Mi casi primera vez Parte 3

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Marta desnuda. Yo desnudo. Los dos a media cocina de mi casa. Ella una cuarentona que hacía la limpieza para nuestra familia. Yo un adolescente sin experiencia con mujeres (aunque tenía bastante con Gustavo, mi compañero de colegio, con el que nos pajeábamos y mamábamos y casi que hacíamos de todo. Y es que en ese momento, nunca nos habíamos penetrado el culo... aunque poco después lo haríamos y nos encantaría también).

Marta se puso de rodillas y después de besarme y olerme la verga y pasarla por toda su cara, abrió la boca y sacó la lengua... y me llenó de su saliva la pija... y cuando ya no aguantó, se la metió en la boca. Por supuesto que con Gustavo nos mamábamos las vergas y era delicioso venirnos dentro de la boca del otro... así que cuando Marta me chupó la verga, no fue algo nuevo o desconocido... pero ahora era "diferente". Era una mujer la que me estaba mamando la pija... y eso lo volvió aún más erótico y morboso... que una cuarentona le mamara la pija a un adolescente era una fantasía hecha realidad.

Marta se metía y sacaba mi verga de la boca, la llenaba de saliva y me la chupaba... mil veces mejor que Gustavo. Manejaba sus labios, su lengua y sus dientes con gran maestría... además ver que mi verga entraba y salía de la boca de una mujer madura, era un sueño cumplido. Pero de repente Marta dejó de mamarme la pija... volvió a subir por mi cuerpo, con su lengua llenando de saliva mi piel... volvió a prenderse y a mamar y morder mis pezones... y sin decir nada, metió su cara bajo mis brazos y empezó a oler y a mamar mis axilas peludas (dándome una idea de que yo debería hacerlo con ella también). Y entonces nos besamos por primera vez. Llevó su boca a la mía, no suavemente sino con gran pasión y calentura. Era un beso millones de veces más erótico que los que nos dábamos con Gustavo. Era un beso sin inhibiciones de ninguna clase. Yo sentía su lengua llena de saliva pegajosa y muy olorosa... el sabor de su saliva era muy diferente al de Gustavo, y me encantó. Marta siguió agarrando mi verga, pero no la movía (después me dijo que no quería que yo me viniera muy rápido... y que en todo caso, quería mi semen por primera vez en su boca. Que le encantaba el olor y el sabor del semen y que tenía mucho tiempo de no mamar una verga así).

Mientras nos besábamos y chupábamos las lenguas, yo con una mano le agarraba una teta y fui bajando la otra por su abdomen y me entretuve un rato jalando los pelos de su pubis y sintiendo lo peluda que era... y doblando un poco mi cuerpo, logré meter la mano entre sus piernas. Un bosque de pelos negros y gruesos ocultaban su pusa... pero cuando llegué sentí que estaba empapada y que mis dedos inmediatamente estaban llenos de su jugo... y sentí unos labios vaginales salidos, grandes, colgantes... y su vagina era muy grande, abierta, algo floja (seguro por los hijos que había tenido) pero deliciosa. Total era la primera pusa que tocaba... y me encantó. Y como había aprendido en el porno y por lo que platicábamos con Gustavo, jalé sus labios vaginales y froté donde yo pensaba que estaba su clítoris... y no me equivoqué. Marta tembló de gusto y aunque no tenía un clítoris enorme, sí era lo suficientemente grande como para saber que ese era su "botoncito" del placer.

Sus besos se volvieron más frenéticos y sus gemidos muy fuertes y profundos... y yo metía y sacaba mis dedos de su pusa... o restregaba y jalaba sus labios vaginales o frotaba su clítoris. Pensé que le gustaba la paja que yo le hacía... pero Marta dejó de besarme y se separó de mí... y agarró mi cabeza y la presionó para que bajara... y por supuesto que entendí inmediatamente su "mensaje"... bajé mi cara... chupé un momento sus pechos y pezones... levanté sus brazos y metí mi cara en sus axilas... y sentí el olor y el sabor de su sudor y era otra fantasía cumplida... no estaba rasurada recientemente, así que había pequeños pelos negros creciendo... y eso me encantó. Del porno me fascinaban las mujeres que no se rasuran el cuerpo y ansiaba sentir el olor y chupar unas axilas peludas. Pensé que con el tiempo ella no se rasuraría y cumpliría mi deseo.

Bajé mi cabeza, con la lengua de fuera y llenando de saliva su abdomen y pubis, y llegué a la enorme mata de pelos negros... ella abrió las piernas y yo enterré mi cara en su pusa. Fue algo maravilloso. El olor era fuertísimo. Un olor delicioso como nunca había sentido. Y pronto metí mi lengua en su pusa... y el sabor fue un sueño cumplido. Y la mamé como loco. Chupaba sus labios vaginales y los mordía. Trataba de meter la lengua hasta el fondo de su pusa. Y con mi lengua y labios "mordía" su clítoris.

Marta con más experiencia, se separó de mí... y se sentó en la mesa de la cocina... se recostó y eso hizo que yo pudiera contemplar plenamente su pusa abierta, peluda, empapada, de piel morena pero labios vaginales y útero muy rojos y brillantes... era la imagen de una puta caliente abierta para que su hombre le mame el coño o le meta la verga. Pero como beneficio adicional de esa posición, su culo quedó expuesto. Entre nalgas grandes y aguadas, de piel morena, se veía su ano. Muy negro. Lleno de arrugas... y con muchos pelos negros alrededor. Un culo de mujer, no como el de Gustavo que era un adolescente lampiño. Y por supuesto que también empecé a tocarle el culo con mis dedos... y con mi lengua. Alternaba entre mamarle la pusa y el culo. Marta gemía más y más... y pronto se volvió loca... y empezó a decir todas las vulgaridades que sabía... palabras de calentura y sin tabúes... nunca me imaginé que esa mujer cuarentona y que se veía tan recatada fuera una puta tan caliente y entregada a coger. Me fascinó que lo hiciera.

Yo redoblé mis esfuerzos con mi lengua y con mis dedos. Mi lengua y labios chupando (literalmente sorbiendo su clítoris como con un popote) y unos dedos entre su vagina y otros en su culo. Y fue muy pronto que empecé a sentir como me "mordía" los dedos... primero los de la pusa y después los que le tenía metidos en el ano... eran espasmos (más o menos como nos pasaba con Gustavo y estábamos a punto de venirnos. Así que ya sabía lo que vendría a continuación). Y ella me agarró la cabeza, la empujó fuerte contra su pusa y la movía en el ritmo que quería... y al mismo tiempo oí sus gritos de placer y sentí un gran chorro de líquido entrar en mi boca y empapar mi cara... ella restregaba su pusa contra mi cara y yo le metía duro y rápido los dedos...

Continuará...


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