Otras experiencias swinger, buenas y malas Parte 6

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Mi esposa Victoria y Carla la de Diego, cogiendo como desesperadas a nuestro lado. Diego gozando el espectáculo de lesbianas y yo, gozando acariciando todo su cuerpo y mamando su verga; que de ser chiquita y aguada en mi boca, pasó a ser un tubo de carne caliente. Deliciosa pija. Todas las que he mamado me han encantado, pero la de Diego tenía algo especial. Era del tamaño y grueso justo para ser cómoda de mamar, el olor a piel era delicioso y la cantidad de precum que sacaba era más que el de los otros. Pegajoso, transparente, de olor y sabor suave. 

Ya Carla y mi mujer habían tenido varios orgasmos chupándose y metiéndose los dedos entre la pusa, y como Victoria le metió un dedo entre el culo a Carla, esta también lo hizo con el ano de mi mujer. Quizá no lo planearon así, pero se estaban lubricando y dilatando los culos. Perfecto para lo que seguiría.

Por supuesto que me hubiera encantado seguir mamando la verga de Diego porque era adictiva, pero yo quería que él tuviera todo el placer que pudiera con esta vida swinger; y cuando su verga ya estaba muy parada y chorreando precum y mi saliva, muy cerca de su oído le dije que aprovechara ahorita y le metiera la verga a mi mujer en el culo. Él me vio como con sorpresa y sonrió agradecido. Yo le confirmé que a Victoria eso le encantaba... y que sería delicioso para ella si él le metía la pija en el ano al mismo tiempo que Carla le chupaba la pusa. Y que como Victoria estaba arriba de Carla y eso dejaba sus nalgas paradas y listas para que se la cogieran por el ano, que lo hiciera... despacio y suave... y que seguro Victoria le iría dando "instrucciones" según ella sintiera la penetración anal. Y que ya teniendo adentro la verga le podía dar con confianza y que se gozara el culo de mi mujer. 

Diego no perdió ni un segundo y se acomodó atrás de mi mujer (mientras su propia esposa seguía abajo de Victoria y le mamaba la pusa) y le acarició las nalgas y se las abrió. Era una imagen impresionante ver a aquel hombre, tan alto y delgado agarrarse la verga parada y apuntarla al ano rosado y lampiño de mi esposa. Era una escena digna de la mejor película porno. Un 69 entre dos mujeres maduras y muy bellas y deseables, y un hombre, desnudo y enorme, con las piernas dobladas para que su pija estuviera a la altura del culo de mi esposa... y listo para meterle la verga en el ano.

Ya Victoria tenía el ano dilatado por los dedos de Carla, así que no fue difícil para Diego meterle toda la verga y pronto sus pelos púbicos, negros y gruesos estaban apoyados en las nalgas blancas de mi mujer. Primero escupió sobre su ano y lo tocó, como acariciándolo y no perdió la oportunidad de meterle dos dedos. Primero uno y después el otro. Los metía y sacaba y los rotaba y movía en todas direcciones... no porque Victoria necesitara dilatar más su culo sino como cumpliendo una fantasía largamente deseada por él. Al final puso el glande en la entrada del ano y empujó... y lento pero sin pausa su verga entró hasta el fondo. Victoria sollozaba de placer... la mamada de pusa que Carla le daba y lo mucho que le gusta a mi mujer que le metan algo entre el culo, la hacía tener un orgasmo tras otro (Después Carla nos contó que le había impresionado la cantidad de jugo que sacaba mi mujer por la pusa... y que fue aún más cuando Diego la enculó). 

Yo me coloqué de forma que admiraba lo que hacían entre los tres... y por supuesto la verga se me volvió a parar y a sacar precum (que yo agarraba y me lo llevaba a la lengua para sentir su sabor). Una mujer le mamaba la pusa a mi esposa, al mismo tiempo que otro hombre se la cogía por el culo. Era un sueño hecho realidad (que aunque ya lo habíamos hecho muchas veces con nuestros otros "amigos", siempre era como verlo por primera vez).

Carla, Victoria y Diego estuvieron cogiendo en esa posición como 15 minutos, en los que mi esposa tuvo miles de orgasmos; y Diego con un gran grito, metía y sacaba su verga del culo de mi mujer como que si estuviera poseído... y se vino llenando su recto con su semen caliente. Y cuando al fin le sacó la verga, gotas de semen cayeron en la cara de Carla. En realidad era una posición "incómoda" y no sé cómo resistieron tanto tiempo... aunque la que más "cómoda" estaba era mi mujer; mientras Carla tenía el peso de ambos cuerpos y Diego tenía las piernas dobladas y sosteniendo su peso... incómodo pero delicioso.

Los tres se acostaron juntos... pero... Carla estaba hirviendo de nuevo (y es que sin darse cuenta, mi mujer dejó de chuparle la pusa cuando empezó a sentir tanto placer con la mamada que Carla le daba y la verga de Diego enterrada en su culo... y eso dejó "a medias" a Carla). E inmediatamente me vio y como yo ya tenía la verga parada y me la sobaba despacio... Carla dijo que ahora era su turno... que quería lo mismo. Que repitiéramos esa posición con ella. Así que se puso encima de Victoria y casi que enterró su pusa en la boca de mi mujer, que inmediatamente sacó su lengua y empezó a mamarla. Yo la coloqué de forma que sus nalgas expusieran su ano... escupí y empecé a dilatarle el culo con mis dedos. Un ano muy apretado, muy moreno, casi negro y con bastantes pelos negros alrededor. Arrugado. Olía delicioso, como deben oler los culos de mujeres calientes. 

Me acerqué a sus nalgas y se las besé, lamí y acaricié. Y metí mi lengua en su hoyo trasero. Lo más profundo que pude. Y después empecé a meterle la verga. Poco a poco, suave, despacio (ya sabía que ellos habían practicado sexo anal muy pocas veces... y aunque a Carla le había parecido placentero, nunca había tenido un orgasmo anal). Así que fue como desvirgarle el ano. Un culo nuevo para mí. Una verga nueva para Carla.

Cuando mis pelos púbicos chocaron con sus nalgas, dejé que se acomodara a mi verga y que en su culo pasara la sensación molesta (aunque no tuvo dolor sí sentía "algo" muy "raro"). Y empecé a meter y sacar mi verga un poco a la vez... hasta que pude incrementar el ritmo y ella empezó a sentir "rico". Me la cogí así unos 10 minutos hasta que ella me pidió que "terminara" ya... entonces me concentré en mi orgasmo y le llené de semen los intestinos. Ella no tuvo un orgasmo pero sí le gustó mucho, tanto que estaba segura que querría más y que el sexo anal sería parte de su vida sexual de ahora en adelante. 

Victoria le mamó el culo y chupó mi semen. Yo le puse la verga a Diego en la cara...

Continuará...


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