EL TÍO MALAS PULGAS.

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 EL TIO MALAS PULGAS.Alla por los años1950
 Regresaba del pueblo cercano a pie, al que fui para arreglar uno papeles al ayuntamiento.
     A un km encontré a una rapaza al lado del camino junto a su burro, la pobre estaba bastante deteriorada, el burro había tropezado y ella terminó en el suelo con un buen golpe.     Me ofrecí para ayudarla, ella tímidamente contestó que se las arreglaría sola, tratando de levantarse se volvió a caer, Entonces ya permitió mi ayuda para poder subir al burro y seguir camino al pueblo.
     La habían mandado sus padres al huerto, con una cesta para que llevara lo que allí cultivaban, patatas, pepinos, pimientos, tomates y algo más. Casi sufría más por el deterioro de las verduras que por su caída por temor al castigo.
     Recogidas las verduras, le ayude a subir al burro, aconsejando que montara con las piernas abiertas que proporciona más seguridad que montar de lado, manera que usaban las mujeres en esos tiempos al no usar pantalones.
    Sujetando la cesta con una mano y la otra la correa del burro al menor tropiezo del burro caían al suelo.
    Despacio y sin más contratiempos llegamos a su casa. Su padre nos recibió con no muy buenas maneras,  a ella le soltó un sermón por payasa, a mí me dijo que pasara a la cocina que tenía que hablar conmigo unas palabras sobre el caso. 
    Me senté pensando que era para darme un vaso de vino y alguna galleta. Una muestra de agradecimiento y preguntar qué había pasado.
     Sin habla me dejo cuando me dice ¿Qué le hiciste a mi hija para ponerla de esa facha?         Allí me quedé pegado a la silla sin saber que responder, mi lengua se pegó al cielo de la boca y mis ojos se nublaron, pensé que era un mal sueño.
    Entre brumas escuché que como se quedara en estado y no me casara con ella me buscaría aunque me escondiera en el fin del mundo, me cortaría los huevos y después me pegaría dos tiros. Ningún cabrón que deshonra a su hija se escapa sin recibir un castigo.
    Yo no reaccionaba y muerto de miedo no sabía decir nada en mi defensa.
     Menos mal que apareció la madre y la hija, esa fue mi salvación al decirle que yo era un buen chaval, que casi éramos de la familia y no era lo que el pensaba que me dejara ir en paz y me diera las gracias. Frunció el ceño y dijo, largo de mi casa.
    Escapé como alma que lleva el diablo, creo que batí el récord de la distancia entre los dos pueblos a todo correr.
     Al contar la aventura en casa, me dicen que soy un poco tonto, al no saber que entre los pueblos no se llevaban bien de toda la vida y ese hombre tenía muy malas pulgas.
     Eso no te hubiera pasado si la dejas a la entrada del pueblo antes de llegar a su casa.
     Pasaron unos años. Hija y madre las encontré en una feria de otro pueblo, me saludaron pidiendo perdón por el comportamiento del padre, invitándome a merendar en su casa la próxima vez que fuera a su pueblo
     La chica bien arreglada estaba de pan y moja. Madura con colores de manzana y unas peras de primera, me hace dudar si aceptar su invitación, pero la sombra del padre se interpuso y amablemente rechazo la invitación. Recordando ese refrán.
     El gato escaldado del agua fría huye..


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