Otras experiencias swinger, buenas y malas Parte 2

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A partir del momento en que mi esposa Victoria le agarró la verga a Carlos, la cosa se disparó. Se notaba que Irene estaba muy caliente viendo cómo mi mujer le sobaba la verga a su marido dentro del calzoncillo. Y yo también estaba fascinado. La mano de Victoria se movía como loca bajo la tela y se intuía que pasaba del glande a toda la pija y sus manos llegaban a donde estaban los huevos de él. Victoria tenía fija la mirada en sus ojos como diciendo que sintiera la deliciosa agarrada de verga y huevos que ella le daba y frente a su esposa y su esposo.

Yo me senté al lado de Irene y empecé a meterle mano. Le quité el brasier y le bajé el calzón. Y allí quedó completamente desnuda y con cara de gozar mis caricias... pero sin perder de vista lo que Victoria le hacía a su marido. Le chupé las tetas y los pezones a Irene y metí mis manos entre sus piernas y jugué con su pelo púbico y con los pelos que le crecían alrededor de la vagina... y empecé a jalar sus labios vaginales y a meter un dedo en su pusa. Irene ya estaba empapada... y yo también sentía cómo el precum salía y mojaba mi glande. Sentí cuando Irene me agarró la verga por encima del calzoncillo y rápido metió su mano y empezó a sobar toda mi verga y a llenarse los dedos con mi precum. 

Al mamar las tetas de Irene perdí contacto visual con mi esposa y Carlos, así que cuando levanté los ojos para verlos y gozar sintiendo en mis manos la desnudez de Irene y al mismo tiempo deleitarme con lo que hacía mi mujer con otro hombre, vi cómo Victoria ya le había quitado el calzoncillo y le sobaba la verga; grande, gorda, rosada y café, circuncidada y de huevos grandes y rugosos pero muy apretados... y ya Carlos la tenía sin brasier y le agarraba las tetas (quizá un poco más grandes que las de Irene). Y después de unos segundos mi mujer bajó la cabeza directamente a la verga de Carlos y la lamió por todos lados y después se la metió en la boca. No le entró toda y ella tenía que abrir mucho su boca para chupársela... y aunque le era molesto tener así de abierta la boca, se la mamó por un buen tiempo. 

Irene y yo también empezamos a tocarnos, olernos y chuparnos todo el cuerpo. Y pronto estábamos en un delicioso 69... y Carlos y mi mujer se acostaron a nuestro lado también chupándose los genitales. La diferencia es que yo estaba encima de Irene mientras que era Victoria la que estaba arriba de Carlos. El olor que había en el cuarto ya era fuerte y muy excitante. E Irene sabía delicioso. Muy parecido a Sandra.

Pronto del sexo oral pasamos a las penetraciones. Y por supuesto que el platillo principal fue ver -muy de cerca- cómo Carlos le metía la verga en la pusa a mi mujer. Despacio. Lento. Suave. Se veía esa pija gorda abrir sus labios vaginales y ensanchar la vagina. Y mi esposa nos describía lo que sentía... y nunca sintió molestia ni dolor, pero sí la sensación de su pusa muy abierta y dilatada era "rara" pero muy placentera. Y muy pronto la verga de Carlos entró casi hasta el fondo y topó con el útero de mi mujer (allí nos dimos cuenta que tener la verga muy larga no necesariamente es mejor o da más placer a mi esposa. Generalmente una verga larga sólo le entra un poco más que una "normal"... y topa. Así que el "exceso" de verga queda sin función real. Es más una ilusión y un placer "mental" pensar en la penetración por una verga larga que la realidad de cuánta verga entra. También tiene que ver con el tamaño y profundidad de la vagina. Así que Victoria llegó a la conclusión que le gustan más las vergas "normales" (como la mía, la de Miguel y Manuel) aunque sí una verga normal o una grande es mucho mejor que una pequeña (la de Gustavo era muy chica y no le daba tanto placer físico).

Ya con Victoria y Carlos cogiendo en serio y haciendo todas las piruetas y cambiando a muchas posiciones, Irene y yo también follamos. Tenía una pusa empapada pero no tan apretada como la de Victoria (seguro por los hijos que tenía) pero deliciosa y follar con ella fue muy agradable. Esa noche cogimos todo lo que pudimos e hicimos de todo. Y a nivel bisexual, Irene y Victoria sí se mamaron, sobaron, hicieron varios 69 y algunas tijeras y pajas con sus dedos. Fue un intercambio muy agradable. 

Con Irene y Carlos tuvimos una relación de varios meses y cogíamos bastante seguido (en las ocasiones en que no cogíamos con nuestros otros "amantes". Y no los "unimos" a nuestro grupo swinger porque teníamos la sensación de que en la relación matrimonial de Irene y Carlos había "algo" que no estaba bien). Después de esos primeros meses ellos se empezaron a apartar y nos daban excusas para no reunirnos. Nosotros no insistimos y por un tiempo casi que desaparecieron. Hasta que yo recibí una llamada de Carlos y me contó que se estaba divorciando de Irene. Que a pesar de la gran vida sexual que tenían (como pareja y también como swingers porque cogían con muchas otras personas y parejas) él se había "enamorado" de una joven muchos años menor... y que Irene lo descubrió y no le perdonó esa infidelidad porque definitivamente no era una relación de sexo sino que ya Carlos había involucrado otros sentimientos e incluso engañaba a Irene y le ocultaba lo que pasaba. Allí acabó nuestra relación con ellos. Y con el tiempo confirmamos que sí se habían divorciado, que de todos modos el nuevo amor de Carlos por la jovencita no había llegado a nada y también habían terminado.

Con el paso de varios años Carlos me volvió a contactar por Whatsapp y me contó que mucho tiempo después de divorciarse de Irene, él se había casado con otra mujer... y que ella no sabía nada de su pasado ni aceptaba sus ideas sexuales swinger, mucho menos hacer intercambios. Nos escribimos bastante en ese tiempo y yo le contaba algo de nuestras aventuras y eso a él le fascinaba... así que me contó que el sexo con su nueva esposa era muy malo, limitado, escaso... que apenas le daba una mamada una vez a la semana y nada más... y con el tiempo ya no tenían ningún contacto sexual. Carlos me pidió hacer un trío con nosotros para aliviar su carga sexual, pero que tendría que ser a escondidas y mintiendo a su esposa. Eso definitivamente es algo que no hacemos y le dijimos que no. Así que por un tiempo su único desahogo sexual era pajearse mientras yo le contaba cómo cogíamos y le enseñaba fotos (editando las caras de todos los participantes y nunca revelando quiénes eran... y con conocimiento de todos que yo le compartía esas fotos).

Continuará...


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