Mi casi primera vez Parte 2

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Allí estaba yo. Desnudo. A media cocina de nuestra casa. Sobando las tetas de Marta, la mujer cuarentona que hacía la limpieza... y que hacía pocos minutos me había visto desnudo, pajeándome viendo revistas porno. Y la que después de salir "huyendo" de mi cuarto por haber entrado sin tocar la puerta, ahora me estaba dejando que le magreara las tetas y ella se restregaba las nalgas contra mi pija parada.

Cuando metí mi nariz en su cuello y sentí su olor, a sudor y a crema Nivea, me volví loco del placer. Definitivamente una mujer olía muy diferente a Gustavo (mi compañero de colegios y de pajas y mamadas de verga). Mis manos metidas bajo su brasier y tocando las primeras tetas y pezones femeninos. Estoy seguro que yo le jalaba muy duro los pezones, pero Marta no se quejaba, al contrario, sus gemidos y suspiros crecían más y más. Y sus nalgas contra mi verga me volvían loco, aunque estuvieran bajo la tela de su falda y seguro bajo su calzón.

Por la parte que ella misma abrió de su blusa, saqué sus tetas... y las vi por primera vez. Grandes, gordas, aguadas, muy pesadas y su piel era suave, tersa y llena de poros que hacían que tuviera "piel de gallina"... yo era un manojo de nervios... y aunque no sabía lo que hacía, por falta de experiencia con una mujer, hice más o menos lo mismo que con Gustavo... y la acaricié, le jalé los pezones (incluso sentí algunos pelos alrededor de sus pezones y cuando los vi, me encantaron, eran negros y largos... algo muy diferente del pecho lampiño de Gustavo) y sentí sus grandes globos en mis manos y su piel salía por un lado de mis dedos. Marta gemía más y más y empecé a sentir un "olor" delicioso... y me di cuenta que ella estaba sudando... seguro por el placer y también por los nervios. Ese olor me volvió más loco de placer y sentí que hasta sus pechos se humedecían... pero también había ya otro olor en el aire... y aunque no tenía ninguna experiencia real, el porno sí me había "enseñado" que las pusas se mojaban y que el olor era maravilloso... y yo estaba ansioso de sentirlo y comprobar por mí mismo, mi gran gusto por los olores sexuales (ya con Gustavo no olíamos y cuando sudábamos nos encantaba, además el olor de nuestros cuerpos, de nuestras vergas y culos, y especialmente de nuestro semen, nos fascinaba). Yo quería poder mamar mi primera pusa esa vez... pero no por eso iría muy rápido. Quería disfrutar todo lo que pudiera... antes que acabara. No fuera a ser que esa fuera la primera... y la única vez que lo haría con Marta.

Como pude, después de admirar sus tetas de mujer cuarentona, acerqué mi cara a uno de sus pechos y lo empecé a oler y a pasar mi cara sobre él... sentí lo húmedo de su sudor y el olor que sacaba... y pronto mi lengua empezó a llenar de saliva ese enorme globo de piel... y cuando llegué a su pezón y me lo metí en la boca, no podía creer lo grande y duro que se sentía... no había ni comparación con los pezones diminutos de Gustavo... aunque el color moreno oscuro sí era casi igual en Marta que en Gustavo. Y me puse a mamar, a chupar, a morder su pezón... y ella gemía más fuerte... y empecé a cambiar de pecho y de pezón... y pronto sus pechos estaban empapados con mi saliva (olor que me encantó... mi saliva y su piel y su sudor).

Mientras yo le mamaba las tetas, ella se quitó la blusa y también desabrochó el brasier... y quedó desnuda del torso frente a mí. Fue el primer momento en que nos vimos directo a los ojos... y no dijimos nada. Ella definitivamente se estaba exhibiendo frente a mí... para mí. Era el más perfecto retrato de una mujer caliente que muestra con orgullo su cuerpo desnudo a su hombre. Me encantó su seguridad y al ver la mirada que tenía, casi que "asustaba"... era una mirada de una mujer hirviendo y deseosa por tener sexo... por ser cogida. Y por supuesto que Marta en ningún momento me había soltado la verga... y hasta se oía el ruido líquido de mi precum cuando lo regaba en mi pija y sobaba sus dedos por mi palo duro.

Definitivamente ella sabía que ella era la mujer madura y yo el adolescente inexperimentado, y en ese momento ella tomó la iniciativa. Se separó de mí y como modelando, se quitó la falda y la dejó caer al piso y la aventó con un pie. Quedó frente a mí, desnuda del pecho... y con un calzón blanco y que transparentaba una mata de pelos negros entre sus piernas y pubis... incluso muchos pelos salían por la orilla en su entrepierna. El olor a pusa se intensificó... y yo estaba como loco... la verga casi que se movía sola, con espasmos y gotas de precum salían y dejaban brillante mi glande. Yo estaba más caliente que nunca. Ni la mejor paja ni la mejor mamada de Gustavo me habían calentado tanto como esta señora cuarentona.

Marta se fue bajando lentamente el calzón y pronto pude ver mi primera mujer desnuda real. Peluda de la pusa (hasta tenía un camino de pelos negros que subía desde la mata hasta el ombligo, y que también cubrían sus muslos en la entrepierna... y bajando la vista me fijé que Marta no se rasuraba las piernas... y sus muslos tenían un fino vello oscuro... pero sus pantorrillas sí estaban cubiertas por muchos pelos... que siempre se habían ocultado bajo su ropa).

Allí quedó desnuda. Ahora los dos estábamos en igualdad de condiciones. Y me di cuenta que ella, al igual que yo lo hacía con ella, miraba mi cuerpo desnudo, de arriba a abajo... y me dijo que le encantaba que a pesar de mi edad, ya tenía mucho pelo en el cuerpo... y que el tamaño y forma de mi verga (y sí, dijo la palabra " verga") le encantaban. Y ya no habló más. Simplemente se acercó a mí y nos abrazamos y frotamos nuestros cuerpos desnudos. Era una delicia lo que sentía en mi verga al rozar su piel desnuda... no tenía comparación de cuando lo hacíamos con Gustavo, especialmente porque las tetas enormes de Marta demostraban que era un cuerpo de mujer madura.

Sin decir nada, ella rompió el abrazo... y empezó a besar mi pecho. Me chupó y mordió los pezones (algo que me vuelve loco) y poco a poco siguió bajando por mi abdomen... y yo sentía sus labios y su lengua y lo mojado del rastro de saliva que estaba dejando en mi cuerpo. Y casi me hizo brincar cuando llegó a mi pubis y enterró su cara entre los pelos de mi verga... los jaló y los chupó por unos minutos... y pronto sentí cómo me agarró la verga y la dirigió con sus dedos hacia su cara... la olió y dándome besitos en la pija, abrió la boca y sacó la lengua...

Continuará...


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