Intercambio con Luz Gloria y Juan Manuel Parte 4

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Con Juan Manuel estuvimos quizá una media hora platicando del sexo que habíamos tenido, con nuestras esposas, antes de casarnos y también fuera del matrimonio. Eran experiencias con hombres y con mujeres. Y Juan Manuel, como yo, había tenido sexo con hombres desde su juventud y por eso le encantaba. Esa plática nos disparó de nuevo las hormonas y como no habíamos dejado de acariciarnos, de besarnos, de chuparnos, de olernos mientras que hablábamos, nuestras vergas ya se habían recuperado y muy pronto las teníamos paradas de nuevo.

Juan Manuel me dijo que nunca ningún otro hombre se lo había cogido como yo lo había hecho. Que sí, que había sido muy satisfactorio pero que ninguno se "entregó" como yo lo hice. Nunca lo habían olido a profundidad o acariciado o lamido como lo hice yo... y que quería volver a sentir eso. Así que inmediatamente me puse a olerlo, a sobarlo y lamerlo... y al mismo tiempo le decía las cosas más eróticas y sucias (como me encanta hacerlo con mi mujer y con todos los hombres y mujeres con los que he cogido) y me metí bajo sus brazos, entre sus axilas y yo gozaba con el olor a su piel y a su sudor, jalando sus pelos con mis dedos y también chupándolos y sintiendo ese maravilloso olor y sabor. Le dejé todo el cuerpo empapado y pegajoso con mi saliva... pero me faltaba algo que no habíamos hecho en la primera parte de este encuentro. Todavía no le había tocado bien con mis dedos, mucho menos olido y mamado el culo. Eso le fascinó a él cuando le pedí que se acostara sobre su pecho y que me diera acceso total a su espalda, nalgas y culo. Le puse una almohada abajo del pubis y sus nalgas se elevaron y quedaron en la posición perfecta para mamarle el ano... y si él lo aceptaba, meterle la verga. Nunca había deseado tanto poseer a otro hombre como lo hacía en ese momento con Juan Manuel (y sus comentarios y quejidos con "acento" colombiano me ponían más caliente con todo lo que me decía). Le acaricié y le toqué y le olí y mamé la espalda, los muslos, las piernas y los pies... casi brincaba cuando metí los dedos de sus pies a mi boca y se los chupaba como que si fueran vergas chiquitas. Le sabían y olían delicioso, a limpio y a piel de hombre. 

Le acaricié las nalgas y le dije que me encantaba el tamaño grande y lo gordas y suaves que eran... se las abrí y le vi el ano por primera vez. Muy arrugado y café, con una cantidad regular de pelos negros alrededor. Y el olor. El olor era embriagante. Olía a culo. Una mezcla de limpio con piel y ese olorcito acre de todos los culos. Un olor delicioso, más fuerte que los culos de la mayoría de las mujeres y eso me encantó. Se lo sobé, lo acaricié, cada arruga, y con mis dedos lo fui abriendo... el interior era rosado oscuro y se veía muy apretado (a pesar que me dijo que ya le habían metido muchas vergas y algunas habían sido bastante grandes y gordas). Puse mi cara dentro de sus nalgas y le mamé el ano. Sabía delicioso, era igual al olor pero ahora en formato "sabor". Le metí la lengua lo más hondo que pude y casi que le hacía una paja comiéndole el culo. Él ya se retorcía y me pedía más... así que me llené un dedo con saliva y también escupí en su hoyo... le metí el dedo y entró muy fácil y rápido, así que metí otro y otro más. Con esos tres dedos dentro de su recto, empecé a meterlos y a sacarlos y al mismo tiempo a rotarlos para abrir y relajar más su esfínter trasero. Él gemía casi en un tono femenino y eso me puso aún más caliente por él y su culo. Cuando empezó a levantar su trasero para que mis dedos entraran más, los saqué y me puse encima de él y dirigí mi verga a su hoyo. Apunté con mi glande y él abrió más sus nalgas e hizo presión pujando, para abrir el ano... eso hizo que le saliera aire... y le dije que me encantaban esos pedos ya fuera en culos de hombres o de mujeres... puse la punta de mi verga y presioné... y entró fácil... así que no me detuve... y aunque lo hice suave y lento, lo hice más para prolongar el placer de la penetración que por evitar que le doliera o molestara... y pronto los pelos de mi pubis toparon con sus nalgas... mis seis pulgadas estaban hasta el fondo de su culo. Él suspiraba y me decía que era mío, que sería mi puta cada vez que yo quisiera... que quería mi verga siempre dentro de sus intestinos... que me pertenecía... que le fascinaba mi verga... y que sería mi putita y yo su hombre... y así empecé a meter y sacar mi verga de su culo... escupiendo de vez en cuando para mantener lubricado el ano. Me acosté sobre su espalda y eso me dio la oportunidad de seguir tocando sus axilas peludas que tanto me excitaban y también de besarlo y sentir su lengua y su saliva. Yo también le decía todo lo que sentía y lo mucho que él me excitaba y que también quería seguir cogiendo con él cada vez que pudiera. Y que por mi esposa Victoria yo sabía que no habría problema... que yo le contaría todo a ella y que se volvería loca de placer (como así fue). 

Quizá le estuve metiendo y sacando la verga del culo unos 15 minutos... y mi orgasmo empezó a crecer. Se lo dije y me pidió, me rogó, me ordenó que le llenara el recto con mi semen. Que quería confirmar así que me lo había cogido y que ahora era mío. Y me vine... montones de semen. Él gritaba que sentía mi semen caliente, que era delicioso. Y tuve un orgasmo enorme. 

Cuando le saqué mi verga chiquita, él se tiró inmediatamente a chuparla... me la lamió y chupó el semen que quedaba y seguro también sintió el sabor y el olor de su propio culo. Delicioso. Y cuando terminó de chuparme la verga, me di cuenta que la de él estaba enorme, congestionada, durísima y tan parada que parecía que estallaría. Le goteaba precum... y me dijo que no le faltaba mucho para venirse también. Le pregunté que qué quería que le hiciera o que dónde quería terminar... y tímidamente me preguntó si yo lo dejaría meterme la verga en el culo... que me deseaba enormemente... yo ni le contesté, simplemente tomé la misma posición que él había tenido cuando me lo cogí y me separé las nalgas, dejando ver mi ano, café, arrugado y muy peludo. Él se tiró a lamerme y olerme el culo y me metió un par de dedos... y escupiendo en mi culo y en su verga, la puso en mi ano... yo me relajé todo lo que pude... y la verga entró.

Continará... 


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