaba muy excitado, pero no quería venirme sin probar si ella podría tener un orgasmo anal. Y me di cuenta que sí, que un orgasmo estaba empezando a crecer. Ella me decía que no dejara de contarle cosas, ahora de las otras mujeres y hombres con quienes he cogido... Le hablé ellas, pero sentí que se calentaba más cuando le contaba de los hombres, sus vergas, sus culos, sus huevos, sus pelos, su olor y su sabor... y lo mucho que les gustaba que yo les mamara las vergas y llenarme la boca con su semen... y que la mayoría no necesariamente gustaban de que yo los penetrara, pero ellos a mí sí. Eso hizo la magia. Dinora empezó a tener su primer orgasmo anal... y fue muy intenso. Ella apretó sus nalgas y su esfínter agarró mi verga como que no quería soltarla. Tanto apretaba el culo que me era difícil seguir metiendo y sacando mi pija. Sentí sus intestinos casi que revolverse y se contraían muy fuerte. Yo me aguanté hasta que su orgasmo empezó a bajar de intensidad... quería que ella disfrutara lo más que pudiera... y dando un par de últimos puyones en su culo, se lo empecé a llenar de semen. Y ella gritaba que lo sentía, que era una delicia sentir mi semen caliente.

Yo me acosté encima de su espalda. Agotado. Tratando de recuperar el aliento. Y nuestras cabezas quedaron juntas y ella volteando la cara me besó dulcemente y me daba las gracias por su primer orgasmo anal. Que nunca creyó que fuera así de delicioso y que no se creía capaz de venirse por el culo... que me lo había pedido porque sabía que a mí sí me encantaba coger por el culo (Victoria se lo había contado todo) y que la fantasía de ella era sentirse puta y que un hombre "desconocido" la sodomizara y la dominara metiéndole la verga en el culo. Así que los dos habíamos satisfecho algo que queríamos y que nos gustaba. Ella seguía asombrada de haber tenido un orgasmo tan intenso por el ano, muy diferente a por la pusa... y se daba cuenta que tenía muchísimas cosas que averiguar sobre ella misma y su vida sexual.

Me quedé otro rato más encima de ella, sin sacarle la verga del culo. Ella quería sentir y "guardar" esa sensación de una verga entre el ano... y después recordarla y pajearse... y también contarle a Leonel el placer que había tenido cogiendo conmigo. Cuando al fin le saqué la pija, hizo un sonido como de "corcho" saliendo del cuello de una botella... y los dos nos reímos. Pero... además de mi verga a ella le salieron unos deliciosos "pedos"... en realidad era aire que yo le metí en el recto... y cuando vi su cara de pena y vergüenza por haberse "pedorreado" no sólo junto a mí sino casi que en mi cara... le dije que no eran pedos sino aire... y le expliqué que la mayoría de las veces sucede así y me encanta cuando eso pasa... y me dijo que nunca le pasó con Leonel... y me confesó que aunque le dio vergüenza, le había gustado... y se empezó a reír mucho... y yo también. Y le dije que ya seguiríamos "investigando" qué otras cosas no había hecho y que seguro le gustarían.

Nos volvimos a acostar uno al lado del otro, y seguíamos haciéndonos cariño y diciendo cosas "dulces". Ya no era sólo sexo lo que había entre Dinora y yo, también nos estábamos comunicando como un hombre con una mujer... como personas compartiendo sus intimidades y siendo transparentes y dejándose conocer completamente. Ya era casi la una de la madrugada... y nos fuimos quedando dormidos. Poco a poco y no sentimos el momento en que dejamos de hablar y nos dormimos... agarrados de una mano y con la otra encima de nuestros pechos.

Nos despertó el encargado del motel y nos dijo que nos teníamos que vestir e irnos. Que el tiempo ya había caducado. Con Dinora nos vimos y nos reímos. Desnudos, el cuarto y la cama apestando a sexo y a orina... ella pensó en bañarse y yo le dije que me quedaría así, con todo su olor y sabor porque seguro Victoria lo gozaría después, cuando le contara todo... y le sugerí que ella hiciera lo mismo... y que seguro que Leonel se lo agradecería.

Pero en lugar de vestirnos le dije que faltaba algo más. Y empecé a mamarle la pusa... pero haciendo un 69. Ella se metió mi verga en la boca inmediatamente... y me la empezó a chupar delicioso... yo tenía mi erección matinal, así que no perdimos tiempo, yo ya tenía la verga lista a pesar de todo el sexo de la noche anterior.

Me la chupó por unos 10 minutos... y ella ya no tuvo otro orgasmo, pero yo sí. Le solté mi semen dentro de su boca. No fue mucho. Demasiado me había venido antes, pero la cantidad fue la suficiente para que ella sintiera mi semen, su olor y su sabor, recién salido de mi pija. No se lo tragó inmediatamente, sino que abrió la boca para mostrarme mi líquido blanco y espeso en su lengua... y después sí se lo tragó e hizo una cara de placer, cara de puta, deliciosa. Yo sabía que ella escupía el semen de Leonel, pero el mío le encantó; le gustó el olor y el sabor, pero más que nada que era mío, del hombre que ahora la conocía más íntimamente que nadie más (incluido su esposo) y que le había dado muchísimo placer (más que Leonel). Y es que las mujeres con otros hombres que no son su marido suelen "soltarse" más y hacer cosas que no son de su "rutina" sexual.

Al final nos vestimos, pero no dejé que se pusiera ni brasier ni calzón. Le dije que me los quedaría como recuerdo de nuestra primera vez. Y ella hizo lo mismo con mi calzoncillo.

Continuará...


¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales

Denunciar relato

Comentarios

COMENTAR

(No se hará publico)
Seguridad:
Indica el resultado correcto

Por favor, se respetuoso con tus comentarios, no insultes ni agravies.

Buscador

ElevoPress - Servicio de mantenimiento WordPress Zapatos para bebés, niños y niñas con grandes descuentos

Síguenos en:

Facebook Twitter RSS feed